Capítulo 7

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Especial por las 100 vistas, los quiero.
<3

Papá bebía con frecuencia por esos días.

Los papeles del divorcio habían llegado y la tranquilidad de mi madre era tan insoportable. Actuaba como si el mundo a su alrededor no se estuviese cayendo.

Lo encontré con las ropas desaliñadas a unas cuantas calles de nuestra casa.

Tenía el coche malamente aparcado y se apoyaba en un poste eléctrico con algunos anuncios colgados.

Si cierro bien los ojos puedo ver el recuerdo sucediendo.

Le ofrecí manejar, en ese estado podía pasar lo peor.

Se negó una y otra vez. Seguí insistiendo, pero me detuve cuando su mano abofeteó con fuerza una de mis mejillas.

Me ardió tanto que mis ojos se cristalizaron.

Le pedí ir andando, que por favor hiciera lo mismo, que otro día regresaríamos por el auto, me empujó hasta que impacté con fuerza sobre el asiento del copiloto.

Podía resistirme más, pero me sentí tan débil.

Papá nunca había sido así.

Papá nunca nos había golpeado.

El no era ese padre que tantas veces me había acurrucado cuando era una bebé, el no era el mismo que  me había enseñado a nadar, a montar bici o a defenderme de los que se metían conmigo de pequeña.

No comprendí lo que puede causar el alcohol en las personas hasta que viví una situación así con alguien que quiero mucho.

Nadie sabe lo doloroso que es ver a esa persona marchitarse con una botella en la mano.

—No temas pequeña, papá está aquí—me dijo y el olor a alcohol me golpeó el rostro.

Comencé a sollozar con fuerza, el no era papá.

Se movió en zigzag por toda la calle, dejó caer unos botes de basura y se saltó una luz roja.

—¿Sabes qué pasa?—me giré para verlo y negué— que me he pasado toda la vida intentando ser lo mejor para ustedes y me pagaron alejándose de mi. Pierdo a mi mujer y a mi niñita al mismo tiempo. No es bueno eso, ¿pero sabes que es bueno? El whiskey del bar de mi amigo Jackson, si algún día quieres...

No terminó de hablar, porque un auto que venía por la calle contraria y a toda velocidad, impactó contra el asiento de papá, el cual salió disparado hasta quedar encima de mi.

El auto comenzó a dar vueltas sobre el asfalto y yo sujeté con fuerza a papá, que estaba inconsciente encima de mi.

Mi cinturón de seguridad se aflojó un poco, por los bruscos movimientos y yo solo recé para que no terminara de abrirse.

Nos estabilizamos sobre las ruedas. Con una fuerza que no entiendo de donde saqué, empujé a papá por la ventanilla hasta que llegara al suelo.

Desabroché mi cinturón y desactivé los seguros de las puertas.

Pero antes de salir, una motocicleta o algo pequeño, chocó contra el parabrisas, que a pesar de estar un poco quebrado, aún no se había roto.

El conductor salió volando por encima del auto y miles de cristales pequeños vinieron directamente hasta mi.

Para cuando logré reaccionar, cada parte frontal de mi cuerpo, estaba siendo pinchada por cuchillas filosas.

Comencé a ver en rojo, y el dolor me hizo desmayarme.

Narrador omnisciente

Los sonidos de las sirenas de los coches de policía y las ambulancias comenzaron a inundar el lugar.

Aquel lugar donde los trágicos sucesos tuvieron hecho.

Hace unas horas todo estaba desierto, pero ahora, multitudes de personas se acercaban para saber que había pasado con el Señor Williams y su hija.

El primero, que yacía aún inconsciente en el suelo, se sobresaltó cuando sintió el alboroto.

Un gran dolor de cabeza lo invadió.

Vio unos paramédicos sacando a su pequeña Destiny de un auto dañado, entonces recordó haber discutido con ella y subirse al auto después, pero nada más que eso.

¿Por qué le habían vendado los ojos a su pequeña?

Se acercó a la camilla ignorando a los policías y tragó saliva cuando vio los cortes en sus brazos, su pecho y su hermoso rostro.

¿Esto había sido por su culpa?

Los paramédicos intercambiaron miradas después de analizar en la ambulancia a la joven Williams, que seguía sin responder.

Los médicos en el hospital habían recibido una llamada de emergencia y esperaban en la entrada con todos lo necesario.

—¿Que tenemos?—preguntó la doctora de guardia.

—Una hemorragia interna obstruyendo el lóbulo occipital y a simple vista cortes en las córneas. Sacamos el mayor cristal en la escena, pero los demás son muy pequeños. No pudimos extraerlos.

Después de casi tres horas en el salón de operaciones pudieron extraer todos los cristales.

¿Podría aquella chica volver a ver?

Los doctores esperaban que si, pero la vida es tan injusta.

El señor Williams dejó de beber y su ex esposa volvió a la casa.

Destiny nunca le dijo a su papá que ese día él la había golpeado, ni que antes de la motocicleta estrellarse, ella lo sacó fuera del auto.

Su padre pudo cometer miles de errores, pero seguía siendo su padre.

Nota de la autora: no me hablen, estoy llorando. :(

Detrás de sus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora