Es lunes, son las siete y media de la mañana y las oficinas están desiertas. Mejor así, me digo con calma mientras salgo del ascensor y escudriño el horizonte. Parece que mi némesis todavía no está aquí. De hecho, he llegado muy pronto para ser un lunes. Aunque para mí no es un lunes cualquiera. Hoy es el lunes que marca el inicio de mi colaboración con Lena. ¡Vaya mierda! Sam se detiene frente a mí justo cuando iba a entrar en mi despacho.—Buenos días, Kara—saluda amablemente. Es muy maja y agradable con todo el mundo. Lástima que su jefa sea un capullo de manual. Espero que al menos eso la ayude a fortalecer su carácter. —Buenos días, Sam—respondo con la misma amabilidad. Pero de repente me doy cuenta de que se ha quedado ahí plantada, en la puerta de mi despacho, y me mira con la boca abierta y expresión de estupor.
—¿Pasa algo? —pregunto con inocencia. Sé perfectamente por qué me observa así.
—No —responde sin pensarlo, pero no deja de mirarme—. Es que estás... muy cambiada —se atreve a decir finalmente.
—Ya lo sé —respondo con una sonrisa. Estoy muy cambiada, y es algo que me divierte mucho. Nía lo hizo de fábula: estoy rubísima, tengo el pelo ligeramente alborotado y lo llevo suelto. Yo, que he llevado coleta durante los últimos veinte años de mi vida.
Por no mencionar que llevo un traje negro con una falda que tiene una abertura provocativa y tacones. Yo, que siempre he sido la típica mujer de los mil pantalones y los mil zapatos planos.
—Es un cambio... cómo decirlo... radical... —insiste—. Pero estás fantástica —añade rápidamente.
—Gracias. Sé que lleva razón. En teoría, un cambio estético también debería implicar un cambio interior. Espero que así sea. Espero haber acabado de una vez por todas con los fracasados y los mediocres. Al cabo de unos segundos llega Winn, que no hace nada por esconder su admiración.
—¿Pero se puede saber qué diablos te ha pasado? —pregunta—. No es que no estés estupenda, pero menudo cambio más radical.
—He roto con Mike—me limito a responder. Es inútil darle vueltas. Winn asiente.
—Eso me alegra. En serio, Kara, ¿cómo se te ocurrió juntarte con un profesor de Filosofía? —dice para tomarme el pelo. Reconozco que tiene un punto de razón y acabo riendo.
—Qué quieres que te diga... Tengo un olfato especial.
—La próxima vez deberías elegir alguien con carácter, no tanto como tú, porque sería imposible, pero al menos la mitad —sugiere con la mejor de las intenciones.
—En realidad, prefiero estar sola un tiempo. Quiero recuperar mi vida y concentrarme en el trabajo. Llevar a Grant me tendrá bastante ocupada durante las próximas semanas.
—Lena también ha apuntado a Grant en su agenda —dice Samantha, perpleja.
—Lo sé —confirmo como si me diera igual. Y en serio, me encantaría que no me importara, pero en realidad me da cien patadas. Lena conseguirá que me salga una úlcera antes de llegar a los cuarenta. —Llevaremos juntos el expediente de Grant, tal y como ha pedido el cliente —explico a ambos. Los dos abren la boca de par en par.
—¿Vais a trabajar juntas? ¿Ustedes dos? —pregunta Winn—. Es decir, oí algo el viernes pasado, pero pensaba que encontraríais el modo de evitarlo.
—Sí, esa era la idea inicial, pero es algo que difícilmente se puede llevar a la práctica —admito. Winn y Sam se miran sorprendidos. Casi nada es imposible de llevar a la práctica para gente como nosotros dos.
—Te deseo toda la suerte del mundo —dice Winn, riendo.
—Últimamente me lo repites a menudo. Gracias de todos modos, la necesitaré.
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DEJAME ODIARTE (SUPERCORP)
Fanfic¿Puedes llegar a enamorarte de alguien a quien odias? Kara Danvers es abogada especializada en gestión de patrimonios y Lena Luthor es economista, miembro de la nobleza inglesa y famosa. una de las solteras de oro que aparecen en las revistas del c...