XIII

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Se podían escuchar los disparos a grandes distancias del lugar. Uno que otro grito agoníco de algún agente que no quería terminar con su vida al recibir balas en su cuerpo. Había un fuerte tiroteo en las afueras de un edificio de la organización A.A.H.W, Hank era el que hacía casi todo el trabajo y robaba el protagonismo, siendo Sanford y Deimoss poco relevantes entre todo.

Hank saco su espada de su estuche, comenzando a desmembrar a sangre fría a sus enemigos, dando estocadas que estiraban la carne de los agentes, haciendo que grandes cantidades de sangre llegarán hasta las ropas del asesino, era increíblemente habilidoso en esto. Finalmente terminaron, acabando ya con la vida de muchos de sus enemigos, dejando rastros de sangre que desprendían un muy desagradable olor metálico; los 3 asesinos entraron al edificio, llendo a destruir, con ayuda de una bomba, una computadora que se encargaba de la distribución de archivos relacionados con los Mag Agent's.

Desde luego que los asesinos debieron acabar con algunos agentes que les impedían el paso a su destino, Hank acababa con ellos de una, como si fuera la cosa más sencilla del loco mundo en el que vivían; luego de algunos minutos de matar y subir y bajar escaleras, llegaron a dónde querían.

Deimoss se acercó al aparato, puso la bomba en su lugar y se alejo un poco al escuchar el cronómetro de la bomba iniciando, la bomba explotó en segundos, destruyendo el aparato electrónico que les representaba una amenaza, salieron del lugar, volviendo a subir y bajar escaleras y matar a los agentes que sobraron.

Llegaron ya a la metálica puerta que daba la salida, pero se detuvieron al escuchar los llantos de quién parecían provenir de algún infante a través de una de las últimas habitación del edificio, llendo casi por instinto a ver de qué se trataba.

Sanford pateó la puerta, derrumbando la para poder entrar; la habitación estaba en completa oscuridad, siendo casi imposible ajustar sus ojos al negro que pintaba el cuarto. Deimoss encontró un interruptor, presionando el botón para que la luz llegase al lugar.

En efecto, se trataba de un pequeño niño grunt que no dejaba de llorar, estaba sentado en un rincón del cuarto y empezó a querer dar pasos hacia atrás cuando vio a los asesinos, empezando a llorar en voz más alta.

—¿Que haría un mocoso por aquí? — pregunto Sanford, levantando la ceja al verlo.

Deimoss se acercó al niño, asustando lo más.

—Hey, hola niño. — saludo Deimoss, agachándose para estar a la altura del niño, quien calmó por un momento sus lágrimas.

El niño no dijo nada, solo empezó a limpiar sus lágrimas antes de que se secaran en sus mejillas, Deimoss le sonrió un poco, quitándole el miedo ya.

Sanford y Hank se acercaron a dónde estaba Deimoss, agachando la mirada para también ver al niño, ya no parecía tener mucho miedo, pero hizo una mueca triste al ver a Hank, quien parecía verlo con algún tipo de desesperación oculta en sus rojizos lentes.

—Hey, ¿No lo llevamos? — pregunto Deimoss, haciendo que Sanford le de una mueca de sorpresa.

—No estamos capacitados para cuidar a un niño, Deimoss. — negó Sanford.

—Oh, vamos, estará bien con nosotros. — Sanford rodó sus invisibles ojos al escuchar aquello.

—¿Tu que opinas, Hank? — Hank levantó los hombros como respuesta, sin hablar con palabras.

Sin decir más Deimoss tomo entre sus brazos al pequeño grunt y volvieron con su camino a la salida, el niño estuvo serio en el camino a la guarida, veía por la ventana, sin encontrarse nada más que el monótono desierto árido, una que otra vez veía a Hank, que estaba sentado a su lado, ambos en los asientos de atrás, Hank hacía lo mismo; verlo con una penetrante mirada que le ponía los pelos de punta al infante.

"A Love In Nevada࿐MC"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora