La compañía del penar: III

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Deimoss estaba en la escuela. Había faltado varios días por el acontecimiento de su brazo y ya debía ir o si no lo borrarían de la lista de asistencia y eso sería un castigo más.

Había mucho ruido. Femeninas risas que emitían las chicas que se tomaban fotos en los casilleros al lado de sus amigas, platicas cualquiera de los chicos deportistas que apenas llegaban de su entrenamiento, gente caminando y empujando a todos a su paso. Deimoss sentía las miradas de todos sobre sí, cómo susurraban a sus espaldas sobre la venda manchada de sangre seca que envolvía su brazo. Llegó al salón de clases para acostar su cabeza sobre el pupitre.

Las clases comenzaron. Deimoss realmente no ponía atención a nada que dijera el profesor, mantenía su seria mirada en la ventana, viendo cómo las verdes hojas golpeaban el vidrio al ser empujadas por el viento, sin pensar en nada.

Ya era hora del receso. Deimoss estaba en la cafetería, comiendo mientras leía un viejo libro que alguna vez alguien que no recuerda le dió cuando era un pequeño niño que vivía feliz sin ser arruinando física y mentalmente por su propia familia. Su concentración en la lectura se detuvo cuando alguien lo llamo, fue una casi familiar voz la que lo hizo voltear hacia arriba para ver quién lo llamaba.

-¿Deimoss? - era Sanford. Deimoss casi escupe el emparedado del impacto.

-Ho-hola, Sanford. - saludó nervioso Deimoss, tratando de ocultar su rostro en el libro, algo muy inútil puesto a que el otro ya se había sentado a su lado.

-No sabía que venías a esta escuela. - Sanford puso su mirada en el otro, notando como lo evitaba.

Sentía que se iba a explotar de nervios en cualquier momento, si en las sesiones con el psicólogo un simple saludar del chico de lentes ya lo ponía de nervios, ahora, que se enteró que también iba a su misma escuela, la cantidad de nervios iba a incrementar, pintando su rostro de rojo.

Sanford empezó a insistir con su presencia, riendo internamente al ver como Deimoss se ponía mucho más nervioso, no decía nada y ponía su cara entre las páginas del libro.

-Hey, ¿Por qué te pones tan nervioso? Sólo quiero hablar contigo! -Sanford retiró el libro de la cara del otro.

-Lo siento... - Deimoss dejo el libro sobre la mesa, teniendo ahora la mirada baja.

Sanford miraba las actitudes de Deimoss, como siempre bajaba la mirada para evitar todo, el cómo se disculpaba por cualquier mínima cosa o cómo se ponía nervioso sin razón. Aún recordaba todo lo que le había dicho en la sesión, obviamente la mayoría mentiras que ocultaban la verdad con un disfraz de telas tan delgadas que se podía observar todo con tanta claridad.

-¿Qué te parece si vamos a caminar por la escuela, Deimoss? - Deimoss asintió con la cabeza, aún con la mirada baja en sus dedos.

Ambos comenzaban a caminar por cualquier lugar en la escuela. Sanford era el que intentaba entablar conversación, pero empezaba a desesperarse porque el de baja estatura sólo movía la cabeza en respuesta, asintiendo o negando.

-Oye, ¿Podrías decirme algo con palabras? Solo mueves la cabeza! -Le gritó.

-L-lo siento!

Ahí de nuevo, otra vez disculpándose por algo tan pequeño. Sanford rodó los ojos de forma irónica y fastidiada, puso su mano en el hombro del otro, haciendo que dejara de caminar.

-¿Por qué te disculpas por todo? En realidad, no haces nada malo. - Deimoss tragó saliva nervioso, retirando la mano de Sanford.

No contesto nada, fastidiando más a Sanford.

"A Love In Nevada࿐MC"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora