~pucherito 5~

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Eran aproximadamente las doce del medio día y los Fernández recién iban saliendo rumbo a Data la casa de moda más reconocida de Japón.

Se suponía que debía estar ahí desde las nueve de la mañana, pero una vez más Shoma había hecho de las suyas y por supuesto Javier tuvo que limpiar todo el desastre, tuvo que secar el agua del piso y meter la alfombra del pasillo a la secadora.

Incluso había descubierto que la llave de agua estaba rota, seguramente el bebé regordete se había colgado para abrirla y en el proceso se rompió, tuvo que improvisar una especie de tapón para detener el agua además de cambiar a Shoma y casi obligarlo a ponerse el traje en miniatura, buscar a toda prisa las dichosas calcetas de pato para por fin poder salir del departamento.

Una vez en la empresa Javier se encaminó directamente a la guardería del edificio, en sus planes estaba dejar a Shoma encargado con la chica de la estancia para dirigirse rápidamente a la sala de juntas y pasar el resto del día revisando las nuevas carpetas de los nuevos productos, todo estaba perfectamente planeado.

Los empleados miraban asombrados y curiosos a Fernández, era la primera vez que llevaba a su hijo al trabajo y ver a Shoma era como ver a un yuzuru en miniatura, con sus ojitos rasgados y el ceñito fruncido mirando al frente con esa aura de tener siempre la razón. Por supuesto que ver al serio Javier Fernández cargando un bolso para bebés con dibujos de patitos, no era cosa de todos los días.

Llegaron al área infantil y Javier beso las mejillas esponjositas de su bebé mientras le hablaba.

-Escucha cariñito, papá debe ir a trabajar, tus papillas de manzana suben de precio cada día, así que te quedaras aquí algunas horas cielito.

Shoma frunció más el ceño y saco su puñito de su boquita, y como si hubiera entendido a la perfección cada una de las palabras dichas por su padre, se sujetó fuertemente del saco negro que traía el español.

Kazuo, la chica que atendía la guardería, se acercó a ellos con una sonrisa.

-Buen día señor Fernández ¿es su pequeño hijo?

Javier le devolvió el gesto tratando de parecer amable.

-Si, él es Shoma, mi bebé.La chica sonrió en grande y tocó suavemente una de las manitos de Shoma que seguían fuertemente aferradas a Javier.

-Hola bebé bonito ¿te quedarás aquí hoy?

Shoma despego su frente del hombro de su padre e intercalo su vista entre el rostro de la chica y su manito regordeta siendo acariciada por ella.

El bebé retiro sin delicadeza la mano de la chica, le mostró su lengüita, y le dio un suave empujón para alejarla de su padre, repitiendo varias veces no, no.

Kazuo sonrió apenada y se alejo un paso de ambos pelinegros.

Javier pidió disculpas por el repentino mal comportamiento de su bebé, alegando que era por no conocerla.

El pelinegro mayor le pasó el bolso a Kazuopara tratar de despegarse del pecho a Shoma pero parecía ser una tarea imposible, el bebé estaba aferrado a su ropa, tenía las manitos hechas puñitos sobre su saco y con sus piernitas trataba de rodear la cintura de su padre.

-¡No papá no!

Javier sostuvo a su bebé por debajo de sus bracitos y lo jalo con cuidado para separarlo, pero Shoma negaba y ponía más resistencia.

-¡Papá, papá!

Una, dos, tres veces el mismo proceso, acercarlo para que aflojara el agarre y jalarlo para desprender cuidadosamente pero sin importar cuantas veces lo hubiera hecho ya, Shoma se negaba rotundamente a soltar la ropa de su padre y por el contrario había empezado a gimotear amenazando con llorar.

-Shoma ya basta, no puedo llevarte conmigo entiende.

El bebé levantó la vista hasta su padre para mirarlo con una expresión tan triste y los ojitos brillosos por las lágrimas que a Javier le tembló la voz al hablar nuevamente.

-Volvere por ti amor, te lo prometo.

En una pequeña distracción por parte del bebé Javier logró separarlo de él y se lo entregó a la chica que lo cuidaría, Shoma se había aferrado tan fuerte que se había llevado en sus manitos algunos botones de la camisa que tenía puesta su padre.

Shoma empezó a llorar fuertemente estirando sus manitos hacia su padre y llamándolo con su voz entrecortada.

-¡P-papá! ¡Papi!

Javier se sintió terriblemente mal, nunca antes habían dejado a Shoma a cargo de nadie que no fuesen sus abuelos o evgenia, y se estaba sintiendo un mal padre pero no podía tenerlo todo el día con él.

Así que mordiendo su labio y con el corazón estrujado se despidió de Shoma dispuesto a terminar todo el trabajo lo más pronto posible y volver con su bolita de algodón.

Un par de horas más tarde, iba camino a la importante reunión que tendría cuando Kazuo llego hasta él casi corriendo con un Shoma en brazos que soltaba risitas divertidas.

-¡Señor Fernández! ¡Señor Fernández!

El pelinegro miró a la chica con expresión de extrañeza, tenía el cabello alborotado, su vestido que había estado impecable hace algunas horas atrás ahora se encontraba lleno de alguna sustancia verde y pegajosa, y el rostro de la chica gritaba desesperación y nerviosismo por todos lados.

Apenas logró ver a Javier, corrió en su dirección alzando al bebé hacia el frente.

-¿Qué pasa? ¿Por qué tanto alboroto?

-Lo lamento mucho señor, pero no puedo cuidar a su hijo ni un segundo más, se lo devuelvo, tómelo por favor se lo ruego.

Javier frunció el ceño pero extendió los brazos para tomar a su pequeña bolita de algodón adorable, Shoma ni siquiera lo pensó y se abalanzó hasta su padre para que lo sostuviera, una vez estuvo en los brazos de su pelinegro padre se recostó en su hombro y comenzó a succionar su diminuto pulgar mientras con su manito libre abrazaba al señor conejo.

-¿Por qué dices que no podrás cuidarlo? Tengo una importante reunión ahora, no puedo llevarlo.

-Ese bebé tiene algo mal, no puedo
cuidarlo, me esta volviendo loca.

Javier le dio una mirada severa y endureció su tono de voz.

-Te recuerdo que estas hablando de MI hijo, y creo que sabes muy bien quien soy yo.

La chica bajo un momento la mirada pero aún así contestó.

-No importa si va a despedirme, es mejor que volver a tratar con ese pequeño demonio y su compañero.

-Vete ahora mismo.

El tono de voz salió tan frío y lleno de coraje que la chica no lo dudo ni un momento y salió a toda prisa del lugar.

Una vez estuvo fuera de su visión le dedico una mirada a Shoma quien solo le sonrió mostrado sus encías con rastros de próximos dientitos y restrego su regordeta mejilla en el pecho de Javier soltando un suspiro.

Shoma era una cosita adorable.

¿Qué cosa tan mala podría haber hecho para que lo devolvieran tras dos cortas horas?

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Bueno regrese después de 5 meses, muchas gracias por las 9k lecturas, bueno pasando a otro tema ya van para 2 años de esta adaptación, realmente el tiempo se fue muy rápido todavía me acuerdo que cuando empeze a escribir la adaptación estaba por pasar a 2 de secundaria y ahora estoy a unos meses para irme a la preparatoria, ahora me estoy preparando para el examen de admisión(estoy emocionada pero a la vez asustada por qué elegí la carrera de Enfermería), pero me haré tiempo para actualizar, así que actualizaré cada jueves. Bueno muchas gracias por leer esto cuidense mucho, nos vemos en la próxima lectura.

un dia con papa  yuzuvier (adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora