13. Scarlett -Es broma pero si quieres no es broma

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—Besitos...

Scarlett miró el móvil un par de veces para confirmar que Kata había colgado. Dejó el teléfono encima de la mesa con una sonrisa involuntaria y lo miró sin hacer nada más, hasta que el sonido de la puerta abriéndose la sacó un poco del ensimismamiento en el que estaba.

—Carly, desde administración han dicho si podíamos adelantar la renunión. Y la verdad es que a mí me va mejor, tengo unas gestiones...

Cibeles miró a Scarlett y calló de inmediato. Cerró la puerta detrás de ella y se acercó a la mesa, haciendo que el rostro de la pelirroja cambiara rápido a uno serio, pero más relajado que de costumbre.

—Scarlett, ¿me lo ha parecido a mí o estabas sonriendo?

—No sé de qué hablas...

—¿Has encontrado un nuevo chiste favorito y te estabas riendo de él? Ahora vas a estar rayándome con él todo el día —se cruzó de brazos, curiosa.

—Ninguno supera el de "van dos fantasmas y se cae el del médium".

—Espero que alguno sí lo haga... Pero no intentes evadir el tema, hermanita —Mita se sentó en la mesa, apartando el teléfono de la pelirroja a un lado—. ¿Estás enferma? Tienes las mejillas coloradas.

Puso su mano en la frente de Carly, la que con un golpe seco con el dorso de la mano apartó. La profesora volvió a colocarse con su posado elegante y recto. Mita levantó una ceja y cruzó las piernas.

—Llevo años sin ponerme enferma, como no sea que haya una pasa por la universidad y algún crío me la haya pasado lo dudo mucho.

—¿Entonces me dejas mirarte la temperatura?

—Mita, no eres un termómetro humano. ¿Qué harás poniéndome la mano en la frente? ¿Curarme el supuesto resfriado?

—Siempre dicen que un poco de amor y cariño ayudan a que el enfermo se cure más rápido.

Scarlett levantó las cejas, girando el rostro hacia su monitor sin poder evitar que la comisura de sus labios se levantara un poco, intentando esconder una sonrisa.

—Uy, otra vez. Debería mirarte un médico, podría estar dándote un ictus. Acabo de ver otra sonrisita.

—No digas tonterías, Paloma —levantó la voz Scarlett mientras empezaba a abrir archivos para ponerse a trabajar—. ¿No habías venido aquí para hablar de la reunión?

—La reunión puede esperar. Lo que no puede son mis ganas de enterarme de cotilleos de mi hermana. ¿Hay una chica especial que te alegre de esa forma o es que van a sacar alguna moto gigantes de esas que te gustan? Porque parece que estás enferma, pero de amor.

Cibeles se inclinó hacia delante, intentado sonsacar información que sabía que hasta que no estuviera segura de todo lo que sentía, no diría nada.

—Qué yo sepa, estás aquí para terminar tus estudios trabajando conmigo, no para hablar de cosas que se podrían hablar en casa.

—Qué mala eres —echó el cuerpo hacía atrás, como un soldado retirándose de la batalla—. Sabes que estos días no paro por casa, pero tú también sabes que yo no me olvidaré de esto.

—Quién debería preguntar debería ser yo, porque eso de no parar por casa en ningún momento suena bastante a "tengo un ligue y paso el día con este".

—Puedes preguntar si quieres, yo sí te responderé.

—Ya "le" conoceré en la boda, no hay prisa.

—Ojalá pudiera fantasear con cosas así, Carly, pero no la veo muy por mí.

—Así que mujer, eh.

—No me la robes —Scarlett levantó las manos como si Mita la apuntara con sus palabras, bajando la ceja que había levantado juguetona—, que tú ya tienes esa persona que provoca unas mejillas más rojas que tu pelo, no acapares.

—Pero que pesada con que haya alguien.

—Porque lo hay.

—Y qué si lo hay.

—Pues que yo no quiero esperar a la boda para conocerla. ¿Cuándo dices que viene a casa a cenar?

—No, si ella ya vino ayer a cenar, y suerte que tú no estabas —soltó mientras tecleaba sonoramente con media sonrisa asomando en su rostro.

—¡Ahora entiendo el buen humor de todo el día!

Cibeles miró el reloj de pared y miró el suyo de pulsera para asegurarse de que la hora era correcta. Con cara de preocupación, se levantó y le entregó una carpeta llena de documentos, la que acabó dejando encima de la mesa, al lado del teléfono que tanto temía que cogiera para intentar descubrir quién era la chica que la ponía así. Sabía que se conocían, incluso estaba muy preocupada por Kata cuando secuestraron a Sylver, aún así, no sabía bien si eran amigas o si solamente era una fan con la que tenía bastante contacto.

—Se me ha hecho tardísimo, Carly. ¿Podrás hacer la reunión sin mí?

—Todas las reuniones las hago sin ti, creo que con esta también podré apañármelas.

—Eres la mejor hermana del mundo —dijo Mita antes de darle un beso en la mejilla. Scarlett lo aceptó de mala gana mientras hacía un gesto con la mano para que se fuera.

—Anda, vete, no hagas esperar a tu chica.

La mayor se acercó a la puerta de salida y paró un momento, girándose con una gran sonrisa sincera y divertida en su rostro.

—¿Algún día querías hacer una cita doble?

—Mita, vete.

Cibeles soltó una carcajada antes de abrir la puerta con el semblante más neutro que tenía. La profesora cogió el teléfono abriendo la última conversación con Katana, formando una última sonrisa antes de irse a la reunión.



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