.
Tal parecía que lo que restaba del sábado, la castaña no se encontraría con el cenizo. Había escuchado por parte de su amigo el delegado, que se había ido a pasar lo que quedaba del fin de semana a casa de sus padres. Por lo que ella lo pasó tranquila, o más o menos así. A pesar de que, después de bañarse y cambiarse de ropa, oculto los chupetones con algo de maquillaje y su cabello, se sentía observada por sus compañeros, especialmente de su mejor amigo, el peliverde, quien había bajado a desayunar unos minutos después de que ella se había ya bajando arreglada.
Realmente ella no había recibido un rechazo directo por parte de su amigo, pero esa llamada le había hecho asegurar que no tendría alguna oportunidad para ser aceptada y además de eso, ya no se sentía tan segura de querer hacerlo. Y es que eso no era lo único que la tenía demasiado atrapada en sus pensamientos e inquieta. Su amiga le había hecho una pregunta un tanto extraña pero que a la vez ella misma en algún momento se había estado haciendo desde hace algún tiempo. Después de su enfrentamiento en el primer festival deportivo, ella se había vuelto un tanto más segura de hablarle, ya no se sentía con temor de querer acercarse más él. Y es que también, desde ese día no ha dejado de observarlo. Tanto como había llegado Izuku a ser su motivación, Bakugou también se había vuelto parte de su deseo de volverse más fuerte y mejorar. Pero, si solo lo veía y admiraba por esa razón, no había la necesidad o deseo de querer besarlo hasta el extremo de acostarse con él. ¿O si?
¿Qué es lo que realmente piensa y siente Ochako por el gran rey de las explosiones?
Da un largo suspiro y sentándose en uno de los sillones de la sala, se dispone a perderse en n sus pensamientos mientras descansa su mirada en el patio trasero. Parecía que hoy sería un día un tanto largo para ella. Debe ordenar bien sus pensamientos y quizás también aquellos nuevos y confusos sentimientos que sin darse cuenta estaban emergiendo en ella.
Se acomoda en el cómodo sillón, recargando la espalda en el respaldo y subiendo sus piernas hasta la altura de su pecho, se abraza a ellas, para disfrutar de esa hermosa vista, ordenando los pequeños flashbacks que tenia de la noche pasada. Aquel intenso beso en el yate, iniciado por el intenso deseo de limpiar aquel delgado hilo de líquido que se desbordaba de su boca y recorría su grueso cuello. Sus delgados labios húmedos tan tentadores. Sus fuertes brazos acorralándola y su intenso y acogedor calor. Todo de él se había vuelto tan tentador para ella.
De un momento a otro, el calor en su cuerpo fue elevándose y acumulándose en su rostro, haciéndolo notar más en sus regordetas mejillas. Solo deseaba recordarlo para entender la razón por el cual lo había hecho, no para sentirse de esa manera tan... ¿excitada?
—¡Ay, Ochako! ¿Por qué? — oculta su rostro entre sus piernas, ocultando su intenso sonrojo y lo que estaba sintiendo — ¡¿qué es lo que sucede contigo?!
.
.
[•]
.
.
Después de haber terminado de ayudar a limpiar la cocina –ya que había sido de los últimos en bajar a desayunar–, el pecoso se aproxima finalmente a su amiga al verla desde hace un rato sola, sentada en los sillones de la sala común. Todos sus compañeros se habían ido a encerrar a sus respectivas habitaciones a excepción de él y el mitad albino, quien lo había ayudado a terminar ese "castigo" que les habían impuesto. Izuku –al igual que otros cuatro o seis más– no estuvo borracho, pero se había sentido con la obligación de quedarse hasta el último minuto de la fiesta para ayudar a regresar a todos sus amigos caídos por el alcohol. Fue una noche muy larga y un tanto alocada. Las fotos tanto como videos ya estaban siendo compartidos poco a poco en el chat del grupo. Así como había fotos decentes, también había algunas un tanto comprometedoras. Más tarde se dará el tiempo para verlas.

ESTÁS LEYENDO
Marcas - Kacchako (+18)
RomantikSummary: Todas las fiestas que organiza la heroína Pinky terminan en algo desastroso pero, lo que nadie esperaba era que en esta última, cierta castaña gravitacional quedase enredada bajo las mismas sábanas que aquel joven explosivo. NOTA DEL AUTOR...