15 - lee know.

18 2 1
                                    

Aún estoy sorprendido por todo lo que ha salido de mi boca, lo que he hecho y que esto no sea un sueño. Cuando empezamos con los besos, pensé que en algún momento me detendría por el miedo de dejar de hablarnos o algo parecido, pero creo que eso no va para nosotros. Tenemos algo tan especial que sería imposible desperdiciarlo.

Miro sus manos desabrochar mi cinturón con torpeza, lo cual me da demasiada ternura. Espero en lo más profundo de mi corazón que esto no sea un ataque de calentura y realmente yo le guste, porque no sabría cómo mirarla a la cara después de esto.

—Quiero estar contigo, Minho —la escucho decir entre besos.

Mi corazón palpita con fuerza contra mi pecho y esas parecen ser las palabras mágicas, puesto que cambio las posiciones, empujándola suavemente para que acabe de espaldas al sofá como si mi vida dependiera de ello. Esta vez dejo de ser el Minho lindo que ella conoce y me dejo poseer por un maldito demonio como en mi sueño, y es que quiero hacerla disfrutar como nunca.

Bajo mis manos hasta sus vaqueros y los deslizo a medida que voy dejando besos húmedos sobre sus muslos, sacándolos totalmente luego de unos segundos, repitiendo la acción con mis pantalones pero mucho más rápido y sin besos. MiSukie agarra mis mejillas y vuelve a besarme, podría jurar que con la misma desesperación que yo, ya dejó de ser algo tímido, se ha vuelto apasionado e inquieto, salvaje y casi animal.

—Métemela.

Mierda, mierda, mierda.

—¿Estás segura? 

—Sí, métemela, ¡por favor!

Esa súplica hace que mi pene palpite sin parar, definitivamente esto no es un asqueroso sueño de un hombre iluso. Mis falanges se dirigen a la orilla de sus bragas y comienzo a bajarlas a un ritmo tortuoso para ambos sólo para molestarla, dejando un beso sobre su mojado clítoris, robándole un exquisito gemido. Relamo mis labios y le guiño un ojo, bajando mi bóxer sin ningún tipo de cuidado, casi cayendo al suelo, pero no me importa, el ambiente es tan placentero que no hay tiempo para reírse.

Tomo sus piernas por la zona de sus rodillas y la acerco a mí, puedo ver sus pliegues húmedos esperando por un poco de caricias y decido comenzar a masturbarla con mi pulgar, ascendiendo hasta su clítoris, acomodando mi erección en la entrada de su vagina, entrando de golpe para sorprenderla, sintiendo cómo se aferra al sofá al mismo tiempo que lanza un grito de lujuria mezclado con algo de dolor por la poca estimulación. Mi culpa.

—¡Minho! —la escucho de nuevo— Muévete... 

Hago caso a sus palabras y dejando sus rodillas en mis hombros empiezo un duro vaivén contra su centro a la vez que sigo acariciando su clítoris para darle una mejor experiencia. Puedo ver sus pechos rebotar y tengo que imaginar algo menos caliente para no venirme en los que podrían ser los mejores tres minutos de mi vida.

Sus gemidos y los míos combinan a la perfección, no puedo creer que me perdí de esto tantos años. El sofá parece moverse unos centímetros, pero ninguno hace comentario alguno, sólo podemos estar concentrados en lo que nos otorga estar follando como animales justo ahora. Ella se mueve contra mí buscando más contacto, sus manitos aprietan los cojines y mordisquea sus labios entre quejidos y grititos de satisfacción, lo que me produce escalofríos por todo el cuerpo.

—¡Más duro, más!

Escucharla es mi placer culpable, así que me convierto en su pequeña marioneta. Se me ocurre cambiar la posición y salgo de su interior para ponerla en cuatro en un par de movimientos, sujetando su cabello para volver a ingresar de golpe a su vagina, llenándola una, y otra, y otra vez. Aprieto sus glúteos fuertemente, dándole un azote a uno de ellos, sonriendo ante el llanto de mi amor. Vuelvo a azotarla y sus gemidos mezclados con los quejidos son lo más delicioso que he experimentado desde que descubrí la masturbación.

Notar que echa su trasero hacia atrás continuamente en busca de más contacto me vuelve loco, apenas puedo concentrarme para no venirme en su interior tan rápido. Tomo su cuello y hago que voltee su cabeza para poder besarla, acercándome aún más a su espalda, sonriendo en medio del beso con egocentrismo, y es que ella se me hace la persona más caliente y dulce del mundo a la vez, y no es para nada sano, porque luego de esto no quiero que deje de repetirse, y Dios, soy el afortunado que la está besando ahora.

—¡Minho! —grita desesperada— ¡Minho, voy a venirme, más!

Juro que si no se detiene no voy a poder rendir más. Tomo sus glúteos una vez más y la complazco, aumentando el ritmo de las estocadas, yendo cada vez más rápido, mirando los fluidos entrar en su vagina apretada y mojada. Es entonces, que me corro dentro de ella soltando un fuerte gemido, agitado, suspirando, tratando de regular mi respiración al mismo tiempo que MiSukie. 

—Dios...

—¿Estás bien? —me atrevo a preguntar acariciando su trasero y su espalda con sumo cuidado.

—Más que bien.

Esa respuesta hace que sonría y tome su mano para darla vuelta suavemente, mirando también su sonrisa. Algunas lágrimas se derraman de sus ojitos y las seco una por una, besando la zona por donde se resbalan, soltando risitas juntos.

—Estoy muy feliz —dice abrazando mi cuello.

—No más que yo —bromeo, dando un corto beso en sus labios.

—¿Sabes? Nunca imaginé estar desnuda contigo en el sofá de mi departamento —ríe, haciéndome reír a mí también— Y de alguna forma, se siente muy bien, se siente...

—¿Correcto? —susurro.

—Sí, correcto.

Esta vez nos levantamos con pereza y le paso mi camiseta, mientras me coloco mis bóxers y mi pantalón, junto a mis zapatillas. Y cuando volteo a verla, no puedo creer lo que estoy viendo. Es ella con ropa interior y mi camiseta puesta, y sé que yo se la pasé, pero sigue pareciéndome tan irreal.

—¿Pasa algo? —comenta haciéndose una coleta.

—No, nada —relamo mis belfos— Es que te ves hermosa.

—¡¿De qué hablas?! —exclama riendo— ¡Estoy toda sudada y con el cabello desordenado, debo verme horrible!

—Por el contrario... —digo tomando su mano para que se siente en mi regazo, a lo cual parece aceptar gustosa— Te ves perfecta.

Un rubor se extiende por sus mejillas y no puedo evitar ver a la persona más preciosa del mundo ante mis ojos, sólo para mí en este momento. No sé qué pasará luego de esto, pero sólo sé que si antes estaba enamorado, hoy me he enamorado un poco más y no sé si eso es posible. No puedo creer que esto acaba de pasarnos y siento todas las mariposas, dinosaurios y terremotos dentro de mi estómago.

Algo me dice que todo irá bien de ahora en adelante.

—Me gustas, Minho.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 20, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

con una pizca de niñez » lee know.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora