09 - lee know.

23 2 0
                                    

La cara se me transforma en cuanto escucho a Sukie decir que luego de ir al aeropuerto a dejar a su mamá irá a hablar con SanWoo, puedo sentir la vena de mi cuello palpitar, y si no respiro hondo voy a perder la cordura y también me explotará la aorta, y moriré de un ataque.

—¿Estás segura? —pregunta Han.

—Sí —suspira y toma la maleta de su madre, quien ha ido al baño a hacer sus necesidades antes de irse— Alguien que quiero mucho me dijo que soy fuerte, así que me arriesgaré e iré ahora, ¿qué es lo peor que podría pasar?

En cuanto su mirada acaba en mí, me arrepiento mil montones de haberle dicho que es valiente y que es una guerrera. No es que no piense eso, solamente no quiero que vaya a hablar con ese idiota bueno para hacerla sentir humillada, tonta y débil.

—Por favor llámanos en cuanto salgas de su casa —dice HyunJin, dándole un corto abrazo.

—Sí noona, estaremos atentos a los celulares.

—Gracias Felix, pero estaré bien —insiste ella, apretando la mano del australiano un momento para después soltarla cuando ve a la señora Kim.

Chan me mira y sinceramente no sé qué espera que diga, porque si soy honesto, estoy muy nervioso de lo que pueda pasar en esa visita que MiSuk le hará a su novio. No quiero que se arreglen, pero tampoco quiero que la trate mal... sólo quisiera que en realidad ellos nunca hubieran estado juntos. 

¿Por qué soy tan cobarde y no le puedo decir las cosas por primera vez en mi vida?

—Buena suerte —es la única frase que sale de mi boca.

Le digo imbécil a SanWoo y a medida que pasan los días siento que le voy ganando en el ranking de los más imbéciles.

—Es mejor decir las cosas antes de que sea demasiado tarde, ¿cierto? —dice encogiéndose de hombros, dedicándome una tierna sonrisa— Así que, espero que él me siga esperando.

El silencio me está matando.

—Sukie-ah...

—¿Sí, Minho?

Abro la boca para decir algo, lo que sea, pero en mi mente pasan todos los momentos que estamos juntos, lo bonito que quiero que sea nuestro futuro y entro en pánico. No quiero arruinar nuestra amistad, no quiero que me rechace, y cuando me doy cuenta de lo que pienso, sé que no tengo oportunidad. No puede dejar de estar enamorada de un día para otro. Y ella ama a SanWoo.

—Vuelve a casa.

Me quiero pegar un tiro entre ceja y ceja al procesar lo que he dicho, y es que no entiendo cómo aún ahogándome en mis sentimientos por ella decido quedarme callado, mintiendo, pretendiendo que quiero que esté bien con alguien más que no soy yo.

Y cuánto me gustaría ser yo.

Es curioso la forma en que le digo que vuelva a casa, porque no sé cómo Suk lo interpretará, pero para mí mi casa es el lugar donde me siento seguro, donde puedo descansar en paz, donde me siento amado y querido. El resto de sitios solamente son eso, sitios. Casa puede ser un hogar, puede ser un espacio físico, una emoción o unos brazos. 

MiSukie es mi casa.

—Lo haré —contesta con esa sonrisa que tanto me gusta y por la que me derrito todos los días.

Si tan solo supiera que dejaría todo por ella. Me molesta no saber hablar sin quedarme estancado, me molesta no poder tomar su mano y declararme, me molesta no atreverme a decirle todo lo que me hace sentir.

¿Por qué demonios soy tan estúpido?

Los chicos comienzan a despedirse de la señora Kim, dejándome al final. Río al ver su expresión de pena, la cual es la misma de Suk, haciéndome entender de dónde salió ella. Nos abrazamos, y cuando nos separamos arrugo el entrecejo al ver que me guiña el ojo.

Por lo general, cuando hace eso quiere decir que tiene todo un plan armado y que quiere que sea su cómplice, así que en muchas ocasiones me da miedo lo que quiere expresar.

En el momento en que salen del departamento, me apoyo en la pared y tapo mis ojos con la palma de mi mano, suspirando. 

—Descuida, hyung —escucho decir a SeungMin en mi dirección— Me atrevería a decir que esa relación va a terminar hoy y ahora.

—¿Por qué pareces tan seguro? —pregunta JeongIn.

—Por lo que le dijo su mamá —responde el otro sentándose en el sofá.

—¿Cuál de todas las cosas? —bromea ChangBin.

—Que si SanWoo fuera el chico perfecto, no habría dudado.

—Eso no quiere decir que vayan a romper... —aclaro mirando a mis dongsaengs.

—Bueno, pero si vuelve y dice que terminaron, espero comida deliciosa de todos ustedes —insiste Minnie.

De repente escuchamos la puerta y todos miramos hacia allá, notando a una Sukie muy confundida con una cartera en la mano. 

Maldita sea, maldita sea, maldita sea.

—¿En serio están haciendo apuestas sobre mi relación? —pregunta cruzándose de brazos.

—¿Qué haces aquí? —cuestiona Chan hyung tratando de cambiar el tema.

—A mamá se le quedó su cartera —explica dando otro par de pasos— Y bien, ¿qué esperan para comenzar a dar explicaciones? No es correcto hacer ese tipo de juegos con una relación que me importa mucho.

Fingiré que no dolió escuchar eso.

—Lo que no entiendo es por qué tú pareces tan preocupado porque yo siga, regrese o lo que sea con SanWoo —dice observándome, alzando sus cejas en busca de alguna respuesta.

¿Cómo salgo de esto?

—Es sólo que... —rasco mi nuca tratando de buscar ayuda con la mirada en alguno de mis amigos— Pues yo...

—¡No! Deja de mirar a los chicos, dame una razón por la que debería preocuparte tanto que arregle los problemas con mi novio.

No sé cómo diablos decirle que me gusta tanto y odio con todo mi corazón que le diga novio a alguien que no soy yo.

—Simplemente no quiero que te haga daño, Sukie-ah —digo bajando la vista hacia el suelo, jugando con mis pies porque tengo demasiada vergüenza como para mirarla a ella.

Escucho y veo sus pasos acercarse a mí, y cuando pienso que va a darme una bofetada por ser tan poco sincero, me siento envuelto en sus brazos en un cálido apretón. Me rodea y apoya su cabeza en mi pecho por unos segundos, y es como si el alma me volviera al cuerpo.

—No puedo enfadarme contigo —suelta una risita algo nerviosa, sé que es porque en el fondo, muy en el fondo sabe que tengo razón y él sí es capaz de hacerle daño de muchas maneras— Especialmente porque sé que solamente quieres mi bienestar.

—Sí, así es —digo seguido de un suspiro.

A pesar de sentirme tan aliviado por el simple hecho de su cercanía, muy dentro de mí sigo hecho un desastre por el resultado de esa conversación que tendrán.

—Prometo volver pronto —sisea antes de besar mi mejilla y separarse para salir corriendo por la puerta.

Termino sentado en el piso, con la espalda apoyada en la pared, con mis ojos llenos de lágrimas y con mi corazón roto, y aunque esa sensación existe en mí desde que soy cobarde y no tengo la valentía para declararme, pareciera como si acabara de iniciar. 

con una pizca de niñez » lee know.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora