Capítulo 7

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Capítulo 7

Daxon se levanta y yo también, no dejo de observarlo a pesar de que en ocasiones desvía su mirada hacia otra parte. Por fin detiene su mirada sobre mí y aparece una pequeña sonrisa en su rosto, ocasionando picazón en mis manos por querer tocar sus labios.

-Creo que al fin me encontraste- cruza sus brazos y mis ojos se fijan en sus músculos tensionados por un momento, pero vuelvo mi vista a sus ojos.

-No voy a negar que te busqué, pero esto es una mera coincidencia- contesto sin mentir, cruzando también mis brazos pero aun sosteniendo mi canasto con productos.

Me agacho nuevamente hacia las acuarelas y tomo mi caja favorita, es accesible y de calidad. Se la entrego y el observa el objeto con confusión.

-Compra esa, es la mejor de aquí- con seriedad observa las acuarelas, buscándoles algún error hasta que al final su mirada vuelve a mí.

Me sonríe y da media vuelta para ir hasta el cajero, me ignora completamente. Mi mandíbula se tensa y me dispongo a seguirlo rápidamente, a la mierda los bastidores.

No lleva su uniforme...

Daxon se desconcentra observando unos pinceles y yo a velocidad luz voy hasta el cajero, antes que el para que no pueda escapar. La mujer comienza a contar los productos de mi canasta, suma cada uno pero no me concentro, observo por encima de mi hombro y ahí está el, lazando dagas a mi nuca con su feroz mirada, pero me desconcierta que se esté formando una mueca parecida a una sonrisa en sus labios.

-Serían $150- asiento a la mujer sonriente, volviendo a la realidad y sacando mi cartera para otorgarle los billetes justos, le sonrío de vuelta y me retiro del lugar sin mirar atrás, pero espero afuera al oficial, con miles de emociones asaltando mi corazón, que está tan acelerado como si hubiera corrido un maratón.

El hombre sale por fin con una pequeña bolsa a comparación de la mía, estaba desconcertado de verme fuera, como si lo hubiera estado esperando, que efectivamente es así. Me armo de valor y le pregunto lo que estuve pensando todo este rato que estuve afuera.

-Oficial, ¿me llevaría a mi hogar?- pregunto, con humor en mis palabras y una sonrisa plasmada en mi rostro.

-No estoy de servicio- contesta de forma seca, me apoyo relajadamente sobre la pared que estaba detrás de mí, con aires de seguridad y una sonrisa.

-Sigues siendo un oficial, ¿dejarías sola en este entorno peligroso, a una muchacha bonita, joven y con cosas pesadas en sus manos? ¿Qué tan culpable te sentirías si me llega a pasar algo?- mojo mis labios y no aparto mi mirada de él, hasta que logro notar una nueva expresión en su rostro.

Logro manipularlo.

Hace una seña con su cabeza, aceptando que lo siga. Sonrío siguiéndolo, a pesar de su indiferencia ante mí, en ocasiones observa por detrás si sigo junto a él, tal vez comprueba de que no me vaya y le haga una mala broma.

O tal vez comprueba de que no intente matarlo.

Al llegar al estacionamiento de autos, el saca de sus vaqueros una llave, ubica su auto y le saca el seguro. Abre en silencio la puerta trasera para mí, muerdo mi labio sin mirarlo, está dificultando mi interacción con él.

-Iré a un lugar primero, luego te llevo a tu casa- asiento con una sonrisa inocente y abro la ventanilla para poder obtener aire fresco, me observa un momento por el espejo retrovisor del vehículo pero rápidamente vuelve su vista al frente.

Salimos del centro y recorremos sitios que conozco apenas un poco, desde donde me encuentro observo al hombre que maneja, toma el volante con una sola mano y su otro brazo se encuentra apoyado donde estaría la ventanilla, estaba relajado y pensativo, en ocasiones mordía su pulgar de la mano izquierda. Mis labios se secan de solo mirarlo unos minutos, cualquier posición que tomaba lo hacía más atractivo, nunca voy a negar que este hombre esté muy bueno.

Al pasar el rato, estaciona frente a una casa bonita con linda vegetación, frunzo el ceño, tal vez era su casa. Daxon se toma su tiempo, quiero creer que estaba batallando si bajar del auto o no, entonces mientras este pensaba la puerta principal de la casa es abierta lentamente y de esta sale una mujer mayor, un poco pálida a nivel enfermizo pero muy bien maquillada, hasta con un peinado elegante.

El policía baja rápidamente junto a las acuarelas y trota hacia donde se encuentra la mujer. La escena es bastante agradable, él la abraza con mucho sentimiento pero se le dificulta ya que ella tiene entre sus brazos un tupper mediano. Él le entrega las acuarelas y el rostro de la mujer se ilumina, abraza nuevamente a Daxon y le entrega lo que tiene en sus manos. Luego de unos minutos se despiden y vuelve trotando al auto.

Estaba un poco interesada en lo que acabo de presenciar, quiero creer que es su madre, se la veía un poco enferma pero radiante al mismo tiempo, como si quisiera utilizar completamente sus días con mucha alegría, aunque fueran los últimos.

-Puedes comer si quieres- entrecierro mis ojos rasgados, tomo delicadamente el recipiente que anteriormente tenía la mujer y observo su interior, budín. Según el exquisito olor, es de naranja.

Tomo una rodaja y degusto totalmente la masa esponjosa y sabrosa, cierro los ojos disfrutando. Dax me observa nuevamente por el espejo, pero al hacer contacto retira la mirada.

-Comisaria nueve, aguarda la presencia urgente del oficial Müller- exclama una voz robótica dentro del radio, presto atención y observo como Daxon traga con dificultad, luego de unos segundos aparento indiferencia y vuelvo mi vista a la ventana.

Pero en realidad, mi mente bailaba al tener conocimiento de donde trabaja, y su apellido.

En silencio me deja en mi casa, sin necesidad de comentarle mi dirección, me despido del hombre con una sonrisa y entro a mi hogar, con el corazón acelerado y miles de ideas en mi cabeza.

ANISSA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora