Soledad. Se siente como estar atrapada, una sensación bastante horrible. Todo desde aquel día. Nunca puedes pensar que todo va súper bien, que nada malo pasará porque sucederá justamente lo contrario. Eso me pasó. Era un 23 de Enero, había tenido un concierto con mi grupo en el bar de siempre, solíamos tocar allí una o dos veces por semana ya era más o menos algo fijo y así podíamos sacarnos un dinerillo. Aquel día el bar se había llenado más que de costumbre, la gente comenzaba a hablar de nosotros y parecía que les gustaba vernos actuar. Sin duda haber formado un grupo fue de las mejores ideas que tuvimos. Lina, Arty, Simon y yo, hacíamos un gran equipo, Lina y yo éramos las cantantes principales, Arty el guitarriasta y Simon el batería. Nos hicimos amigos en la universidad, aunque lo cierto es que a Lina la conocía desde el instituto. Bueno, el caso es que aquella noche el dueño del bar nos invitó a unas copas gratis por haber llenado el local. Yo no bebí demasiado, pero Arty sí.
Llevábamos saliendo ya un año y algo. Estaba acostumbrada a pararle los pies a la hora de beber pero lamentablemente aquel día no me hizo caso. Lo peor era que Arty le había prometido a mis padres llevarme a casa y no admitó ninguna negación por mi parte. Quizá debí haber pedido un taxi pero él no hacía más que jurar que estaba bien, que podía conducir, que no pasaría nada. Grave error hacerle caso. En algún momento del trayecto Arty perdió el control intentando esquivar a otro vehículo y ahí fue cuando todo se torció, yo debí quedarme inconsciente. Tonta de mi, en algún momento cuando creí estar medianamente consciente me preocupé por saber si Arty estaba bien o no, pero nadie me respondía, no podía moverme sólo oía a la gente hablar a mi alrededor como si yo no estuviese, un médico hablando con mis padres nombrando la palabra coma. Ahí fue cuando me di cuenta de que mi vida se había parado, sabía muy bien lo que significaba aquella palabra y en aquel momento podía darme cuenta de lo diferente que era ver aquello en películas, que ser tú la que lo sufre. Era demasiado duro escuchar al médico hablar con mis padres, pero sobre todo oír llorar a mi madre.
Mi madre. Siempre había sido mi pilar fundamental. Mi padre nunca había estado demasiado presente por temas de trabajo, podría decirse que casi no me conoce. Internamente rodé los ojos escuchando a mi padre calmar a mi madre, ella era realista, tenía miedo, al igual que yo. No teníamos ni idea cuanto iba a durar el coma y mi padre con la palabra “pronto” intentaba arreglarlo siempre todo. Recordar aquel día seguía doliendo. Durante un tiempo llevé la cuenta de los días, pero llegó un punto en el que perdí la noción del tiempo, sobre todo porque todos los días eran igual, a excepción de las visitas, me contaban cosas, me ponían al día. Lina venía todos los días hasta que un día dejó de hacerlo. Arty y Simon también venían, pero cuando podían, hasta que también dejaron de venir. ¿Mis padres? Bueno, mi padre desde el accidente vino dos días contados y después dejó de venir, mi madre siempre decía que estaba demasiado ocupado con el trabajo, pero yo más bien creía que se trataba de su nueva secretaria que seguramente le quitaba demasiado tiempo para ver a su hija. Lamentable. Al final la que seguía viniendo cada día era mi madre, con la esperanza de verme despertar, seguían pasando los días pero por mucho que yo quisiese eso no ocurría, muchas veces deseaba que me escuchase decirle que estaba bien aunque no lo pareciese.
Cuando al principio Arty venía a verme podía sentir su culpa al escucharle hablar, en aquel momento yo no podía evitar pensar que sólo había sido un accidente desafortunado, que podía haberle pasado a cualquiera, sin ser consciente de que si que era cierto que tenía la culpa.
Pasaron los meses y la monotonía se volvió demasiado aburrida, quería despertar, volver a mi vida pero el universo no parecía dejarme. Aquel día para mi sorpresa Arty vino a verme. Dijo que no creía lo que decían los médicos de que yo pudiese escucharle, pero no podía guardar más aquel secreto, yo en aquel instante no entendía nada, pero fue cuando lo soltó, cuando lo comprendí todo, cuando comprendí la razón por la que Lina había dejado de venir a verme.—Lo siento, yo no quería, Lina tampoco…simplemente pasó….Simon lo sabía y bueno, se cabreó con nosotros…
Con razón, pensé. No quería verle, no quería verle más por allí, por más que le gritaba que se largase, que no me tocase la mano y un largo etc, pero no me oía, sólo me oía yo misma y eso era lo más difícil de todo aquello. Pero no quería saber nada más de Arty ni de Lina, no podía creerne que hubiese sido capaz de aquello siendo mi mejor amiga, quizá yo no le importaba lo suficiente o quizá vió su oportunidad ahora que yo estaba fuera de la equación, fuese como fuese desde aquel día ya no me importaban. Estaban fuera de mi vida.
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Donde las historias viven.
RandomUn lugar donde millones de historias se juntan y encuentran la manera de arreglar los problemas o de crear otros. Un hospital, que no es sólo un lugar donde operan a personas o curan enfermedades es un corredor de historias. Donde sin duda se pueden...