Dicen que cuando algo pasa, necesitas un tiempo para asimilar lo ocurrido y tratar de reincorporarte a tu realidad, después de la experiencia que has vivido.
Ya ha pasado una semana desde mi beso (accidental) con Alex, y sigo en shock. Lo peor de todo no son las continuas pesadillas que me persiguen noche sí, noche también, sino el hecho de que él me evite desesperadamente. Y es que me resulta más sencillo soportar el odio directo que la indiferencia.Me levanto pronto. Últimamente apenas duermo, porque me despiertan los horribles sueños de cada noche, y paso de volver a dormirme para volver a repetir la experiencia.
Me dedico básicamente a sentarme en el sofá, mientras me tomo la leche con Nesquik. Para cuando todos se levantan, yo ya me he ido andando a clase. Espero delante de la puerta del insti a ver si llegan Myriam y Alex.
Trato de hablar con Alex.
Me ignora.
Me voy con Myriam.Tengo que darle las gracias. Ella se está portando como nadie conmigo. Estoy en una etapa un poco zombie. Alex fue mi pilar invariable desde que me mudé, y es difícil que todo siga igual cuando ha desaparecido tu constante.
Creo que me enganché a él demasiado pronto. Como si su sonrisa, su mirada o incluso el tono de voz fueran una adicción y ahora me tocara pasar el mono. A veces me pregunto si de verdad siento algo por él o soy simplemente una adicta a su marca de heroína.-Peque, ¿recuerdas cuándo se entregaba el trabajo de Biología? Ese que hacíamos en cooperativo. Es que no me lo apunté y... - Myri sigue hablando, pero yo ya no la escucho.
-Creo que era el 26 de febrero.
Mi mente trabaja acelerada. El trabajo, Alex... el trabajo como excusa para estar con Alex.
Infalible.Cuando llego a casa como con algo más de ganas, aunque he perdido un kilo y medio en las últimas semanas. Me tapo las ojeras moradas con maquillaje. Ni siquiera me fijo en al ropa que me pongo.
Lo importante es que a las cuatro y media ya salgo corriendo a casa de Alex.Rosa me abre la puerta y me da dos besos en la mejilla.
-Rosa, ¿está Alex en casa?
A partir de su asentimiento, lo demás carece de relevancia.
Él está en casa.
Abro la puerta del pasillo.
Está en casa.
Abro la puerta de su cuarto.
Alex está...¡morreándose con una pelirroja pecosa y esmirriada! Tiene una mano sobándole la parte de abajo de la falda y la muy guarra le toca descaradamente el paquete.
No lo aguanto más.
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-¡Alesa! ¡Alesa, joder, para!- me grita Alex, que corre tratando de alcanzarme. Me ha oído al darle un portazo a la puerta del pasillo y me lleva persiguiendo desde que salí de su casa.
Al final, noto como su mano se aferra a mi codo. Me giro a mirarle, imprimiendo todo el asco del que soy capaz en mi mirada (mientras trato de retener las lágrimas de rabia que amenazan con aflorar). Le veo poner su otra mano en la rodilla, tratando de recuperar el aliento tras la carrera.-Déjame que te lo explique, ¿va? No te enfades. - algo dentro de mí explota.
-No creo que haya ninguna explicación que dar. Llevas semanas evitándome y ni siquiera me dices porqué. Trato de hablar contigo y me ignoras. No veo por qué tendría yo que escucharte ahora.
-Vale, vale. He sido un capullo, lo siento. De verdad que sí.
-Supongo que tendrás alguna razón válida que ofrecerme sobre qué he hecho para que pases de mí tan a lo bestia.
-Ahora no, pero la tendrás. Te juro que la tendrás.
-
Por supuesto, ¡qué imbécil soy! ¿Cuántos días más necesitas para inventarte una excusa? Mira, ni siquiera entiendo qué hago aquí hablando contigo. Venía a recordarte que tenemos pendiente un trabajo de Biología, pero casi que ya lo hago sola y lo firmo en nombre de los dos. - hago amago de irme, pero Alex me aferra el hombro como una tenaza.-No tienes que hacer eso, yo...
-Ya, pero quiero hacerlo. Además, no creo que tengas ningún derecho, después de haberte comportado como un auténtico cabrón, a reprocharme ninguna de mis decisiones.
Alex me mira, como si cada palabra que digo fuera una bofetada de esad que te dejan la marca de la mano estampada. Que se joda. Llevo bastante tiempo conteniéndome para que mi genio no saliera a la superficie y en cuanto he requerido de su fuerza, ha surgido con el potencial de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
-Y, Alex, deberías marcharte ya, porque tu amiguita pelirroja te estará echando de menos. Dila de mi parte que el tanga que llevaba era muy bonito. Supongo que te gustará oírlo, ya que parecías tan obsesionado con quitarle la falda cuanto antes para poder verlo.
-¡Joder, no! Para de hablar así, Ale. Ya sé que la he jodido. Andy es una compañera de la clase de Química.
-No, si ya se veía la química desde bien lejos. Y con cuanta menos ropa, más química, ¿verdad? ¿Qué es lo siguiente? ¿Me dirás que todo eso era un experimento para clase?
-¡Deja de inventarte cosas que ni siquiera he dicho! De acuerdo, estaba liándome con ella. ¿Y a ti qué coño te importa?
-¡Me importa una puta mierda! Por mí, puedes dar media vuelta y follarte a la tal Andy contra la pared de tu cuarto. Eso sí, usa condón no vaya a quedarse preñada y que acabes siendo padre, porque compadeceré al pobre niño.
-Esta no eres tú, Alesa. Tú no eres así. - la mirada de horror que me echa se me clava en la retina, pero ahora mismo soy un explosivo altamente inestable y puedo estallar a la mínima.
-¡Soy exactamente así! Me controlaba para evitar precisamente esta clase de situaciones. Pero ya me he hartado. Total, no sirve para nada. Lo dicho, vuelve con tu Andy, que ella seguro que prefiere aguantarte antes que yo.
-¡Ella no es mi Andy! ¡Ni siquiera es mi amiga, maldita sea!
-¡¿Te estás oyendo?! Suenas igualito que todos los tíos de los que nos reímos en el instituto. Cualquier chica monilla te vale siempre que pilles cacho, ¿me equivoco? Pues enhorabuena, no es de mi incumbencia. Y ahora me marcho,y como se te ocurra agarrarme aumque sea el aura, reduzco tu existencia a mierda.
Me alejo a paso firme del lugar, procurando controlar mis ganas de llorar. No, llorar no. Más bien de aullar como una fiera herida, que sólo sabe defenderse atacando.
Me consta que le he hecho daño, pero seguro que ni la infinitesimal parte del daño que me ha causado él a mí.
Que se tire a la pelirroja, total, ya me da igual.
"No te da igual, orgullosa de mierda." replica mi conciencia, exigiendo intervención después de haber estado recriminándome infructuosamente durante toda la pelea. "Te gustaría ser ella."Bueno... no es del.todo correcto. Me gustaría que me quisiera, que no fuera para él ni un polvo rápido ni una simple amiga. Me gustaría ser su nosotros. O que cuando me presente a algún amigo suyo, le baste con decir "esta es ella", porque le ha hablado tanto de mí que las demás palabras sobran. ¿Es pedir tanto?
Pero después de lo que le he dicho es probable que me odie. Por un momento, creo que hasta yo misma le he odiado.Sería maravilloso que hubiera una prueba médica (que se pudiese hacer en casa) que determinara lo que siente cada uno, como si sólo hubiera una posibilidad válida. Pero eso es imposible y la única manera de saber lo que se siente y lo que se debe hacer es... ¡no sé qué manera es esa!
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Nadie dijo que fuera fácil
عشوائيDedicado a los que han descubierto que hay vida antes de la muerte. Alessa es una chica de 17 años que hace 3 meses sufrió bulimia. Ahora acaba de mudarse con su madre a Barcelona y se enfrenta a la tarea de integrarse en un instituto. ¿Reaparecerá...