ᵃⁿᵈᵃʳ ᶜᵒⁿᵐⁱᵍᵒ - ᵛᵉʳᵃᵒᵃˣ -

Capítulo 5:

Atardecer
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¿Que es lo mejor que puedes hacer con tu crush?

Para Oaxaca, a parte de casarte con él, sería tener una cita o pasar tiempo con el.

Oaxaca considera que Veracruz es una persona inancanzable para el... Sin contar la altura.

Sabia que tenía defectos pero ¿Qué importaba? A sus ojos, Veracruz era el hombre más perfecto y hermoso que haya visto alguna vez.

Sus dedos comenzaron a moverse por su largo cabello, el aroma del shampoo combinado con el aroma natural de Veracruz inundaron sus fosas nazales, como lo amaba.

— ¿Aún no aprendes a peinarte solo? — preguntó suavemente comenzando a pasar el peine delicadamente por el cabello de Veracruz —

— No es que no sepa... — contesto Veracruz despegando su mirada del libro que se encontraba leyendo —

— ¿entonces? — cuestionó Oaxaca, su voz seguía sonando igual que antes, Veracruz se sintió aturdido, le gustaba ese tono de voz que Oaxaca solo de daba a él.

— Me gusta como tú me peinas... — las puntas de sus orejas de mancharon de un color rojizo en muestra de su vergüenza.

Adorable a la vista de Oaxaca, estaba sorprendido por la respuesta pero la vista que tenía era aún mejor, lamentaba no poder observar el rostro de su amado en esos momentos, por suerte se conformaba con lo que tenía, si la vida lo quería, ya tendría tiempo para poder apreciarlo mejor.

— oh... De verdad, ¿Es así? — preguntó tratando de avergonzarlo de nuevo, era uno de sus gustos culposos.

Las orejas de Veracruz se sonrojaron mas, queria imaginar su rostro también.

— ... Si — respondió Veracruz agachando un poco su cabeza.

— jajaja... — Oaxaca soltó una débil risa, sus manos dejaron en paz el cabello, ya desenredado de Veracruz y dijo — es un halago muy bonito — 

Veracruz levantó un poco más la cabeza, su rostro se hizo hacia atrás cayendo en reposo sobre las piernas de Oaxaca, Oaxaca agachó su cabeza para poder observar su rostro.

Ambos tenían una bonita sonrisa en sus rostros además de un pequeño sonrojo, podían quedarse así por horas, se sentía cómodos con el otro aún sin decir palabra alguna, como si no tuvieran la necesidad de comunicarse con palabras, sino con miradas y pequeñas acciones.

Después de varios minutos, que parecieron horas, ambos soltaron una risa nerviosa, sus risas incluso sonaban muy suaves junto con la del otro.

— ¿Cómo te gustaría que te peinara en esta ocasión? — preguntó Oaxaca aún con una sonrisa en su rostro —

Veracruz pareció pensar en su respuesta por unos segundos antes de que su sonrisa se hiciera más grande, dijo.

— Lo que a ti te guste... — su respuesta fue simple, aún así causo un gran revuelto en el corazón de Oaxaca.

— de acuerdo... No tienes derecho a reclamarme si no te gusta — exclamó, Veracruz sonrió de nuevo acomodándose para que Oaxaca logrará peinarlo —

— lo dejo en tus manos... — así concentro de nuevo su mirada en la lectura.

Pasaron varios minutos en silencio, cada uno estaba concentrado en lo suyo hasta que Oaxaca nuevamente habló:

— listo — rompió el silencio, dejando de lado el peine —

— Eres rápido — contesto Veracruz.