CAPITULO 4: "Bébelo y bésalo"

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La fiesta continuó yendo de la mejor manera. Todos se estaban divirtiendo. De vez en cuando se paraban todos para bailara un poco y luego volvían a sus asientos algunos cuantos para descansar un poco y charlar. El pelos morados junto al rubio eléctrico ven el perfecto momento. Todos estaban entusiasmados, y ellos deseos por compartir lo que habían traído para sus compañeros. Discretamente se aproximan a la alíen y le comentan lo que han colado a la fiesta, ella escucha atenta. Para ese momento, el pelirrojo se encontraba a su lado también prestando atención. Alocadose por la divertida y riesgosa idea, aceptan sin problema. No era la primera vez yo lo probaban, así que estaban seguros de su decisión.

Discretamente el enano saca de su traje aquella pequeña bolsa y le da a cada chico una pequeña pastilla blanca que al instante colocan en sus bebidas.

—¡Gracias! — agradece la rosada viendo como la pastilla comenzaban a desintegrarse en su bebida.

—¿Cómo lograron meterlas al yate sin problema? — quiere saber el pelirrojo sabiendo que los de la escuela eran muy cuidadosos con ese tipo de cosas. 

—Fue fácil. Al parecer uno de la clase B tiene contactos con los que trabajan en este yate — le comenta el rubio apuntando con su pulgar hacia atrás.

—Ellos fueron los que hace un momento nos lo dieron. Debíamos esperar a que los profesores se distrajeran un poco — le comenta el enano.

—Pero... al vernos todos estupidos por el efecto de estas cosas se darán cuenta, ¿no?— dice el pelirrojo viendo lo último de la pastilla desaparecer en su bebida.

—Por eso me dio unas cuentas. No creas que vamos a darle a todos aquí. Además, estamos guardando las mejores para la fiesta en la residencia — ríe de manera pervertida.

—¡MINETA! ¡Ni se te ocurra ponérselo a alguna de las chicas sin su permiso! — le advierte la pelirosa fulminándolo con la mirada — Si lo haces, yo misma te haré derretirte con mí ácido — le amenaza creando un poco de ácido en su mano.

—¡Esta bien! ¡Está bien! — dice temeroso — Vaya que aguafiestas! — exclama por último antes de retirarse junto al rubio.

Le siguen con la mirada, mientras se alejaba y se aproximaba a los demás chicos, para ofrecerles aquellas pastillas. Todos sabían realmente cuál era el plan asqueroso de ese enano, no era la primera vez que intentaba hacerlo. Aun así, todos saben como darle su buen merecido. En ese momento, la rosada ve a su amiga la castaña perdida entre la multitud, mirando hacia todos lados, como si estuviese buscando a alguien, y podía adivinar de quien se trataba.

—¡Ochakoooooo! — le llama con fuerza para hacer que su voz sobre pase la música esperando que esta pudiese escucharla. Y era así. La castaña logra escuchar su nombre ser pronunciado por su amiga y al visualizarla, no duda en aproximarse hasta ella, aún mirando hacia los lados hasta llegar a su lado. — ¡Ven! ¡Ven! Siéntate aquí — le pide recorriéndose un poco. La castaña no se lo niega y se sienta a su lado — ¿Está todo bien? — le pregunta al ver la expresión de su rostro un tanto ansiosa y preocupada a la vez.

—Algo así — le responde sincera en lo bajo, procurando no ser escuchada por el pelirrojo que estaba a lado de su amiga, aunque este estaba más concentrado hablando con Sero, el pelinegro de codos de cintas.

—No has hablado con Midoriya, ¿verdad? — la castaña arruga su vestido apretándolo con sus pequeños puños.

—He tenido varias oportunidades para hacerlo. ¡Hasta Iida me ha ayudado! Pero... — su corazón se acelera un poco —, a la hora de querer preguntárselo yo... — murmura teniendo las mejillas un tanto sonrosadas.

Marcas - Kacchako (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora