CAPÍTULO 14: "Un apetitoso y ardiente mochi"

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Después de haber hablando casi una hora con aquella joven rubia de lentes, colgó la llamada y se dispuso a ir a su habitación. Pasaban más de la media noche. Si no fuese porque la rubia debía hacer algo antes de irse a dormir, de seguro su charla hubiese continuado y terminado demasiado tarde. Mientras se alistaba para poder irse a dormir, su mente fue invadida por la charla que había tenido con anterioridad con su amigo el peliazul. Ahora tenía otro punto de vista al respecto con lo que había escuchado hace unas noches atrás.

 

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Ojos esmeralda y azabache se volvieron a encontrar fijamente por unos momentos hasta cambiar de dirección hacia el gran ventanal. El silencio reino entre ambos y esto hacía que el peliverde se sintiese un poco inquieto por haber dicho eso, ahora sentía la necesidad de decirle la razón por el cual aseguraba tal cosa y eso significa confesarle un poco de lo que sabía.

—Midoriya, te seré sincero — comenzó a decir con voz tranquila y a la vez firme, fijando su mirada en algún punto fuera del gran ventanal. El peliverde por alguna razón sentía algo de temor por saber lo que pensaba su amigo al respecto y es que la verdad sonaba demasiado descabellado lo que había soltado — Lo que sea que Bakugou pueda llegar a sentir o sienta por Uraraka, al final... no debería ser de nuestra incumbencia. Y aunque me inquieta por una parte que esos sentimientos podrían llegar a lastimarla, yo... confío plenamente en que llegarán a ser sinceros.

Volvió su mirada hacia el peliverde, este al sentir el movimiento, hizo lo mismo encontrándose con sus ojos a través de los cristales de sus lentes, lo estaba mirando de manera relajada y muy seguro de sus palabras. Iida confiaba plenamente en que esos sentimientos que guardaba el cenizo de alguna u otra manera eran verdaderos y sinceros.

—¿En verdad? — dudo el pecoso sorprendido, especialmente con esa inesperada sonrisa que se había dibujado en su rostro.

—Sí — asintió un tanto avergonzado por tener que hablar de eso. No es que sea extraño, sino que no esperaba hablar de ese tema y mucho menos de cierta tercera persona — Admito que me preocupo un poco cuando me informaste que alguna de nuestras compañeras podría ser su pareja en el baile de apertura y ahora que lo pienso mejor, la verdad fue algo exagerado de mi parte, — rasco la parte trasera de su cabeza — pero cuando vi que se trataba de Uraraka, yo... me sentí aliviado — confesó para proseguir un poco más con su punto de vista al respecto — Sabes, durante el caos de hace dos años, varios de nosotros fortalecimos lazos entre nosotros; apoyándonos mutuamente y me parece que... también se creo un interesante lazo entre ellos dos, que posiblemente con el tiempo ambos pudieron haber fortalecido sin darnos cuenta, especialmente ellos.

—Un lazo... — susurro sabiendo a que se refería con eso.

—Aunque sinceramente podría apostar a que se creó desde el día que se enfrentaron en el festival deportivo — decía mientras recordaba aquellos acontecimientos del pasado. Ese enfrentamiento había sido un tanto aterrador a la vista de todos, por la manera en que el cenizo no se había contenido, pero a pesar de eso, ella había dado una gran batalla.

Midoriya volvió su mirada al patio trasero, para recordar también el enfrentamiento de ambos amigos suyos. Era verdad, después de esa vez, ambos habían comenzado a tener pequeños momentos de interacción y aunque fuesen mínimas, podía notar que la castaña había agarrado algo de confianza para enfrentarlo. Se había dado cuenta que Bakugou no era realmente como aparentaba serlo. Y ahora viéndolo desde ese punto de vista, la posibilidad de esa duda que había surgido por un momento en su mente volvió a aparecer, trayéndole algo de inquietud por la respuesta.

Marcas - Kacchako (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora