02 - kim misuk.

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Miro a mi mamá y luego a SanWoo, y tiro una carta, ganando por fin el juego, haciendo que los tres ríamos por un momento. El celular de mi novio suena y con una mueca de molestia nos avisa que va a contestar, yéndose del cuarto, dejándonos solas.

—¿Y cómo está Minho, cariño? —pregunta con una gran sonrisa, bebiendo un poco de su té.

—Oh, él está bien como siempre, mamá —río levemente, encogiéndome de hombros. Ella toma mi mentón, acariciando mi mejilla como solía hacerlo cuando yo estaba triste y no puedo evitar suspirar con pena.

—¿Qué es lo que te preocupa, mi vida?

—Está distante, mamá —siseo colocando una mueca para intentar fingir que no me importa demasiado— Solamente me gustaría que me dijera por qué.

—¿Y no se te ha ocurrido preguntarle?

Niego débilmente, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas, y es que no sé en qué momento él se volvió tan frío conmigo. Siempre ha sido del tipo que se limpia la mejilla si le doy un beso, pero ahora si intento hacerlo, se aleja de mí y a veces apenas me habla. Sé que los mejores amigos no se miden por la cantidad de conversaciones que tienes, pero me gustaría sentir que le importo.

—Tal vez deberías, MiSuk —aconseja mi mamá, acariciando mi mejilla aún— Hace poco hablé con su madre y me comentó que estaba algo enferma, quizá sea eso por lo que está tan raro.

—Sí, tienes razón.

SanWoo llega a la mesa y toma mi mano, besándola. Desde que nos conocemos le gusta demostrar todo su amor cuando mi familia está presente, y la verdad es que desde chiquita quise una relación donde me cuidaran y quisieran sin importar quién estuviera junto a nosotros.

—¿De qué hablaban, amor?

—Sólo de Minho, SanWoo... —vuelvo a soltar una risita torpe, mirándolo con pena.

—Amor, ¿nunca has pensado que tal vez está celoso de que tengas novio? Digo, él ha tenido tu atención y cariño desde que eran niños, a lo mejor ahora que estamos juntos piensa que vas a dejarlo de lado y se aleja de ti antes que sea al revés —opina acomodando sus lentes— O quizá le gustas, es el típico cliché de los mejores amigos. 

Suelto una carcajada, sujetando mi estómago, secándome una lágrima falsa.

—Espera, ¿lo dices en serio? —pregunto cuando lo veo mantener su postura— Eso es imposible, mi amor. Nos conocemos desde los cinco años y ya sabría si le gusto, además, no es que él haya estado soltero toda su vida, de seguro ha tenido novias.

—¿Te ha presentado alguna?

La imagen de Minho besándose con MinYeong hace años atrás viene a mi cabeza, no era precisamente su novia, pero se les veía demasiado cercanos.

—No, pero eso no quiere decir que yo le guste. 

—Bueno, quizá es homosexual y por eso jamás te ha presentado a una chica, incluso puede que ahora mismo esté identificándose como tal y por eso no te habla mucho. Está viviendo su proceso —dice besando mis labios cortamente, volviendo a tomar las cartas— ¿Quién comienza ahora?

Me levanto de la mesa y ambos me miran.

—¿Dónde vas, bebé?

—Necesito tomar un poco de aire, comiencen sin mí —beso la mejilla de mi pareja y la frente de mi mamá antes de salir del departamento.

Esa imagen de Minho besándose con otra chica vuelve a mi cabeza, no sé por qué no le dije a SanWoo y a mi mamá que lo había visto, sin embargo, no me cierro a la idea de que pueda ser gay. Es decir, he visto y conocido chicos que se besan con mujeres para estar seguros de su orientación y a lo mejor es el caso de Minho, no lo sé, supongo que ha pasado más tiempo del que pensé donde ya no me cuenta sus cosas.

La tarde está helada y en el cielo hay nubes grises, pero no me molesto en regresar por mi abrigo porque realmente necesito estar sola y aclarar mis ideas. 

Noto unos columpios solitarios cerca del edificio y voy a sentarme a uno de ellos, comenzando a balancearme, suspirando de vez en cuando porque pensar en Lee cansa más de lo que quisiera admitir. De repente, noto que mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas y esta vez me permito dejarlas salir, llorando como si no hubiera llorado en años, cerrando los párpados, reviviendo casi como si fuera ayer la escena donde vi a mi mejor amigo acorralando contra la cama a una de mis mejores amigas, comiéndole la boca, casi tragándosela.

Aún escucho la música a todo volumen en la casa de uno de nuestros amigos en común, la mayoría bebía y fumaba, algunos se besaban en pleno público, había olor a sudor y marihuana en todos los cuartos, y yo buscaba a Minho desesperada por hablar con otro ser humano, ya que el resto de gente parecía sacada de una película cliché estadounidense donde los adolescentes son un caos egoísta.

Recuerdo haber entrado al baño a verme en el espejo, dándome cuenta que no pertenecía ahí. Y también recuerdo haber pensado en buscar a mi mejor amigo y llevármelo a casa, porque él tampoco pertenecía ahí, siempre nos habían parecido torpes las personas que obligaban a otras a hacer lo que querían por encajar, y luego de haber recibido muchísimos insultos por no querer beber, solamente quería salir.

Quería largarme del sitio y que nos sentáramos a ver películas en la casa de sus padres en ese entonces. Me encantaba la vista de su hogar, no sabía si era el paisaje o si porque sabía que al despertar estaría entre los brazos del que yo consideraba mi hogar, pero me encantaba más que despertar en mi casa sola porque mi mamá debía ir a trabajar. 

Busqué a Minho por todas las habitaciones y no lo encontraba por ninguna, ya comenzaba a asustarme porque creía que le había podido pasar algo. Lo único que no puedo recordar de esa noche fue la razón por la que nos separamos y hasta el día de hoy sigue siendo un misterio para mi memoria. 

El último cuarto al que entré fue al del dormitorio de los padres del anfitrión, y vi lo que hoy me sigue manteniendo despierta algunas noches. Minho y ella besándose. No, era Minho con sus manos en la cama, MinYeong con sus manos en el cabello de él, jalándolo, mientras lo devoraba a besos, todo tipo de besos que amaría no tener grabados en mi cerebro. Ambos reían, y sentía que por algún motivo se estaban riendo de mí, que se reían en mi cara, que se burlaban de que ellos estaban de ese modo, juntos, y yo había gastado mi tiempo y ánimos en buscarlo, cuando él tenía su propia fiesta.

—Estúpida cabeza, estúpido Minho, estúpida yo.

Intento bajarme del columpio y termino cayendo al piso, abrazando mis piernas, llorando una vez más por el mismo tema. No sé por qué me sigue afectando tanto y eso me molesta, me jode de una manera increíble que a veces de sólo escuchar el nombre de la que era mi mejor amiga me da náuseas. 

Desde esa vez que enterré todo el amor que alguna vez sentí por Lee Minho, y no pretendo que vuelva a salir a la luz. 

con una pizca de niñez » lee know.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora