Micaela seguía convencida de que aquel chico no debería haber ido al hospital, que simplemente complicaría las cosas. No conocía casi a su hija y no tenía ni idea de lo equivocada que estaba.
— No deberías haber venido, ella podría haberte llamado cuando hubiese estado mejor.
— Pero quería venir, no debería darle tantas vueltas, señora.
Micaela se calló ante las palabras del contrario. Algo de razón tenía, le daba demasiadas vueltas a las cosas no era la primera vez que se lo decían, incluso alguna que otra vez le habían dicho que debía relajarse más con todo.
De pronto llegó una enfermera para decirles que ya habían subido a Selena a planta y que estaba despierta. Habitación 204. Micaela y Pascal siguieron a la enfermera en silencio hasta la habitación. Después de unos largos minutos, una vez estaban delante de la puerta la enfermera se despidió antes de marcharse y Micaela se giró para mirar a Pascal.—No es conveniente que vea a otra persona que no sea su madre ahora mismo, pero puedes quedarte aquí si quieres.
Pascal rodó los ojos al escuchar a Micaela, sin duda lo poco que le había contado Selena sobre ella era del todo cierto. Tras decir aquello la mujer entró en la habitación para encontrarse que su hija tenía compañera de habitación, lo que le faltaba. Vio a su hija de espaldas a ella, parecía que estaba llorando. Y vio a una mujer joven agachada hablando con Selena, no parecía ninguna enfermera así que supuso que sería familar de la compañera de habitación de su hija.
—Perdone, ¿Se puede saber qué hace usted hablando con mi hija? No la conocemos de nada, debería dedicarse a lo que sea suyo esa chica no a los hijos ajenos.
La chica que estaba hablando con Selena se levantó y observó a Micaela, antes de responderle.
—Usted no estaba aquí cuando trajeron a su hija y estaba llorando, simplemente intentaba calmarla.
Micaela vio como su hija se giró para mirarla con lágrimas en los ojos y con el destrozo que se había hecho en el pelo.
— ¿Lo primero que haces al entrar es echarle la bronca a una persona que estaba siendo amable conmigo? De verdad debes odiarme mucho.
Que su hija le hablase así delante de gente ponía de los nervios a Micaela, pero lo cierto es que se lo buscaba ella sola.— Usted no tiene que calmar a mi hija, eso me compete a mí.
— Pues no he visto que lo haga muy bien.
— Por dios, señora deje a mi madre tranquila, solo intentaba hacer una cosa buena por su hija, porque necesita que alguien le anime, no que alguien la alarme como hace usted.
— ¿Madre? Muy joven la veo a usted para ser madre.
— Me adoptó hace unos años, además, ¿Qué más le da?
Micaela reconoció enseguida a la mujer que había estado hablando a su hija, Era Bianca Seal y era nada más y nada menos que periodista. Lo que la faltaba, su reputación se iría a pique por su hija, o eso pensaba ella. Bianca también se había dado cuenta de quien era Micaela pero prefirió no decir nada sobre ello.
— Venga Hailey, déjalo.
Bianca no quería, pero cerró la cortina separando a Hailey y a Selena, para que Selena tuviese un poco más de intimidad.
—Selena…
—Vete, quiero que te vayas, no te quiero aquí y tu no quieres estar aquí. Lárgate.
— Selena…nos vas a arruinar, eres muy egoísta….
— ¿Yo? ¿Egoísta? Mamá, mírate a un espejo. La egoísta eres tú. Te importa más tu reputación como abogada que la vida de tu propia hija o lo que le pase a tu propia hija.
ESTÁS LEYENDO
Donde las historias viven.
De TodoUn lugar donde millones de historias se juntan y encuentran la manera de arreglar los problemas o de crear otros. Un hospital, que no es sólo un lugar donde operan a personas o curan enfermedades es un corredor de historias. Donde sin duda se pueden...