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.Un tanto apenado por el repentino retiro, el peliverde se disculpa con los alumnos con los que se encontraba platicando y tomando su bebida, se dispone en seguir a su mejor amiga. Cuando le pidió que le acompañara para hablar, no lo dudo dos veces, lo que sea que tenga que decirle, la escuchara atentamente. Después de todo se lo debe, después de haberle permitido responder aquella llamada que tanto había esperado recibir ese día.
Se hicieron pasó entre la gente que se encontraba por su camino hasta poder salir finalmente hasta la parte trasera del edificio. A pesar de que se escuchaba la fuerte música, el lugar estaba solo, por lo que era perfecto. Nada ni nadie podía intervenir, ademas de que tenía el apoyo de casi todos sus compañeros de clase; todos ellos deseaban que lo lograse. Aunque, no podía negarlo. Temía a la respuesta que el peliverde podría darle pero, también sentía la necesidad de hacerlo esta misma noche y sin importar la respuesta iba a actuar normal o por lo menos hasta que termine el último ciclo escolar.
Una vez que se alejaron lo suficiente de los posibles mirones, la castaña se dio media vuelta dispuesta para soltarlo todo, más las palabras que había formulado en su mente no salieron de su boca como quería. Los nervios la estaban invadiendo justo cuando los ojos verdes de su amor se cruzaron con los suyos. Sentía las ganas de hacerlo pero la seguridad que deseaba obtener tras aquella ultima bebida aun no estaba presente. Ahora piensa que debió haberse esperado unos minutos por lo menos antes de haberse lanzado como si nada.
—Uraraka... — la llamó el peliverde, sacándola de sus pensamientos — ¿Te sucedió algo malo en el yate?
—¿Eh? ¿Por qué lo preguntas? — esa pregunta la tenía un poco confundida, ¿qué lo hacía pensar eso?
—Bueno, te he visto un poco extraña. Después de que termine la llamada con Melissa... — ese nombre, siente una terrible punzada en su pecho — y bailamos con los muchachos, te noté... algo distante — explicaba el joven — O bueno, así lo vi yo. Tal vez solo haya sido idea mía después de todo — decía apenado, dándose cuenta que estaba tal vez exagerando un poco.
—¿Eh? Eso quiere decir que Deku... ¡¿ha estado observándome todo este tiempo?! — sentía como el calor comenzaba a concentrarse en sus mejillas — ¡Espera! Eso quiere decir que él... — el recuerdo del beso con el joven cenizo llega a su mente — ¿y si nos vio? ¿Y si vio que yo... me bese con Bakugou?
—¿Será que se deba al alcohol?
—¿Eh? ¡Ah, si! ¡Ha de ser por eso! — suelta una risa nerviosa — Después de todo esta es la primera vez que bebo demasiado. Jejeje.
—¿En verdad? — se sorprende — ¿Y como te sientes ahora?
—Pues yo... — comienza a examinar su estado, era verdad que se sentía un poco mareada pero no tanto como en él yate.
—C-Creo que lo mejor sería que dejases de beber, ¿no lo crees? No es que quiera privarte de tu diversión ni nada de eso pero... — los nervios estaban dominado al peliverde, atrayendo la curiosidad de su amiga.
—¿Deku? — lo nombra pidiéndole que continuase.
—Es que... no quisiera que te pasase lo que Kacchan dijo.
—¿Lo que dijo Bakugou? ¿Qué cosa? — la curiosidad la dominaba aún más. ¿Qué cosa le había dicho el cenizo al peliverde sobre ella para que lo tuviese así de nervioso? Duda mucho que haya sido lo del beso.
—B-Bueno, pues... — miraba hacia todos lados intentando armarse de valor para decirlo sin tener que expandirse en su explicación — No es que esté en contra ni nada de eso, después de todo tu... puedes hacer lo que quieras con quien quieras cuando quieras ya que eres libre de ello, pero no puedo evitar el sentirme algo preocupado por ti y... — le mira de reojo. Ella le miraba atentamente, esperando a que prosiguiera. Respira hondo y soltando un fuerte suspiro sé decide por decirlo — Lo que quiero decir, Uraraka es... que no quisiera que se aprovecharan de ti estando, ya sabes, ebria.
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Marcas - Kacchako (+18)
RomanceSummary: Todas las fiestas que organiza la heroína Pinky terminan en algo desastroso pero, lo que nadie esperaba era que en esta última, cierta castaña gravitacional quedase enredada bajo las mismas sábanas que aquel joven explosivo. NOTA DEL AUTOR...