07 - lee know.

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De repente siento un peso sobre mí y abro los ojos de golpe para ver a MiSuk encima mío, riendo y colocando un dedo sobre sus belfos indicando que debo callarme.

—¿Por qué guardamos silencio?

—Sólo estoy jugando contigo —bromea, encogiéndose de hombros— Estamos solos en el departamento, los chicos fueron a buscar a mi mamá.

Maldición, lo hicieron a propósito. Suspiro y pongo mis manos en sus caderas para bajarla, tratando de concentrarme en ser el mejor amigo perfecto en vez de pensar sólo en mí y robarle un beso.

—¿Por qué no me dijiste que te gusto?

—¿Qué?

La miro de piernas y brazos cruzados sobre la cama y rasco mi cabeza poniéndome muy nervioso. ¿Cómo se enteró? ¿Me veré muy sospechoso si sigo callado? Es que sinceramente no sé qué responder y sé que puedo joder todo muy fácil.

—¡Es chiste! Debiste haber visto tu cara —ríe, dándome un empujoncito.

Dios, casi me da un ataque.

—Créeme que si me enterara que te gusto por algo o alguien que no eres tú, me enfadaría —dice poniendo un puchero, teniéndome nuevamente luchando contra mis instintos de recién despertado hormonal.

Miro a otro lado por unos segundos, para luego volver a mirarla, y no puedo evitar poner atención a la armonía entre su piel y la ropa que le he prestado para dormir. Se ve malditamente linda, tierna, atractiva, hermosa, preciosa, divina, se ve tan perfecta.

—¿Te gusta mirarme, Minho?

Esta vez, me permito ser algo más sincero conmigo mismo y con ella, y asiento débilmente.

—A mí también me gusta mirarte.

Le sonrío enseñando mis dientes, y cuando me doy cuenta de que me estoy comportando como un idiota, decido levantarme para ir a la cocina por un vaso de agua. Ya estoy demasiado viejo como para parecer tan desesperado en la mañana, ¿por qué demonios el cuerpo humano reacciona sin quererlo? Debería tener el control de mis terminaciones nerviosas.

—¿Minho?

Volteo a verla y noto sus pezones marcados en la camiseta, lo que claramente no ayuda a calmarme y hace que me sienta más imbécil que de costumbre. Debo recordar no mirar más abajo de sus ojos por mi salud mental. 

—Te quiero mucho...

Se acerca más a mí, pegando sus pechos a mi torso, y toma el vaso de mi mano para dejarlo a un lado. No sé qué está sucediendo y lo peor es que no me desagrada, de hecho, me gusta demasiado. Necesito urgentemente unas clases de autocontrol.

—¿Tú me quieres? —pregunta.

—Claro que te quiero.

—¿Y me harías un favor?

—El que sea...

—Bésame.

No sé si es el poder de su voz, si es porque acabo de despertar o algo por el estilo, pero obedezco a lo que mi sistema me ordena y ella me pide, cerrando los ojos para iniciar un beso delicado y suave. Siento sus dedos enredarse en mi cabello, y sujeto su cintura con mis palmas sin permitirle moverse un solo centímetro. Una de sus manos baja por mi mejilla, por mi mentón y acaba en mi cuello, y no puedo evitar imitarla, con la diferencia de que mi mano aprieta un poco el agarre para mantenerla cerca y que no se separe de mí porque no sé cuándo esto volverá a pasar.

Logro sentir sus pequeños dientecitos sobre mi labio inferior, mordisquéandolo de repente y me separo antes de hacer una estupidez. Si fuera otra chica a la que estuviera besando, si fueran otros labios, probablemente no tendría las mismas reacciones porque no me causarían lo mismo, sin embargo, MiSuk es la que me besa justo ahora. Toda ella me provoca. Me enloquece y ese siempre será mi pecado.

—¿Qué pasa? ¿Hice algo mal? —la veo formar un puchero y cruzar sus brazos como buscando consuelo en ella misma— Perdón, Minho, no volverá a pasar.

—¡No, no es tu culpa! —la interrumpo antes de que siga, abrazándola por un muy corto periodo de tiempo— Es sólo que... 

—¿Qué, Minho?

—¿Me estás besando por lo que pasó con SanWoo?

La miro a los ojos y noto una pizca de decepción en ellos, tal vez enojo, y es que solamente a mí se me ocurre preguntar algo tan imbécil y pretender que podría volver a besarla después.

Cada vez tienes menos neuronas, Lee.

—No, Minho —dice al suspirar— Te estaría golpeando o sacando los ojos si no supiera ponerme en tu lugar, pero como debes estar confundido por mi comportamiento no haré nada. No te pido que me beses por lo de SanWoo, te pido que me beses porque eres la única persona a la que he querido besar desde que tuve una edad lo suficientemente madura como para no decir "qué asco" cuando viera a una pareja intercambiar salivas. 

Sonrío y entonces vuelvo a acercarme a Sukie, acariciando uno de sus pómulos con mi pulgar, besando su frente. Esta vez, desciendo hasta besar la punta de su naricita, continuando con sus párpados, llegando hasta sus cerezos y depositar un muy corto besito.

Cuando vuelvo a sentir su diestra en mi cuello, comienzo un beso mucho más apasionado. De verdad no sé qué es lo que MiSuk me hace, pero me gusta la sensación al estar entre sus manos, siendo besado, acariciado y abrazado como si yo fuera un simple plebeyo y ella la princesa.

A medida que me deshago entre beso y beso, bajo mis ósculos hasta la piel debajo de su barbilla, dirigiéndome hacia sus clavículas, buscando besar cada zona a mi alcance. Escucho sus suspiros y jadeos, y sólo puedo pensar en que no quiero que los chicos y su mamá lleguen pronto.

La tomo con fuerza por las caderas y la subo a la encimera, volviendo a besarla en los labios, sólo que ahora es más brusco, más salvaje, incluso me atrevería a decir que casi animal. Suelto un quejido cuando la siento volver a morderme, y aprovecha para sacarme la remera con la que dormí, lo cual me vuelve más loco de lo normal. Luego de tirarla hacia cualquier parte, lleva sus dedos hacia mi espalda, rasguñándola, y para no quedarme atrás, deslizo sus bragas por sus piernas hasta sacárselas por completo.

Aprieto su trasero y la atraigo lo más posible hacia mí, esperando que sienta lo duro que estoy. No soy exactamente un ejemplo de chico sano, pero nunca me había revelado contra ella y no quiero que salga corriendo cuando vea que no soy el angelito que creía. El problema es que en este preciso instante no está mandando mi lado racional.

—Minho, por favor...

—¿Por favor qué?

—Cógeme.

Aunque no me esperaba esa respuesta, con ayuda de su parte bajo los pantalones que usé para dormir y abro sus muslos para acomodarme en medio, sintiendo tibio entre ellos, temblando ante la impotencia de esperar para no ser un maldito hijo de puta que se la mete sin importarle si le duele o no. 

—Me gustas —sale de su boquita, logrando que me detenga antes de hacer cualquier otro movimiento.

Le gusto, le gusto, le gusto, le gusto. Al fin se fijó en mí. 

¡Le gusto a MiSuk, no es broma!

Cuando voy a decir algo, abro los ojos y me encuentro tirado en el piso con Sukie, Chan, Felix y JeongIn rodeándome, mirándome muy confundidos.

—¡¿Estás bien?! —exclama Felix agitando sus manos de un lado a otro para llamar mi atención— Estabas teniendo una pesadilla y te caíste de la cama.

—No era una pesadilla.

Fue todo lo que dije antes de dejar caer mi cabeza en el suelo otra vez, más que rendido y enojado conmigo mismo por creer que todo había sido real. 

con una pizca de niñez » lee know.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora