Deben ser ya las dos y media de la mañana, pero ni siquiera me molesto en mirar el reloj de mi muñeca. ¿Para qué si en el fondo no me importa?
A lo lejos, distingo una figura subida a una roca, en una zona más profunda del agua. Decido acercarme, pero con cuidado para no mojarme las perneras de los pantalones, aunque me los haya arremangado.
¡La madre que me parió! ¿Esa no es...?
-Hola, Alessa.- me saluda Myriam con la voz apagada, seguramente más por el porro que lleva en la mano derecha que por las horas. Está en camisón, aunque le queda grande.
-Hola, Myriam.- respondo, intentando mantener mis ojos apartados de su diestra.
-¿Te sorprende verme así? Si, supongo que no doy el pego. La niña tímida y de familia bien debería tener una vida acorde, ¿no? Pero la niña, mira por donde, está jodida.
Sin pensármelo dos veces me siento a su lado. El olor de la marihuana me llega, pero me prometí no destruirme el cuerpo más de lo que ya lo había hecho.
-Y...¿qué te pasa?- le preguntó.
-No tan rápido. Vamos a hacer un trato, sirenita: tú me preguntas y yo te respondo, y viceversa. Cualquier cosa. ¿va?
Estoy a punto de negarme, pero me puede la curiosidad y acepto. Total, es una gilipollez. Todos mentimos cuando nos preguntan por nuestra vida privada. Aunque tal vez, estando al borde de coger un amarillo, se te suelta la lengua.
-Yo primera.- digo.- ¿Por qué no quieres estar en tu casa?
-Mi madre se está tirando al profespr de Ética y la pobre necesita varios orgasmos para queďarse a gusto.
Joder. Yo insulto a mi madre, pero no tan a lo bestia. Debe de estar muy hasta los cojones.
-Ahora me toca a mí.- dice Myriam, yo me preparo para lo peor.- ¿Cuáles son tus colores favoritos?
¡¿Qué mierda de pregunta es esa?! Aún así respondo:
-El verde esmeralda, el negro, el rojo escarlata, el morado y el azul turquesa. Voy yo; ¿qué hay de tu padre?
-Se largó hace unos cuantos años, al enterarse de que mi madre estaba embarazada. Creo que era militar. Nunca volvió y jamás se ha interesado por mí, de hecho, dudo que nadie de su familia sepa que existo. ¿Y el tuyo?
-Hace diez años que no le veo. Todavía me llama por mi cumpleaños y por Navidad. Cuando, al nacer yo, mi madre le dejó, se quedo trastornado. Creo que ella era la única cosa que daba por constante en su vida, y al marcharse ella, su mundo se quedó patas arriba. Me inculcó desde niña la idea de que la culpa era mía, y yo me lo creí. - me callo, consciente de haber hablado demasiado. Hacía mucho que no le contaba esto a nadie, pero la chica del porro me inspira la confianza que nunca me inspiraron los psicólogos.- ¿Crees que tu madre de verdad quería a tu padre?
-Sí, supongo.- me responde Myriam.- Más bien espero que sea así. Ya es bastante duro que mi madre se folle a todo lo que se mueve, como para admitir que yo soy fruto de un arranque de sexo. ¿Y tú crees que tu padre quería a tu madre?
-Uff.- resoplo.- Yo creo que sí, que la quería, pero más que eso: la necesitaba. Mi padre es un enfermo. Necesita "poseer" las cosas, y mi madre era la joya de su corona. Claro, que al nacer yo, cambiaron las prioridades de mi madre...
Por primera vez en mucho tiempo me replanteo la idea que siempre he tenido de ella. Joder, si no hubiera sido capaz de dejar al cerdo de mi padre, probablemente yo no sería como soy.
-¿Cuándo es tu cumpleaños?- pregunto, harta de temas serios y de vuelta al presente.
-Emsss... el veinticuatro de marzo. ¿Y el tuyo?
-El veintiuno de enero.
-Ostia, ¡no te falta nada! ¿Cuántos cumples? Juego aparte.
-Diecisiete.
-Yo tengo dieciocho. Repetí curso en tercero de E.S.O. La zorra de Sociales me tenía manía. Y el de Mates, y la de Biología, y la de Lengua, y el de Inglés. ..
El pitido de la alarma de su móvil la calla. Se pone en pie con un movimiento y me abraza.
-Baúl.- me susurra al oido.- Mañana nos sentamos juntas a comer, ¿va?
Se aleja caminando en dirección contraria a la mía sin esperar respuesta.
Miro mi reloj: son las tres de la mañana. Sigo el rastro de mis pisadas en la arena y regreso a casa. Cojo las botas del porche y las cuelo por la ventana abierta de mi cuarto. Vuelvo a trepar por el árbol y me meto en la cama, como en un sueño dentro de un sueño.
No tardo en quedarme sopa.
¡FELIZ NAVIDAD (aunque no me guste)! Pasadlo genial y disfrutad. Creo que este capítulo me ha quedado un poco más largo, a ver qué os parece. Para el próximo tengo pensado hablar sobre el pasado de Alessa. Tengo varias opciones y me gustaría que vosotros eligierais:
a) La vida de Alessa en el hospital
b) La vida de Alessa con su padre
c) La vida de Alessa en su instituto de Madrid.
Con mis mejores deseos.
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Nadie dijo que fuera fácil
De TodoDedicado a los que han descubierto que hay vida antes de la muerte. Alessa es una chica de 17 años que hace 3 meses sufrió bulimia. Ahora acaba de mudarse con su madre a Barcelona y se enfrenta a la tarea de integrarse en un instituto. ¿Reaparecerá...