2. Dirrty.

1.1K 116 119
                                    

Las mudanzas, también conocidas como mi mayor enemigo en el mundo entero. Eran sinónimos, y para mi desgracia había hecho más de las que me gustaría en mis veintinueve años de vida recién cumplidos. De Granada a Madrid, pasando por Barcelona, Estados Unidos y China. En la capital llevaba ya asentada los dos últimos años, pero mi mejor amigo y fiel compañero de aventuras, Juan, me comentó que había pensado en irse a vivir a una zona más cerca del centro y lo vi como una oportunidad buenísima de escapar del piso que compartía con tres personas más. Encontramos uno cerca de nuestros trabajos, en un barrio tranquilo y familiar, y nos lanzamos de inmediato.

Me atraía mucho la idea de compartir vivienda solo con un inquilino, y más si era con él, pero lo de hacer la mudanza no fue tan gracioso. Llegamos al piso el lunes, y tuvimos que pasar un par de días sin la mayoría de nuestras cosas y durmiendo en la misma cama porque la empresa que habíamos contratado tuvo no sé qué problema de agenda y retrasaron todo el proceso hasta el miércoles. Para colmo, cuando vinieron nos dejaron las cajas en el portal y nos informaron muy amablemente de que los servicios que habíamos pagado no incluían el desplazamiento de la carga hasta el piso. Fallo de ellos o fallo mío, no lo sé, pero sentó peor que una patada en el culo.

Me había pasado toda la mañana currando y lo último que me apetecía era subir más de veinte cajas y algún mueble con mis propias manos, porque encima Juan llegó cuando ya estaba casi todo hecho. Por suerte, una de mis nuevas vecinas se ofreció a echarme una mano, y no estaba en condiciones de decirle que no ni de hacerme la digna. Iba vestida muy elegante, pero no le importó nada remangarse, dejar el maletín en el suelo frente a mi felpudo, y ayudarme con las cajas, con tacones y todo.

-¿Te ha gustado el piso? - Pregunté, tapándome un poco con la sábana de mi nueva y comodísima cama.

-Mimi, solo he tenido tiempo de ver tu habitación. - Advirtió sonriente. Llegó hace un par de horas y prácticamente la había arrastrado hasta mi cuarto despojándola de la ropa que traía puesta. Por culpa de la mudanza y del acondicionamiento a mi nuevo hábitat llevábamos sin vernos desde el domingo, y eso suponía seis días sin sexo que se me habían hecho larguísimos. - Pero me encanta tu cama.

-¿Te encanta mi cama o lo que hacemos en mi cama?

-Las dos cosas. Especialmente lo segundo. - Reconoció. Y es que las dos últimas horas habían sido bastante impresionantes.

-¿Quieres quedarte a cenar? Van a venir las chicas para ver la casa antes de irnos al bar.

-Me encantaría, pero he quedado con mis padres. - Me dio un beso rápido en los labios y salió de la cama para recuperar su ropa del suelo. - Mañana sí nos vemos, ¿no?

-Domingo. El único día de la semana que las dos tenemos libre entero. Claro que nos vemos. - Dije mientras observaba a la castaña meterse los vaqueros por las piernas con dificultad. Eran bastante ajustados, lo pude comprobar yo misma cuando se los quité un rato antes. - Te acompaño hasta el Metro. - Decidí, levantándome también del colchón.

-Tu casa está a cinco minutos del Metro.

-Pues cinco minutos más conmigo, no te puedes quejar.

Conocí a Raquel hace cerca de medio año. Me la presentaron en una fiesta como amiga de otro amigo y me encantó físicamente, por eso quise hacerme con su número de teléfono, la sorpresa fue que antes de que acabara la noche ella me lo pidió a mí. Ese día no pasó nada. Solo miradas de las que brillan y susurros que huelen a alcohol cerca de la boca. A la semana siguiente me escribió y me propuso quedar, y desde ese momento empezamos a compartir momentos juntas. Un finde íbamos a un restaurante, otro la invitaba al bar y al siguiente a pasar el día recorriendo la capital, hasta que tres meses después nos besamos y todo se volvió aún más intenso. No le habíamos puesto nombre a lo que teníamos, pero cada vez estaba más cerca de una relación formal que de un ligue o un simple rollo.

(Des)acompasadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora