1. Every Little Thing She Does Is Magic

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-Mira, hablando de la reina de Roma. – Dijo mi madre a mi lado mientras asomaba la cabeza en el horno para comprobar si el pescado había terminado de hacerse.

-Perdón, perdón, perdón. – Sonreí al escucharla desde la cocina unos segundos después de que sonara el timbre de la puerta porque solo por ese tono de voz pude imaginarme perfectamente la cara con la que estaría implorando las disculpas de mi padre. Unas disculpas innecesarias, por otro lado, porque hace mucho ya que le tiene ganado, pero a educación no hay quien la gane. – Me han liado con una cosa del trabajo y luego he tardado muchísimo en aparcar el coche.

-No te preocupes, mujer. Has llegado perfecta para cenar y encima has tenido la suerte de librarte de poner la mesa.

-A tu hija eso no le hará tanta gracia.

Abrí la nevera, saqué la botella de agua para llevármela a la mesa y salí al salón a recibir a Almudena. En cuanto me vio aparecer sus ojos empezaron a lanzar miles de "lo siento" hacia los míos, como si realmente se arrepintiera de haber llegado tarde a una de las cenas en casa de mis padres que teníamos cada viernes. El problema no es que se retrasase ese día, sino que el trabajo siempre la absorbía unos minutos de más de los que me correspondían a mí. Pero también es cierto que siempre llegaba, aunque fuera tarde, y lo hacía perfecta.

Con su sonrisa de disculpa perfecta. Sus pluscuamperfectos rasgos árabes heredados de su familia paterna. Sus ojos verdes, verdísimos, perfectos. Su cabello moreno y perfectamente ondulado. Su perfecto maquillaje de oficinista que llevaba en el rostro de lunes a viernes, sin excepción. Su falda de tubo perfecta que le hacía una cintura perfecta. Todo perfecto. Toda perfecta. Porque así era Almudena, el sumun de la perfección desde que la conocí. Y en esos momentos se acercaba a mí a ritmo lento con todas esas perfecciones y alguna que otra más, encima de esos tacones tan elegantes que le regalé en un cumpleaños hace un par de años, para demostrarme una vez más lo perfecta que podía llegar a ser.

-Hola, cariño. - La chica posó ambas manos en mis caderas y me miró a los ojos una primera vez, y una segunda a los labios justo antes de dejar en ellos un beso breve. – Perdona.

Las dos sabíamos que en aquel "perdona" no solo se refería a esa vez, sino a todas las que llegaba tarde por culpa del trabajo. Era escrupulosamente puntual para todo. De esas personas para las que llegar a tiempo significa estar allí unos diez minutos antes, o quizás más, dependiendo del contexto. Pero el reloj se le olvidaba si se trataba de asuntos de la empresa, daba igual el compromiso que tuviera.

-Me debes un par de horas de desconexión. Mañana. Con el teléfono del trabajo apagado y todo. Solo tu y yo. – Expuse la manera de conseguir mis disculpas y ella respondió con una sonrisa. Se estaba acostumbrando a que la reclamara tiempo y no era una sensación agradable para mí, pero siempre encontraba la manera de compensarlo y que todo lo demás se me olvidara.

-Eso está hecho.

-Lo dices como si fuera fácil. – Advertí con una ceja alzada.

-No digo que lo sea, digo que lo haré. – Mi madre entró al salón con una bandeja en las manos proclamando que la cena estaba lista, pero ella no se separó ni apartó sus manos de mi cuerpo. – Te lo prometo, Miriam.

Tendría que verlo para creerlo, pero preferí darle al menos el beneficio de la duda y sonreí. Con ella era fácil hacerlo. Todo entre nosotras fue fácil desde el principio. Nos conocimos en la universidad cuando ella estaba en segundo y yo acababa de empezar mi carrera. Fue un flechazo en la cafetería, de esos que parece que solo pasan en las películas. Me sonrió, le correspondí y al día siguiente me llegó un mensaje al móvil de su parte. Había ido preguntando por ahí a varias personas por mí hasta que una le dijo que me conocía y le dio mi número. La excusa fue ridícula. "Me han dicho que tengo unos apuntes que podrían interesarte". Nadie le había dicho nada, por supuesto, pero yo me llevé los apuntes y a la chica.

(Des)acompasadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora