Han pasado dos semanas desde aquella famosa noche en que Lena se marchó de casa hacia las dos de la mañana. Han sido quince días peculiares, reflexiono desde mi despacho un aburrido lunes por la mañana. He cometido un error tremendo al aceptar este tipo de relación informal, porque en realidad nunca encontraré pareja si sigo así. No me gusta darle demasiadas vueltas, pero si conociera a alguien, pensaría que Lena y yo pasamos demasiado tiempo juntas. Y eso no es bueno, porque me gusta de verdad, aunque odio admitirlo. En el trabajo seguimos ignorándonos, pero cuando salimos, no podemos estar separadas: vamos a tomar algo, a cenar, y después a su casa o a la mía.Este fin de semana, por primera vez, Lena no ha querido volver a su casa. Simplemente se ha dado media vuelta y se ha dormido en mi cama, como si nada. Nía y Imra le han servido amablemente el desayuno ignorando por completo mi rabia. Creía que había dejado claras ciertas condiciones: no pasar la noche juntas y no pasar todo nuestro tiempo libre juntas, pero hemos hecho justo lo contrario. Lena está invadiendo mi espacio, y no sé qué armas usar para frenarle los pies.
Y como la pequeña condesa se niega a hablar de estas cosas y le resta importancia al riesgo que corremos, no tengo alternativa: tendré que actuar yo sola. Estoy tan absorta en mis pensamientos que no me doy cuenta de que Winn está en la puerta del despacho.
—¿Todo bien, jefa? —pregunta y llama mi atención.
—Bueno... —respondo poco convencida—. Tú en cambio pareces una flor en primavera. Me alegra ver que sonríe sin parar y está relajado. Ojalá yo pudiera hacer lo mismo.
—Ha sido un fin de semana fantástico —confiesa y me guiña un ojo —. Sam y yo salimos a cenar.
—Me alegro por vosotros —digo con sinceridad. Al menos sabe lo que quiere.
—¿Tu fin de semana no ha sido tan feliz? —pregunta y se sienta frente a mí.
—El mío ha sido demasiado feliz. Pero no me hagas caso, estoy de mal humor. Sé que parezco irracional. Si cree que estoy loca, al menos tiene la deferencia de ocultarlo.
—Entonces no te has peleado con Lena—comenta con osadía.
—¿Qué tiene que ver Lena? —pregunto alarmada.
—Cálmate —dice—, nadie sabe nada.
—Porque no hay nada que saber —replico tajante.
—Si tú lo dices... Pero si necesitas hablar con alguien... No termina la frase. Está claro que no se dará por rendido. Tal vez sea mejor aclararle las ideas.
—¿Qué crees que sabes? —trato de sonsacarle ligeramente nerviosa.
—Nada. Pero sé que estáis juntas. Lo dice como si no fuera nada malo.
—¡No estamos juntos! —exclamo y casi se sobresalta. Winn me mira perplejo.
—Quedamos de vez en cuando —especifico. Así parece más aceptable.
—¿De vez en cuando? —dice sonriendo.
—Sí, quedamos, ¡pero no estamos juntos! ¡Absolutamente no! Es una relación temporal, aunque no es realmente una relación. Winn me escruta.
—Veo que tratas de resistirte con todas tus fuerzas.
—¿A qué? —pregunto porque no sé qué pensar.
—A Lena. No quieres enamorarte.
—El tono con el que habla es natural, pero la frase no.
—No tengo que resistirme a nadie. Hablas de algo imposible — replico y noto que me pongo roja. Winn se encoge de hombros.
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DEJAME ODIARTE (SUPERCORP)
Fanfiction¿Puedes llegar a enamorarte de alguien a quien odias? Kara Danvers es abogada especializada en gestión de patrimonios y Lena Luthor es economista, miembro de la nobleza inglesa y famosa. una de las solteras de oro que aparecen en las revistas del c...