Pascal podía decir que siempre había conseguido las cosas él sólo, nunca le habían regalado nada, quizá por eso mismo había aprendido a valorar más las cosas o inlcuso a las personas. Echando la vista atrás se arrepentía de pocas cosas en su vida, por no decir de casi ninguna. Ni si quiera se arrepentía de haber ayudado a Selena aquella noche, porque si no lo hubiese hecho no habría llegado a conocerla tanto, parecía que lo de aquella noche había pasado hacía algunos pocos días, en cambio, ya había pasado un tiempo. Él sabía de sobra que Selena lo había pasado mal, era consciente de ello y él no pensaba abandonarla ni traicionarla como muchas personas habían hecho al conocerla, no se lo merecía y estaba seguro de que Hailey, la compañera de habitación de Selena en el hospital también lo pensaba.
Selena tenía la capacidad de convertirse en alguien importante de la vida de algunas personas sin proponérselo, algo de lo que él también se había dado cuenta. Ni si quiera llegaba aún a comprender como hace unos días había intentado apartarle de su vida, él no se iba a mover, no pensaba hacerle lo mismo que tantas otras personas. Quizá el beso que le dio fue un poco para que se callase y dejase de decir tonterías, pero no podía mentir y decir que no había sentido nada cuando la había besado, sería bastante idiota si lo hiciera. Aunque por mucho que le había apetecido ir a verla había estado hasta arriba de trabajo en el bar y le había sido imposible cambiar los turnos, aunque cuando recibió aquel mensaje de un número que no tenía agregado se arrepintió de no haberlo hecho.
— Hola, Pascal. Soy Hailey. Que no te extrañe que te escriba, Selena me pasó tu contacto para que te avisase.
—¿De qué?
No lograba comprender como es que de pronto tenía un ma presentimiento, como si hubiese sucedido algo malo sin que hubiese sido consciente.
—Ya no comparte habitación conmigo…
—¿Le han dado el alta?
—Ojalá fuese eso, Pascal.
En aquel instante toda la preocupación vino a él y no podía esperar a que Hailey respondiese así que la llamó, porque si tenía que estar esperando a que le contestase le iba a dar algo. Por suerte respondió al tercer toque.
— Si no le han dado el alta, ¿Entonces qué pasó?
—Te noto preocupado…
—Pues claro que lo estoy. Dime que pasó, Hailey. Por favor.
—La llevaron a la zona de psiquiatría. Digamos que empeoró un poquito y los médicos decidieron que sería lo mejor. Cosa con la que no estoy de acuerdo, por si no se nota.
—Es culpa mía, ¿Verdad? Tendría que haber insistido más para cambiar los turnos…
—¿Qué? No digas tonterías, Pascal. Ella sabe que estás ocupado con el trabajo. En realidad fue culpa de la arpía de su madre, vino a meterle ideas a la cabeza y consiguió que se sintiese tan mal como para recaer.
Pascal cerró los ojos un instante y soltó un pequeño suspiro. Era oficial, si ya le había caído mal aquella mujer ahora le caía peor.
—¿Sigues ahí, Pascal?
—Si…¿No podemos hacer algo para sacarla de allí? ¿Aunque sea unas horas?
—Del hospital como tal supongo que no, pero de la zona de psiquiatría se podría intentar. Se me da bien convencer a la gente.
Pascal se pasó las manos por el pelo intentando pensar en algo. Quería darle un motivo a Selena para que se diese cuenta de que tenía mejores cosas que fijarse que en los comentarios de su madre, pero sobre todo que tenía que mejorar, aunque no por el resto, si no por ella misma. Y en aquel momento lo que le apetecía era mostrarle algo que le gustase a él. Compartir algo con ella. Cuando Hailey volvió a hablar salió de entre sus pensamientos.
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Donde las historias viven.
RandomUn lugar donde millones de historias se juntan y encuentran la manera de arreglar los problemas o de crear otros. Un hospital, que no es sólo un lugar donde operan a personas o curan enfermedades es un corredor de historias. Donde sin duda se pueden...