Capítulo 18

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Destiny.

Me desperté abrazando.

Su cuerpo perfecto bajo mis brazos... su cabello haciéndole cosquillas a mi barbilla.

Besé su espalda y eso fue suficiente para despertarlo.

Me imaginé su sonrisa al despertar, quería verlo.

— Me voy a operar. — me imaginé también su cara de asombro.

— Me parece genial... que sepas que pase lo que pase voy a estar aquí, ¿vale?

Asentí.

— Adoro despertar contigo. — me dijo y acarició mi brazo con delicadeza.

Besó mi hombro y el sonido de la puerta abriéndose me hizo estremecer y cubrir como pude mi cuerpo.

— Lo siento. — dijo papá. — No sabía que tenías compañía.

— No pasa nada señor Williams... yo lo siento. — dijo Greg y se quedó quieto.

— Papá te he dicho que debes tocar.

— Lo siento pequeña, es la costumbre... estamos todos en el patio trasero desayunando. Pueden unirse. — sentí la puerta cerrarse y a Greg moverse como loco sobre la cama.

— No te imaginas la cara que ha puesto. Me odia Destiny, tú padre me odia.

— No lo hace, es así. Es su forma de ver a quien quiere llevarse a su niña. Mejor ayúdame a vestirme y bajamos.

Me ayudó a colocarme algo de ropa y a prepararme en general.

Salimos al patio dados de la mano y el momento incómodo se aproximaba.

Pude sentir las miradas de todos sobre nosotros y sujeté con fuerza la mano de Greg.

Greg.

El señor Williams encabezando la mesa.

El hermano con la mirada endurecida y la mejor amiga regalando sonrisas, a un costado de la tabla cuadrada.

— Siéntense. — dijo la pelinegra y llevó a Destiny hasta la silla frente a ella.

El rubio con gran parecido a Dest, se levantó y me estrechó la mano... de un tirón leve me pegó a él y susurró una advertencia.

— No sé ni quiero saber qué demonios le hiciste para que no se marchara... algo tienes que tener que la tiene enamorada, pero no le hagas daño porque...

— La quiero de verdad .

— ¿Eh?

— Eso es lo que tengo, que la quiero de verdad. — pasé por su lado y me coloqué al lado de mi chica.

Superar los temores de conocer a la familia de Dest: superado.

Frente a nosotros había de todo un poco.

Cuencos con cereales y jarras de leche... frutas troceadas repartiendo color... panes y mantequilla... jugos... toda la variedad típica de las series... juro que me dieron ganas de levantarme molesto y arrojarle el jugo a alguien... es lo que hacían, ¿no?

Puede ser que estuviese más nervioso de la cuenta... pero no lo demostré.

— Me voy a operar. — dijo Destiny mordiendo una tostada, actuando neutral.

Nadie se movió... solo yo, que analicé los rostros de los que se sentaban a la mesa.

Poco a poco intercambiaron miradas y comenzaron a sonreír.

— Me encanta que hayas tomado esa decisión. — dijo su hermano.

— La tomé gracias a Greg, por favor deja de intimidarlo. — asintió poco a poco y él me miró.

Terminó mejor de lo que pensé e incluso vi al señor Williams sonreír en alguna que otra ocasión.

— Ayúdame a empacar algunas cosas. — me dijo y subimos a la habitación.

— Si no llevas estas bragas no te dejo entrar a mi casa. — le dije y le lancé la pequeña pieza de tela.

— Basta. — sonrió y se dejó caer en la cama.

Justo cuando me acomodé sobre ella unos toques a la puerta nos interrumpieron.

— ¿Molesto? — dijo Daniela.

— Sí. — hablé en voz baja y Dest me golpeó el hombro.

— ¡No! Puedes pasar. — gritó ella y la peli negra obedeció.

— Quería ver si necesitan de mi ayuda.

— Sí, una mano nunca está de más.

— No quiero quedarme. — curvó hacia abajo los labios.

— ¿Qué hizo mi hermano esta vez?

— No se trata de eso Dest. — le respondió y yo solo analizaba la escena como todo viejo chismoso. — Es por mí, siempre hago todo lo que me pide, obvio que no me molesta regresar y ayudarte con lo de la operación, pero él nunca se detuvo a preguntar qué era lo que realmente yo quería. Me pasé meses sin hablarle a mamá y ahora tengo que regresar y actuar como si nada hubiese pasado. Perdí a mi familia y la vida que tenía aquí, ahora pierdo mi trabajo, mi dependencia y la vida que tenía allá. Todo por él.

— Sí, es mi hermano, pero tú eres mi mejor amiga y no me cansaré de repetirlo. Si tu felicidad está allá, ¡quédate! No niego que te extrañaré, pero si lo haces para  completar tu felicidad no puedo oponerme a eso... Derek tiene dos opciones aquí: o se queda contigo allá, o se queda solo acá. Basta de abandonar tus metas y tus objetivos por él. ¿Entendido?

— ¿Puedo opinar? — levanté la mano esperando un asentimiento, el cual vino de parte de Daniela.

— No debes actuar con tanta prisa ni con la cabeza caliente... si en realidad tu relación con Derek te importa, hablen hasta llegar a un acuerdo en el cual los dos sean felices. No puedes renunciar a un amor solo por no saber comunicarse. Quizás se pasan un mes aquí, hasta que Dest esté mejor, luego regresan y vienen a menudo los fines de semana. No lo sé, es mi opinión.

Poco a poco los labios de ambas comenzaron a curvearse hacia arriba.

— ¡Ese es mi chico! — gritó Dest.

— Me agradas Greg, eres como la predeterminación al lado de la prisa. — señaló a Dest. — Ella es la prisa. — sonreímos.

Salimos los tres... nos despedimos en la sala de estar y tomamos un taxi rumbo a nuestro apartamento... volvía a mi lugar seguro junto a mi persona segura... aunque ya podía decir que tenía ambos fusionados en el mismo sitio... en ella.

Nota de la autora: estoy muy feliz por el apoyo que le han dado a este libro... los amo mucho y les recuerdo que ya casi estamos llegando al final.

¿Dejaré de escribir? ¡Obvio no! Tengo miles de ideas aún dando vueltas en mi cabeza y cuando lleguen momentos especiales seguiré publicando capítulos especiales en recompensa de todo ese cariño que recibo. <3

Detrás de sus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora