Esta noche he dormido fatal. La culpa es de la alta sociedad y de la velada benéfica. Por no mencionar que tardé una hora en desmaquillarme y poder meterme en la cama. Y el día que tengo por delante no promete que vaya a ser mucho mejor. Imra y Nía observan preocupadas mi expresión ausente mientras desayuno.—Entonces, ¿cumpliste con tu deber anoche? —pregunta Nía antes de meterse una deliciosa galleta en la boca.
—Más o menos —confirmo medio dormida. Estoy demasiado cansada para mantener una conversación esta mañana.
—De todos modos, tengo que preguntarte algo: ¿cómo puedes resistirte a una tipa semejante? —insiste mi amiga—. Porque te lo juro, yo no sé qué le haría...
La verdad es que el beso inesperado de anoche me ha afectado bastante. Cuando llegamos a mi edificio estaba tan nerviosa que salí literalmente corriendo del coche sin apenas despedirme de ella. Viva yo. Pero en el fondo, para alguien que besará a vete a saber cuántas chicas cada mes, una más o una menos no supondrá ninguna diferencia. Desesperada, apoyo la cabeza en la mesa.
—Bueno, ¿nos lo contarás todo antes de que abramos el periódico o tenemos que esperar a leer los detalles en la prensa? —dice Imra mientras saca la edición de hoy.
—Ábrelo —murmullo todavía con la cabeza apoyada en la mesa. La verdad es que no me apetece mucho contarles cómo fue la noche. Imra abre el periódico frente a ella y Nía. La sección de corazón incluye una foto nuestra acompañada por otra más pequeña que nos sacaron la semana pasada, todo con un pie de foto.
—«Ayer por la noche se celebró la velada benéfica para recaudar fondos en favor de la investigación contra el cáncer» —lee Nía—, «y La condesa de Courtown acudió vestida muy elegante en compañía de la misma joven con la que se dejó ver la semana pasada en el exterior de un famoso pub en la ciudad. La identidad de la joven sigue siendo un misterio, aunque algunos testigos cuentan que la heredera del ducado no se separó de su acompañante en toda la noche y que incluso la besó durante un baile lento».
—¿¿¿Qué??? —exclama Imra—. ¿Te besó? Alzo la vista para encontrarme con sus miradas de desconcierto.
—Un beso fingido —respondo con voz fatigada.
—¡Pero ¡qué dices un beso fingido! ¡Te besó! —replica Nía, muy segura.
—¿Y bien? —pregunta Imra, para llegar al quid de la cuestión—. ¿Cómo fue?
—No lo sé, en serio... —respondo con sinceridad—, no me lo esperaba. Y además, no fue exactamente un beso-beso...
—¿Y según tú, ¿qué sería un beso-beso? —pregunta Nía, irritada.
—Bueno, un beso con lengua... —explico. —¡Kara! —me reprende Imra—. ¡No es propio de ti! ¿Lo único en lo que piensas es en su lengua?
—¡Claro que no! —respondo con decisión, pero lo cierto es que he pensado demasiado en su lengua durante las últimas diez o doce horas, y eso no me gusta. ¡Tengo que pensar en otra cosa! Soy una mujer joven, tranquila, serena... y, tengo que reconocerlo, también algo reprimida sexualmente. Lo que no es extraño, si se tiene en cuenta que salí con un profesor de Filosofía, que estaba por encima de determinados impulsos tan banales. ¿Por qué demonios tardé tanto en dejarlo? Aunque pensándolo bien, lo más deprimente es que fue él quien me dejó... Grotesco.
—Vale, y aparte de la lengua, ¿cómo fue? —insiste Imra. Llegados a este punto no hay mucho que pueda inventarme. Y no tengo ganas de mentir:
—Besa jodidamente bien. ¡Y no pienso decir nada más! —añado rápidamente.
—Mira, no he querido decírtelo antes porque no quería ensañarme contigo, pero ahora, con lo nerviosa que estás, me siento obligada a sacar el tema: ¿no será que la chica te gusta? —pregunta Nía bocajarro, levantando la vista del periódico.
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DEJAME ODIARTE (SUPERCORP)
Fanfiction¿Puedes llegar a enamorarte de alguien a quien odias? Kara Danvers es abogada especializada en gestión de patrimonios y Lena Luthor es economista, miembro de la nobleza inglesa y famosa. una de las solteras de oro que aparecen en las revistas del c...