Capítulo 8
Hoy tengo una clase importante en la universidad, debo estar presente porque es necesario para mis calificaciones. Apenas está saliendo el sol, es temprano y comienzo a cursar a las siete de la mañana.
Estoy enfadada conmigo misma, estuve distraída y dejando a un lado mis trabajos pendientes, pensar en el oficial es un trabajo de horario completo. A pesar de que hace un día lo vi por segunda vez, fue suficiente para desestabilizar mi vida organizada e ignorar a una mujer morena muy importante, Isabella.
Preparo en silencio mi bolso llevando lo más necesario y sencillo posible. Estoy vestida de lo más casual que encontré, tenía que ir y necesitaba estar cómoda.
Observo la hora, seis y media. Estaba a tiempo para tomarme en un trago él café negro de siempre, así que voy a la cocina y bebo de una pequeña taza el líquido amargo. Ya lista para irme de la casa voy directamente a la parada más cercana para tomar el transporte público.
Diez de la mañana.
Estoy por fin llegando a mi casa después de observar la hora en el celular de una mujer, luego de una clase intensa de historia del arte que realmente no quería oír, donde tuve que tomar notas lo mejor posible.
Estaba a tiempo de hacer lo que tengo planeado.
Dejo mi bolso sobre los sillones y voy hacia la cocina, dispuesta a algo que nunca pensé que haría.
Tomo los ingredientes de a uno, harina; huevo; leche...
Principalmente naranjas.
Preparo lo que estuve pensando toda la mañana, la esencia de la fruta se encuentra en todo el ambiente, sonrío con superación, dispuesta a pensar que la receta saldrá mejor de lo que pensaba.
Luego de unos cuantos minutos la masa estaba lista y bien cocinada, en ese momento decido preparar un café negro, cuando está tal como me gusta lo vierto sobre un recipiente desechable que había comprado antes de llegar a casa.
Al estar satisfecha, me visto con mis jeans favoritos y me retiro rápidamente del lugar, con la masa en una bolsa de tela y el café en mi mano derecha. Camino rápidamente hacia la dirección que Google me había otorgado y al llegar no hago más que suspirar con suficiencia.
Comisaria 9
Entro como persona pública que soy y me acerco sin titubear a quien supongo yo que es un tipo de secretaría.
-Busco al oficial Daxon Müller, vengo a dejarle unos papeles importantes y me retiro- miento, pero con una sonrisa que muestra sinceridad, la mujer de avanzada edad me observa y sin más vueltas termina confirmándome que se encuentra al final del pasillo, estaba en su horario de descanso.
Camino con pasos seguros hacia donde me habían indicado, hasta que logro ubicarlo, a pesar de ser su hora libre se encontraba parado dando un vistazo a una carpeta con papeles dentro.
Estaba únicamente con su camisa y los pantalones, sus tirantes que deberían sostener su camisa se encontraban suspendidos a sus costados.
Realmente era una vista hermosa.
Apoyo mi hombro sobre la pared, aun observándolo, como estaba tan concentrado en sus papeles, y como apretaba su labio inferior con preocupación. Con un poco de incomodidad levanta la mirada, mirando a sus lados buscando algo, hasta que logra conectar su mirada con la mía.
Identifico en sus ojos miedo, enfado y hasta confusión.
-Sabía que vendrías, tuve que haber apagado esa maldita radio- comenta Daxon dando pasos lentos hacia mi persona, aloja sus manos en sus bolsillos y me observa con superioridad, vuelvo a pararme derecha y extiendo mis brazos hacia él.
-Tu desayuno- sonrío mostrando mis dientes, él acerca sus manos cuidadosamente hacia lo que había traído. Toma el vaso que llevaba café y lo olfateaba mirando mis ojos fijamente, luego de eso le entrego la bolsa de tela y junto mis manos detrás de mi espalda.
-Me tengo que ir, espero lo disfrutes- le guiño un ojo y me alejo lentamente, pero antes logro divisar a un pequeño oficial acercarse a Daxon, entonces ambos no apartan la mirada de mi espalda, hasta que desaparezco de sus vistas.
-Hombre ¿Qué es eso?- pregunta Dante aguantándose una fuerte carcajada, toma la bolsa y observa su contenido. Se encontraba un recipiente que encerraba algo, el oficial más pequeño de ambos quita la tapa y ambos se deleitan del olor que rodeaba sus fosas nasales-Prueba una rodaja, vamos- insiste el oficial.
Daxon con desconfianza toma un pedazo del budín de naranja y le da una mordida. Abre los ojos y casi se atraganta, el sabor era parecido a la receta que hacia su madre, y Daxon no podía estar más confundido.
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ANISSA ©
Mystery / ThrillerAni es extravagante, tanto que descoloca a sus conocidos, de por si cada día es uno diferente junto a ella. Aún con un poco de sangre ajena en su pálido rostro, sigue siendo extravagante. Aun siendo apuntada por hombres uniformados, sigue siendo ex...