12. Arlo -Plato especial

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El campeonato nacional de halterofilia había empezado hacía una semana y, aunque Arlo ya no competía, el alumno del deportista había conseguido llegar a la final gracias a la experiencia de su profesor y sus consejos. 

El ambiente del estadio tenía la emoción y la tensión típica de una final. Arlo estaba masajeando los hombros de su alumno, aliviando los musculos para evitar ningún daño antes de salir a competir. El chico era bastante más joven que él y tenía los brazos menos desarollados, pero una gran fortaleza mental que impresionaba al maestro.

Arlo nunca ganó ninguna competición cuando participaba como atleta, pero tampoco le importaba mucho, contaba sus buenos resultados y progresos. Al final competía contra él mismo y sus límites, y eso intentaba inculcarlo en su alumno, el primero que aceptaba entrenar de forma profesional. El chico le ponía muchas ganas y tenía potencial, solo hacía falta ver como con el trabajo con Arlo después de cambiar de entrenador había llegado a la final ese año. En unos años incluso podría participar olímpicamente.

—Te dejo a solas para que te acabes de preparar —dijo Arlo mientras salía por la puerta.

Los pasillos de los vestuarios y boxes estaban llenos de participantes de diferentes deportes. No se disputaba solamente ese campeonato en el complejo deportivo: natación, taekondo, escalada deportiva, gimnasia rítmica entre otros. La nostálgia invadía la mente de Arlo, pero esa sensación se difuminó cuando salió de los pasillos, llegando a la pista del estadio cubierto, y vio a una chica morena que destacaba solo con su presencia. Parecía estar buscando algo o alguien en la entrada. Cuando cruzaron miradas, ninguno de los dos pudo evitar sonreir y ella pegó un codazo a su acompañante, el que al ver el pedazo de hombre que venía hacia ellos, saludó con su mejor sonrisa. Adelantó a la chica y extendió los brazos, intentando rodear a Arlo para darle un abrazo.

—Entrenador, ¿todo listo para ganar?

—Cedric, suéltame, no veo a mi novia.

—Nuestra novia. Y te recuerdo que tú también eres mi chico.

—Cleo, recuérdame porque acepté esto.

—Porque Cedric tiene una forma muy especial de convencerte, y porque nos quieres a los dos.

—Eso está por ver.

—Bueno, bueno, no desconcentremos al entrenador, no vaya a ser que olvide la estrategia para ganar.

Cedric estaba rodeando con el brazo el cuello de Arlo, el cual ya estaba de brazos cruzados pidiendo a gritos con su mirada que Cleo lo salvara. Ella captó el mensaje inmediatamente y saltó al rescate del princeso Arlo.

—Cedric, ¿no deberías hacerte una foto para instagram? Seguro que a tus seguidores les encantaría saber como apoyas el deporte.

El actor soltó al deportista mientras sacaba el teléfono con una gran sonrisa.

—Yo apoyo siempre el deporte, pero más con vosotros dos.

—Ya estamos de nuevo —resopló Arlo antes de acercarse a Cleo Patra para besarla mientras el #Famoso colgaba una historia en la red social—. Deberíais ir a las gradas, en nada va a empezar la final.

—Por supuesto. Te desearía mucha suerte, pero es que me la quedé yo cuando te conocí.

Volvió a besarla y al separarse vieron como Cedric se estaba haciendo un selfie con ellos detrás. Arlo rodó los ojos mientras se escondía un poco tímido y Cleo agarró del brazo al actor.

—Vámonos, que parece que va a empezar esto.

—¿A mí no me das un besito, Arlo?

Arlo cogió con la mano la cara de Cedric apretando las mejillas con las yemas de las manos y se acercó a su rostro. La cara del actor pasó de bromista a pánico en un segundo, pero eso no le impidió poner morritos para aceptar el beso del deportista. Este, al verlo, rio con una sonora carcajada y le pegó con cariño en el hombro, pero con bastante fuerza. 

Cleo intentó tirar de Cedric, el que seguía en shock por el casi beso de Arlo, y fueron a las gradas con el inicio del torneo.

El protegido de Arlo no ganó al final el campeonato, pero obtuvo una buenísima tercera posición y una gran felicidad por lograrlo.

Al llegar a casa, el deportista se tiró al sofá, orgulloso de su trabajo, y a su lado se dejó caer Cleo, la que se acurrucó en su pecho felicitándolo de nuevo. El sonido chisporroteante del aceite en la cocina cortó el momento tranquilo entre ellos dos.

—¿Qué está haciendo Cedric para cenar?

—Supongo que su plato especial.

—No, su plato especial no. ¿Le decimos que no es comestible de una vez?

—Díselo tú, campeón, yo no pienso ser quién le rompa sus sueños y esperanzas.

—¿Y debo ser yo siempre? No quiero que piense que le tengo tirria o algo.

—Tranquilo, Arlo, Cedric solo tiene en la cabeza las ganas de que lo empotres esta noche después del casi beso.

—Yo hoy no empotro a nadie.

—Pues entonces ya te empotro yo —dijo Cedric saliendo de la cocina con una gran sonrisa entre sus labios. Arlo no sabía donde esconder su cuerpo enorme. Cedric se sentó al lado de Cleo, dejando a esta pareciendo más pequeña de lo que ya era—. Bueno, tortolitos, ¿preparados para probar segunda delicia más deliciosa de Cedric?

—¿La segunda es lo que estás cocinado? —preguntó Arlo, a lo que Cedric asintió—. Nunca pensé que iba a decir esto pero creo que prefiero probar la primera.

—Cedric, aprovecha —murmuró Cleo hacia el actor.

—Cuando quieras, precioso.

—Cleo, ¿te apuntas?

—Lo que sea para no probar la segunda delicia de Cedric.

—Espera, vosotros no os queréis acostar conmigo. ¿No es gusta mi plato especial?

Arlo y Cleo se miraron con la boca entreabierta, intentando pensar como decírselo sin romper su sensible corazón. Finalmente Cleo dio el primer paso.

—Digamos que tu plato especial me va muy bien como forense, porque así tengo más trabajo en el hospital.

—Cleo, creo que esa no es la mejor forma de decirle que no nos gusta su plato y que es incomible.

Cedric se levantó con el corazón notablemente herido y dramatizando, con una mano en el pecho de la camisa entreabierta que llevaba.

—Todo este tiempo preparándolo con todo mi amor y mi cariño porque pareciáis felices comiéndolo y resulta que vivo en una farsa.

—Oh no, ha salido el actor dramático. ¡Arlo, haz algo o nos estará haciendo sentir culpables toda la noche y probablemente la semana entera!

Arlo se levantó casi de un salto por la petición de la chica y por impulso calló todas y cada una de las palabras del actor juntando sus labios en un violento beso, el cual poco a poco se fue volviendo más pasional.

Cleo disfrutó de la escena, la que terminó con Arlo separándose de él por la primera delicia que había decidido intervenir.

—Cedric, dime que no tienes nada en el fuego —este negó con la cabeza aún en shock por el beso que ahora sí había sucedido—. Bien, doy por terminada la cena, todos a la cama, ahora.

#ADOMCTOBER2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora