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Radagast salió del bosque delante de ellos, alejando a los orcos y sus wargs.
—¡Vamos! —dijo Gandalf, alejando a la compañía de las formas encogidas del mago pardo y sus perseguidores, a través de una llanura rocosa.
—Mantenganse juntos, —advirtió Gandalf, mientras Thorin gritaba—: ¡Muévanse!
Mientras el grupo corría, Alenia sintió que sus puntos se desgarraban. —Bueno, carajo.
Kili la miró, y vio la sangre que se filtraba de su herida, mientras la presionaba con la mano. —¡Los puntos de Alenia se han abierto!
—Está bien, tenemos que seguir avanzando. —Murmuró la semielfa.
Thorin se detuvo ante una roca, mientras los wargs pasaban corriendo. Ori salió disparado junto a su líder, que lo arrastró hacia atrás. —Ori, no. Vuelve.
Los wargs pasaron de momento, y Gandalf instó a la compañía a seguir adelante.
Los enanos siguieron corriendo, y Thorin le preguntó a Gandalf: —¿Adónde nos llevas?
Gandalf no respondió, pero Alenia empezó a reconocer la zona. Se descolgó el arco del hombro y ensartó una flecha.
—Estamos cerca del Paso Oculto. —Murmuró a su amigo mago, que asintió con la cabeza.
Uno de los wargs dejó de perseguir a Radagast y olfateó el aire. Se detuvo para esconderse detrás de una gran roca.
El warg y su jinete se arrastraron lentamente hacia la roca donde se escondían. Thorin miró a Kili y a Alenia y asintió. La pareja salió de la cobertura de la roca y disparó simultáneamente contra el warg. El gran lobo cayó, aullando, antes de ser rematado por Dwalin, mientras que su jinete fue muerto por Fili.
Los gritos del warg y su jinete fueron escuchados por los demás wargs y orcos. Así que pronto la compañía corrió detrás de Gandalf, mientras los wargs corrían tras ellos.
—¡Muévanse! ¡Corran! —gritó Gandalf.
El estómago de Alenia palpitaba mientras la herida se estiraba y salía más sangre. —Joder, joder, joder, joder, —tarareó.
La compañía abandonó la cobertura de las rocas y se dirigió a una llanura abierta y cubierta de hierba. —¡Por aquí, rápido! —gritó Gandalf, dirigiéndolos hacia la última roca que les quedaba por delante, mientras los wargs empezaban a acercarse a ellos.
—¡Vienen más! —Dori gritó.
—¡Kili! ¡Alenia! ¡Dispárenles! —gritó Thorin, blandiendo su espada. Los dos apuntaron y lanzaron flechas, abatiendo a las bestias.
