Destiny.
Su indiferencia me estaba matando.
Hubiese preferido mil veces que me dijera que yo no le gustaba, que se alejara y me dejara superarlo como había hecho siempre.
Pero no, seguíamos con las lecciones todos los sábados, y cada sábado el frío entre nosotros me dolía más.
Fui tan tonta, ¿quien quería estar con una ciega?
—Necesitamos hablar Greg.
—¿De qué?
—Desde aquel día en que salimos...
—Un error, todo fue un error.
—Vale, entonces quiero que dejemos aquí las lecciones y quiero evitar tenerte cerca—no era cierto, pero si era necesario.
—No puedo hacer eso.
—¿Por qué?
—Porque tú papá me ha pagado por adelantado y no puedo pagárselo.
—No quiero que lo hagas. Te puedes quedar con él.
—¿En serio que quieres que me vaya?
No.
—Si
Sentí la silla siendo arrastrada por el suelo y nada más que eso.
Se había ido.
Fue estúpido, le había pedido que se marchara y aún así me dolió cuando lo hizo.
Pasaron los días y entre el trabajo de papá y las fiestas a las que iba mamá, me había sumido en una terrible soledad.
Esa tarde le pedí a Mercedes ayuda para vestirme y hablé con Josué, el chofer de papá, para que me llevara a la biblioteca.
Irónico, ¿no crees?
Estar rodeada de libros y no poder leer ninguno.
Nadie se me acercó para preguntarme si necesitaba algo, nadie me trató con lástima.
La magia de las bibliotecas, cada cual habita su propio universo a la hora de leer.
—Hola.
—Hola—le respondí a aquella voz femenina.
—Hay una sección con libros en braille. ¿Te alcanzo alguno?
Bueno pues yo había dado cursos para aprender a leer en braille.
—Por favor.
—¿Me acompañas?—asentí y me ayudó a levantarme.
Olía a jazmín y tenía las manos suaves. Seguramente era una chica muy guapa.
—Bien, ¿sobre qué te gusta leer?
En realidad no leía nada desde antes del accidente.
Ante mi indecisión la chica habló.
—Escogeré esto para ti, sé que te gustará.
Tomé el libro entre mis manos y repasé con los dedos cada caracter.
—Espero que te guste, puedes llevarlo a tu casa o puedes venir siempre que quieras y retomar la lectura.
—Gracias, eres muy amable.
—No te preocupes, otro día si vuelves, podemos salir y tomar un café.
—Seguro. Oye, soy Destiny por cierto.
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Detrás de sus ojos
RomantikSi estás buscando una historia rosita, con amor y cursilerías, estás en el lugar correcto. Ella es Destiny Williams y él es Greg Adams. Se conocieron en una estúpida fiesta, rodeados de vasos rojos y alcohol, pero desde entonces no han podido ol...