Capítulo 2

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Capítulo

—Mamá no hice nada.

—No te creo.

—Hay demasiadas cosas que escapan del alcance de nuestra manos y esta es una de ellas.

Claudia mira a Ryan, asombrada de las mentiras que era capaz de soltar sin inmutarse.

—Deberías bajar la voz —dice Max moderadamente, sentado al lado de la ventana, en el lujosos automóvil que los transportaba a la empresa, y también lo llevaba a él a la universidad.

—Estoy defendiendo mis argumentos —Ryan gira la cabeza rígidamente para dirigirse a Max —No te metas.

—Es de muy mal gusto, hablar sobre estas nimiedades.

—Nimie ...

—Llegamos señor —anuncia el chofer.

Max abre la puerta.

—Nos vemos en la tarde — señala sus ojos con dos dedos y luego apunta a Ryan.

Claudia levanta la palma y se despide con una sonrisa.

—Max es siempre tan .... —intenta Ryan.

—No intentes cambiar de tema.

—No lo hago ...

—No se como, pero ten por seguro que averiguaré quien fue la persona que te ayudó con todo esto.

Ryan traga

—No ... — "que haces?" Casi dices que "no me crees capaz de hacer algo tan sencillo por mis propios medios?" piensa Ryan, piensa. Su mente hizo que reeplanteará sus argumentos.
—Mantengo mi postura de que no he hecho nada.

Antes de que su madre pudiera decir algo, el automóvil se detiene, el conductor sale para abrir la puerta del lado de Claudia.

Su madre acomoda la correa de la cartera sobre el hombro, y cuando su lado de la puerta fue abierto, sale con todo el aura imponente que su presencia generaba.

Por su lado, arregla su saco.

En los metros que separaban el automóvil del edificio, ve a Alexandra esperando en las puertas principales.

Mientras se acercan, Alexandra rehuía su mirada. Murmuró un saludo formal y comenzó a hablar sobre firmas, reuniones y demás con su madre.

Los tres suben al ascensor, y llegan al piso donde tenía su oficina.

—Buenos días señora Collins —saluda una mujer en un escritorio alto, a unos pasos de las puertas del ascensor.

—Buenos días—responde su madre —¿Cuál es el nombre de la mujer?

Alexandra responde de inmediato.

—Cassie.

—Bien —su madre se acerca a él y dice —Búscala.

Esa palabra lo toma completamente desprevenido.

Parpadea y dice:

—Ayy no quiero ...

Su madre le muestra una mirada furiosa, pero un hombre, se acerca pidiendole consejo para terminar algo que no entendió bien y se alejan hacía la sala se reuniones.

Pone las manos en los bolsillos de su pantalón mirando el piso de las oficinas, escucha unos cuchicheos y levanta la mirada hacía unas mujeres que lo veían de lejos y regresaban la vista a su ordenador.

Cambia la dirección de sus ojos, y ve a la mujer de la recepción tomar una llamada y darle una mirada.

No podía sentarse sobre uno de los sofás a dormir como lo hacía en casa.

Mi Pequeña DesventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora