Extra: Mezcal

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Oaxaca y Veracruz se encontraban "jugando".

De hecho, era la tercera vez en la mañana, Oaxaca perseguía a Veracruz mientras esté cargaba con una botella de mezcal.

Al parecer era la única que le quedaba a Oaxaca y este no quería salir a comprar en toda la semana.

— ¡Devuelmela! — exigió mientras continuaba corriendo, desgraciadamente no podía seguirle el paso a Veracruz.

— ¡Si me atrapas! — contesto Veracruz entrando nuevamente en la casa.

Oaxaca suspiro enojado, siguiendo a Veracruz, afortunadamente considerando el terreno, ahora tenía una ventaja, si acorralaba a Veracruz en cualquier parte lograría hacerse con la botella de mezcal y huir.

Un plan sencillo, corrió con más intensidad, odiaba correr, pero el sacrificio valía la pena.

Podía ser considerado como un borracho pero no importa, había logrado alcanzar a Veracruz, sin importar cuánto se esforzará aún no podía ocultar su sonrisa de victoria de su rostro.

— ¡Ya no podrás huir más! — sonrió mientras decía esas palabras, Veracruz analizaba las opciones que tenía, definitivamente había cavado su propia tumba cuando entro a la casa, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse.

Oaxaca se acercaba lentamente mientras abría sus brazos para atrapar a Veracruz, más no se esperaba, que Veracruz le arrojará algo líquido, por la sorpresa termino cayendo hacia atrás de sentón, sus ojos se cerraron fuertemente por el impacto.

Veracruz estaba feliz por su logro, solamente que ahora ya no estaba interesado en el mezcal del Oaxaqueño, sino, en el Oaxaqueño, la escena frente a él definitivamente logro excitarlo.

Gracias a el líquido que comenzaba a bajar del rostro de Oaxaca, la ropa también comenzaba a pegarse a su cuerpo.

Oaxaca tenía una mala costumbre —que en parte fue su culpa— esa era vestirse con alguna camisa de Veracruz por las mañanas antes de hacer algunos pendientes y darse un baño, en algunas ocasiones incluso después de darse un baño aún seguía usando su ropa, como repuesta decía que ya que está le quedaba grande podía ser mucho más cómoda que la suya, además a Veracruz no le molestaba para nada esto.

La vestimenta del Oaxaqueño era justamente esa.

La camisa blanca se había mojado, Oaxaca aún mantenía su cabeza baja, rehusandose a abrir los ojos, tampoco se había levantado del suelo, sin darle importancia a la incomodidad que sentía.

Veracruz dejo la botella de mezcal en una mesa cercana, acercándose suavemente a Oaxaca para después pasar una de sus manos por debajo de sus rodillas y la otra por sus hombros, levantandolo a estilo nupcial Oaxaca no le dio importancia y se dejó.

Al a ver sido arrojado a la cama, por fin abrió los ojos, encontrándose con la mirada lasciva de su pareja.

Veracruz bajó su cuerpo, al mismo tiempo que Oaxaca abría las piernas, hace tiempo que su cuerpo y corazón se habían rendido.

— Así que... Estado libre y soberano de Veracruz... ¿Esto estabas planeando cuando me arrojaste eso? Nunca lo vi venir de ti — habló en tono de broma, mientras lo atraía más a su cuerpo, jalandolo de su largo paliacate — No pensé que serías esa clase de persona

Veracruz respondió con una sonrisa antes de besar los labios del Oaxaqueño.

Si bien el beso había empezado tranquilo y amable, paso rápidamente a ser uno salvaje y lleno de lujuria, Oaxaca abrió su boca dejando pasar libremente la lengua de Veracruz para que invadiera el interior de su boca.

ᵃⁿᵈᵃʳ ᶜᵒⁿᵐⁱᵍᵒ - ᵛᵉʳᵃᵒᵃˣ - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora