1. Cleo -La noche del beso

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Era un viernes por la noche cualquiera en la que un grupo de amigos disfrutaban de la libertad de haber terminado esa semana llena de exámenes, habiendo decidido con tres semanas de antelación ir a celebrarlo saliendo de fiesta.

La Discoteca Crazy Stacy fue el lugar elegido por el grupo, siendo el lugar de fiesta noctura más solicitado por los jóvenes ese año. No necesitaron alcohol para notar como la felicidad les invadía de solo pensar en todas esas horas en las que estarían bailando, riendo y no teniendo que hacer nada más que divertirse con conocidos y desconocidos. Quién sabe si incluso alguno terminaría con un ligue después de esa noche.

Cleo Patra estaba terminando de hacerse unas buenas ondulaciones resistentes al tiempo y al calor discotequero cuando recibió un mensaje de su buen amigo Cedric Cavill. Desbloqueó el teléfono accediendo a la conversación de WhatsApp llena de memes y falsos ligoteos. Los dos eran bastante ligones y coquetos, tenían eso en común, aunque también una fuerte ambición y fuerza competitiva que hacía que cualquier ínfima cosa se convirtiera en una lucha por ganar. ¿Quién era más guapo? ¿Quién terminaría con más ligues esa noche? ¿Quién sería más caballeroso hasta llegar al lugar?

Y definitivamente el joven actor se tomó muy en serio esa última parte.

—Por fin he salido del cásting. Ojalá me pillen para este papel. ¿Estás preparada para que venga a buscarte en una hora? 😉

—No si llego yo antes a tu casa. P.D. Seguro que te dan el papel, has practicado mucho esa voz profunda inconfundible del personaje.

—Supongo que no puedo luchar contra el tiempo. Quizá me pillas en la ducha, o yo me quedo allí hasta que llegues. Sabes dónde está la llave escondida y Luis no está.

—Cedric, eres incorregible 😂

La morena cerró el teléfono y sacó su kit de maquillaje, mordiéndose un poco el labio inferior antes de decidir ir sin pintalabios, porque el gloss es pegajoso y lo último que necesitaba esa noche era tener los labios igual de pegajosos que varios maromos esta noche medio borrachos, así que decidió ir solo con un poco de cacao.

No tardó mucho más en salir preciosa de casa, despidiéndose con un beso en la mejilla con ambos padres, los que tenían una sonrisa de felicidad y un brillo en los ojos especial cada vez que la veían. 

Media hora más tarde ya estaba en la puerta de Cedric, pillando por sorpresa al actor y el que no dudó en quitarse la camiseta para su siguiente papel.

—Cleo, justo iba a ducharme. Si no estuvieras tan deslumbrante te invitaría.

—Vamos tarde, Cedric, métete en la ducha ya —empujó Cleo por los hombros al chico dentro del apartamento nuevo.

—¡Ya voy! Parece que hayas quedado con Jose, no espera... ¿Has quedado con Marc?

—No, tú y yo hemos quedado con el grupo, y tengo ganas de despejarme, bailar, beber, y no te voy a negar que si aparece alguien interesante no me importaría pasar la noche con esa persona.

—Yo solo espero que vuelva a estar el rubio ese que pensábamos que quería liarse contigo y resulta que iba a por mí. Tenía unos labios y unas manos tan suaves...

—¡Cedric! ¡A la ducha! ¡Qué te quedas embelesado por cualquiera!

—Por cualquiera menos tú, preciosa, a ti ya te tengo el truco pillado.

Guiñando un ojo se metió dentro del cuarto del baño cerrando la puerta a su paso. Cleo se sentó en el sofá y mensajeó un buen rato con el grupo de amigos diciendo que, como siempre, iban a llegar un poco más tarde porque Don Actor tardaba demasiado en prepararse. Incluso este contestó desde la ducha con un audio diciendo que el cásting había terminado un poco más tarde de lo que pensaba.

Cuando por fin Cedric salió del cuarto del baño vestido informal pero elegante, Cleo ya lo estaba esperando en el recibidor casi con el pomo de la puerta en la mano, invitándolo a salir. El chico se reservó la broma que iba a hacer y levantó las manos en señal de rendición.


El ambiente de la Discoteca Crazy Stacy ya estaba bien cargado cuando los dos amigos llegaron. No les costó mucho encontrar a su grupo de amigos y rápidamente Cedric fue a por algo de beber para los dos. Cleo se lanzó a la pista de baile con sus amigas mientras otro del grupo intentaba tirarle los trastos a una sin mucho éxito. Poco después volvió el chico, destacando encima de la multitud al ser tan alto y grande y sin poder evitar la sonrisa de más de un chico y chica. Le dio la copa a Cleo y bailaron un buen rato entre un par de copas más y sus amigos.

—Cedric, necesito un poco de aire, aquí hace muchísimo calor —dijo Cleo, exhausta. El muchacho asintió y se fueron entre risas diciendo al grupo que ahora volvían—. ¿Cuántas copas llevamos?

—No lo sé, no me gusta el fútbol, lo mío es actuar, ya lo sabes —contestó con un claro tono ébrio.

—No, tonto, de beber.

—¡Ahhh! No sé, tía, es a ti a quién se le dan bien los números.

—Mírate, apenas te puedes sostener en pie.

—¡Mentira! Lo único que pasa es que quiero caer rendido a tus pies, Cleo Patra.

Cedric intentó inclinarse como un lord cayendo por el desequilibrio, llevándose con él a la chica. Los dos rieron en la acera de la calle, ante la mirada de algunos transeúntes nocturnos que ignoraron por completo.

—Ale, ya estamos los dos rendidos a los pies del otro. ¿Ahora qué? ¿Llamamos a la grúa para que venga a levantarnos? Es que eres muy grande, Cedric.

—Y tú tan pequeña que dan ganas de cuidarte —apartó suavemente un mechón oscuro de Cleo que había caído juntamente con ellos—, aunque no necesitas a ningún hombretón para que lo haga. Aún escucho el grito de ese tío que ha intentado tocarte el culo.

—Y tú tan grandullón y mírate, necesitas que te cuide.

—No, yo necesito que dejes de tirarme los trastos, Cleo. ¿Qué pasaría si llega el rubiales?

—Pero si ni sabes cómo se llama.

—No, tú no sabes cómo se llama, yo sé que se llama el chico previo a salir con el amor de mi vida.

—¿Así de claro lo tienes?

—Lo tengo claro desde el momento en el que me perdí en tus ojos oscuros, Cleo. Tan segura de ti, tan bella, tan inteligente, y tan inaccesible.

—Dijo el guaperas que tiene a todos los que quiera.

—A ti no te tengo... Al menos no de esa forma... —los dos se miraron en silencio, con un brillo especial en los ojos por culpa de la bebida. El grandullón apartó la vista dejando que se perdiera en su mar de pensamientos—. Estoy seguro que tus labios son los mejores que probaría en mi vida.

Cleo cogió con suavidad el rostro bien afeitado de Cedric, forzando con la dejadez del chico a que la mirara. Lo acarició con tacto mientras se miraban escuchando solo sus respiraciones, omitiendo por completo toda la música de dentro del local y los coches que pasaban por allí. Los ojos de los dos pasaban de mirarse fijamente a mirarse los labios sin parar. Cedric acarició el brazo que tenía levantado, haciendo tintinear las pulseras de metal que llevaba la chica en él, y terminó juntando su mano con la pequeña manita de Cleo mientras ella se mordía el labio inferior.

Ella se acercó lentamente, al igual que el chico, pero acabó acelerando hasta encontrar sus labios besando los de Cedric en un delicado beso que poco a poco pasó a ser más apasionado, pero sin perder el tacto que tanto caracterizaba al joven.

No saben cuánto tiempo estuvieron sentados en la acera de delante del Crazy Stacy, ni si alguien se fijó en ellos, pero Cedric sí sabía que ya no le podría quitar los ojos, ni los labios, de encima a Cleo.

#ADOMCTOBER2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora