06 - kim misuk.

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—Tengo que ser honesta...

Minho me mira y sonrío abrazándolo.

—Cuando éramos niños pensaba que eras lindo.

Él suelta una risita muy despacio.

—¿Y ahora no lo soy?

—Mh...

Finjo dudarlo y luego oculto mi rostro en su pecho.

—Ahora eres muy bonito, pero nunca me referí a algo físico.

—¿No?

—Me parecías lindo porque fuiste el primer niño que me cuidó.

Me aprieta contra su torso y acomodo mi cabecita contra la almohada para no quedar colgando. Recuerdo que cuando éramos niños nos quedábamos dormidos viendo películas en la cama de sus padres, y cuando mi mamá y su papá llegaban a la casa, alguno de los dos me tomaba en brazos mientras dormía para llevarme a mi hogar. Jamás alcanzaba a despedirme de Minho, porque él también dormía y nunca me daba cuenta de cuándo me movían. Al día siguiente, siempre estaba en mi cama.

Y en este momento se siente extraño, pero no lo suficientemente incómodo para separarme.

—Sentía que necesitabas a alguien que te protegiera de todo —responde besando mi frente— Sé que eres muy fuerte y puedes defenderte sola, pero a veces todos necesitamos un hombro donde apoyarnos, como nuestro lugar seguro.

—Pues, tú eres mi lugar seguro.

—Y tú el mío, Sukie-ah.

No sé desde cuándo está pasando, pero sentirlo tan cerca me hace pensar que estábamos destinados a conocernos. No sé si tiene que ver con vidas pasadas, con que nuestros padres eran amigos o qué, sin embargo, por alguna razón divina estamos juntos aquí y ahora.

No puedo cerrar los ojos, porque siento que si lo hago, al despertar él no va a estar junto a mí y eso me frustra. No tengo muy buena memoria y eso es algo que todos me recalcan al poco tiempo de conocerme, pero si hay algo que no olvido es la vez que mi papá y yo íbamos a tomar una siesta, y cuando desperté esa tarde, mi mamá lloraba en la mesa de la cocina mientras arrugaba un pedazo de papel en su puño.

Cada vez que le pregunté, afirmaba que había tenido que irse por trabajo, pero nunca volvió. Y a medida que fui creciendo, me di cuenta que él solamente se había marchado. Nunca supe cuál fue el motivo, y cuando ya tenía edad suficiente para enterarme, no me interesaba. Todo el mundo cree que dejó de ser un tema para mí, y la verdad es que cada año el día de su cumpleaños, dibujo un mapa por si se le ocurriese volver y no recuerde cómo hacerlo.

Tengo mucho rencor y odio guardado por mi papá, pero aún así quisiera que volviera y dijera que me quiere, que no fue mi culpa que se haya ido.

—¿En qué piensas, Suk?

La voz somnolienta de Minho interrumpe mis pensamientos y suspiro, cerrando los párpados.

—En las estrellas.

Mentirosa, mentirosa, mentirosa.

—¿Qué cosa de las estrellas?

—¿Cómo sería comprar tres estrellas y ponerles Soonie, Doongie y Dori?

Lo escucho soltar otra risa y esta vez se pone a acariciar mi cabello.

—Te amarían más de lo que ya lo hacen —contesta enredando sus dedos en mi cabellera desordenada.

—¿Podemos adoptar un gatito juntos y ponerle Kovu?

—Probablemente Soonie, Doongie y Dori se pongan celosos de él —bromea alzando sus hombros suavemente— No querrían que otro gatito les quitara a su mamá y a su papá.

Siento mis ojos arder cuando dice mamá y papá. Siempre me consideré la tía de sus gatitos, y oírle decir que soy su mamá es como hacer que mi corazón explote. No digo nada y lo abrazo más fuerte, tanto como puedo, intentando no volver a llorar.

—Yo... Perdón, no tienes que ser su mamá si no quieres.

—Me encantaría ser la mamá de nuestros gatitos.

Lo oigo suspirar y enredar sus piernas tibias con las mías, y por un momento siento que todo va a salir bien de ahora en adelante. Me desespera no saber qué me sucede, pero sé que se siente genial y eso es lo que importa.

[ . . . ]

Al despertar, miro la pantalla de mi teléfono, tengo muchas llamadas perdidas y mensajes de SanWoo, sin embargo, lo que realmente me molesta es que son las seis y media de la mañana y sé que no podré volver a dormir. Minho me da la espalda y puedo escucharlo respirar con calma, indicando que duerme, y por el ruido en general del departamento, sé o deduzco que todos están dormidos aún.

Me levanto con cuidado para ir a la sala a ver por la ventana, y me encuentro con Innie envuelto en una manta, revisando su celular, atento a la pantalla sin enterarse que estoy parada frente a él.

—JeongIn...

—¡Noona!

Salta del susto y los dos nos ponemos a reír despacio para no despertar al resto, y entonces me siento de piernas cruzadas en el sofá, mirándolo acomodarse en el mismo sitio.

—¿Qué haces despierto tan temprano?

—Podría hacerte la misma pregunta.

—Bueno, cuando despierto una vez, ya no puedo volver a dormir, además tengo insomnio —digo alzando mis hombros, abrazando mis rodillas luego— ¿Y tú? ¿Por qué estás despierto?

—En realidad... Hace días hay una chica que está robándome el sueño —confiesa mirándome— Noona, llevo semanas pensando en cómo invitarla a salir. Ella es en serio muy hermosa, Sukie-ah. Creo que toda la escuela la amaba y no sé cómo hacer que se fije en mí.

—Innie, eres una ternura, ¿cómo alguien podría resistirse a eso?

—Ella también diría eso —se queja dejando el celular a un lado, sentándose frente a frente conmigo— Ella diría que quién podría ser tan tonta de rechazarme y si le digo que me gusta, me rechazaría con mentiras bonitas.

—¿Y si simplemente se lo dices? —recomiendo cruzándome de brazos— Dile que te gusta y que quieres invitarla a salir, que quieres que se fije en ti. Sé sincero y tierno como siempre has sido, Innie. Nadie se puede resistir a ello, a menos que...

—Soy su mejor amigo, noona.

—Oh...

Vuelve a tomar su móvil y busca algo en él, para luego enseñarme una foto de la chica.

—Se llama Soo-An, y si te fijas bien, tiene miles de comentarios con piropos mucho mejores que una simple invitación a pasear —dice molesto consigo mismo, dándose una palmada en la frente.

—¿Y quién te dice que esos comentarios le gustan? —respondo mirándolo a los ojos— Las chicas sólo queremos a alguien que nos quiera y nos respete, no a un chico que comente mil estupideces en una foto y a la semana siguiente se canse de nosotras.

—¿Lo dices en serio?

—¡Claro que sí! —exclamo aún en un volumen bajo.

—¿Y tú qué harías, noona?

—¿Yo?

—¡Sí! —vuelve a dejar su teléfono a un lado y hace movimientos raros con las manos mientras se explica— Imagina que Minho hyung se te declara y te invita a salir... ¿Le dirías que sí? ¿Aceptarías una cita con tu mejor amigo?

Abro los ojos de par en par y mi pulso se acelera como una carrera de caballos por mis venas, porque aparte de no esperar esa pregunta o situación hipotética, no estoy segura de poder rechazar a Minho en cualquier circunstancia. 

con una pizca de niñez » lee know.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora