𝐅𝐎𝐔𝐑. the hobbit

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CAPÍTULO CUATRO
el hobbit


Al cabo de un rato, la puerta fue abierta por un hobbit con el ceño fruncido. El ceño se le borró rápidamente al ver a la joven de pie.

—¡Usted debe ser el señor Bolsón! —saludó Alenia, haciendo una reverencia al halfling— ¡Alenia Damenor a su servicio!

—Bilbo Bolsón a la suya. —Respondió el hobbit, sonriendo, prendado de la joven y de su energía— ¿Estás aquí por los enanos?

—Sí, estoy aquí. —Dijo ella, sonriendo— ¿Puedo entrar?

—Oh, sí, por supuesto. —Dijo Bilbo, dando un paso atrás, abriendo más la puerta y haciendo un gesto con la mano— ¿Quieres que te coja la capa?

—Pues sí. Gracias —respondió Alenia, alargando la mano y desabrochándola, moviendo el pelo y dejando al descubierto sus orejas.

Bilbo jadeó— ¡Oh! ¿Eres una elfa?

—Mitad elfa, mitad humana, amor —dijo Alenia, sonriendo—. También soy una guardabosques del Norte. Estoy aquí para ayudar a los enanos en su búsqueda. Pero ellos no lo saben, y no les gustan mucho los elfos, así que no le digamos a nadie que estoy aquí todavía. Puedo pasar desapercibida bastante bien.

Bilbo asintió, de acuerdo, antes de guiarla por el pasillo hacia el comedor, donde se oían claramente las bulliciosas risas y gritos de los enanos. El hobbit continuó en la sala, le dio un golpecito a Gandalf en el brazo y le indicó el pasillo, donde esperaba Alenia.

El mago se agachó bajo el arco para recibir a la semielfa. —Que amable de tu parte aparecer.

—No me vengas con esas. Dijiste que venían trece enanos y aquí sólo hay doce. Por lo tanto, no soy la última en llegar —comentó Alenia con sorna.

—Es cierto. Ahora, creo que lo mejor es que permanezcas fuera de la vista, hasta que llegue Thorin. Entonces, una vez que los trece estén aquí, podré presentarte.

—Me parece justo. Voy a tomar un poco de agua y a esconderme en la sala, hasta que me requieras. —Con eso, Alenia se volvió para ir de puntillas a la cocina a por su bebida. Mientras llenaba su vaso del fregadero -los hobbits son criaturas muy avanzadas, tienen cañerías y todo-, entró un joven enano de pelo oscuro.

Alenia se dio la vuelta, mientras el enano la miraba sorprendido. Lentamente, se llevó un dedo a los labios, pidiéndole que mantuviera su presencia en secreto por ahora. El enano sonrió, antes de asentir una vez y señalar la otra entrada a la cocina. Alenia guiñó un ojo y levantó su vaso de agua en señal de saludo, antes de salir, sin darse cuenta de que el enano la miraba fijamente.

Apenas se había metido en un rincón del salón, fuera de la vista, y la canción de los enanos sobre los cubiertos de Bilbo había terminado, cuando tres sólidos golpes golpearon la puerta.

—Está aquí. —Oyó a Gandalf murmurar en la habitación contigua.

THE ADDITION ━━ kili durinWhere stories live. Discover now