13 - lee know.

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Friends de Chase Atlantic suena en la radio del taxi, y mientras en mi mente pasan mil escenarios distintos veo a Sukie mirar por la ventana, evadiéndome. Sé que lo hace por la intensa conversación en el apartamento, pero quiero hablar de eso, necesito hablarlo y al mismo tiempo, estoy muriendo de vergüenza por querer hacerlo. Es decir, ¿cómo se retoma un tema como ese?

—¿Minho?

—¿Mh?

Sacudo mi cabeza al escucharla y parpadeo unas cuantas veces, dándome cuenta que hemos llegado. 

—Ya llegamos, baja.

Ella intenta pagar el viaje, así que pongo una mano encima de la impropia y niego, sacando mi cartera para sacar dinero y pagarle al chofer. MiSuk mira nuestras manos y aparta la suya para bajarse del vehículo, acción que imito, viendo sus mejillas rojas del otro lado del carro.

Nota que la observo y comienza a caminar a paso apresurado hacia el interior del edificio. Corro unos cuantos pasos para alcanzarla y tomo su mano a pesar de la gran posibilidad de que la pueda soltar, y sin embargo, me sorprendo cuando pasan los segundos y ella no me suelta, lo que no me sorprende es que no me dirija la mirada.

Seguimos caminando hacia el ascensor, donde espera una pareja de abuelitos, creo haberlos visto en el piso de Sukie-ah. La señora mira también cómo vamos de la mano y me sonríe, haciendo que le sonría de regreso.

—Mira SuHyok, la niña del quinto piso y su novio se toman de las manos, ¿por qué tú no tomas la mía? —dice como haciéndole berrinche a su esposo.

—Cariño, la gente nos ve y sabe que somos marido y mujer —explica el anciano— Es la forma de marcar territorio de los jóvenes de hoy en día.

—¿Y si vamos por las escaleras? —escucho susurrar a MiSuk.

Sonrío cómplice y le guiño un ojo, iniciando la caminata hacia las escaleras de emergencia. Recuerdo la primera vez que subimos por ahí, estábamos con los chicos y fue terrorífico, porque era de noche y nadie subía o bajaba más que nosotros, prácticamente estaba desierto. Además, no faltaban los bobos como Han o ChangBin que hacían bromas tontas, asustándonos a los demás, y era gracioso porque JiSung se asustaba solo a veces.

Esta vez el silencio no es previo a una travesura de nuestros amigos, es la incomodidad entre mi mejor amiga y yo. En esta ocasión, Sukie decide soltar mi mano y la miro tratando de no llorar, y es que ella tiene absoluto control sobre mí, lamentablemente soy más dependiente de lo que quiero admitir. Entonces, camina un par de escalones más que yo, voltea con una sonrisita maliciosa y me empuja suavemente para comenzar a correr hacia arriba.

Me sujeto de la barandilla de los escalones y suelto una risa, tomándolo como un reto. Creo que la última vez que jugamos a las carreras fue cuando teníamos como doce años, así que revivir un recuerdo así es muy bonito y definitivamente se siente mejor saber que me soltó por esa razón.

—¡El que pierde es un dumpling podrido!

Suelto una carcajada, en especial porque al verla me doy cuenta que va subiendo escalón por escalón y yo voy de dos en dos, lo cual hace que la alcance rápidamente en el cuarto piso. Qué puedo decir, es una pulga muy veloz.

No sé por qué, ni cómo, pero la adrenalina se apodera de mi ser, tomando el brazo de mi pequeña para evitar que siga corriendo, haciendo que casi nos tropecemos y ponga mi mano en la pared para afirmarme, quedando ella entre el muro y yo. Nos miramos a los ojos, riendo como un par de niños, y sin dejarla ir, tomo la valiente decisión de robarle un beso.

Sólo son un par de segundos en que siento sus dulces labios haciendo contacto con los míos, y es tan malditamente suficiente para mí.

—Lo siento.

Me disculpo al ver su mirada, no sé descifrar si es decepción, tristeza o lo estoy malinterpretando todo, sin embargo, me quedo mirando al suelo soltando un suspiro. ¿Se molestará y me empujará, me golpeará la mejilla o simplemente no dirá nada? 

Ambos tratamos de relajar nuestra agitada respiración por haber estado corriendo, y voy a disculparme de nuevo cuando de repente siento la diminuta manito derecha contraria sujetar un costado de mi cuello para acercarme a ella y besarme. 

Evidentemente me sorprendo al no esperar eso para nada, sin embargo, correspondo al beso con suavidad, cerrando los ojos al igual que ella, rozando nuestras narices, ladeando la cabeza para una mayor comodidad. Mis dedos se enredan en la calidez de la línea de su mandíbula, acariciándola, sin poder parar de besarla. No me importa si alguien llega y nos ve, no quiero que este momento se acabe, me da miedo lo que pueda pasar si nos separamos o mejor dicho, cuando nos separemos.

Su diestra asciende hasta mi cabello, logro sentir cómo lo aprieta un poco y lo jala despacio, robándome un suspiro de placer y alivio a la vez. Dios, por favor que esto no sea un sueño.

—Pellízcame.

Detiene el beso y maldigo para mis adentros.

Soy un idiota en cantidades industriales.

—¿Por qué? —pregunta confundida.

—¿Estoy soñando? —susurro sobre sus belfos y la siento sonreír.

Cuando creo que va a besarme de nuevo, suelto un quejido por el apretón que me da en el brazo y abro los ojos, viéndola muy orgullosa de su broma.

—Qué graciosa.

—Tú me lo pediste.

Touché.

Se separa pasando por debajo de mi brazo y retoma el camino hacia su departamento. 

Mierda, ¿y ahora qué hice?

Trato de no verme afectado porque literalmente se acaba de terminar el mejor sueño de mi vida, pero es casi imposible. La sigo rendido, relamiendo mis labios, temblando por el solo hecho de imaginar que pueda volver a pasar. Supongo que sigo siendo un niño a su lado.

Al llegar a nuestro destino, abre lentamente la puerta y me deja pasar haciéndose a un lado. Cierra, y ayuda a sacarme la mochila y el abrigo, lo cual imito, sacándole la chaqueta para tomar también la mía de sus brazos y dejarlas en el colgador de la muralla. 

—¿No vas a besarme, Minho?

Carajo, esa no la vi venir.

con una pizca de niñez » lee know.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora