Capítulo 17

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Capítulo 17
quiero la verdad

Billie Jean

Mi mirada estaba clavada sobre el cuaderno de cuero en el que Zade dibujaba. En vez de prestar atención a lo que el señor White venía diciendo desde hace media hora, estaba mucho más interesada en el dibujo del chico misterioso y rubio a mi lado.

Como siempre, su mano se movía con extrema rapidez, el lápiz rozaba el papel, creando líneas que juntas conformaban un dibujo. Había notado aquella necesidad que tenía el chico por repetir dibujos. La escena era parecida a la que había visto hace un tiempo atrás. El mismo bosque, con la luna brillando sobre las tres mismas personas, pero ahora todo parecía mucho más claro. La cantidad de detalles me tenían completamente impresionada, no podía creer el talento que se cargaba Zade Collingwood.

El bosque se veía más oscuro, mientras las ansias asesinas de uno de los chicos plasmados en el papel eran mucho más palpables, el miedo de la chica se veía mucho más intensificado y... espera... esa chica se parece a... ¿mí?

De repente, el cuaderno se cerró de golpe, logrando que pegara un brinco en mi lugar. La mirada fría de Zade recayó sobre mi rostro, su ceño seguía fruncido —realmente, no lo había visto con otra expresión, ¿acaso no tenía más?— y parecía más preocupado que enojado.

—Zade... —susurré, en un intento de empezar a excusarme por andar de chismosa, viendo el dibujo del chico. No tenía una excusa clara, así que tenía que pensar rápido.

—Mantente alejada del bosque —ordenó, tomándome por sorpresa.

Mi rostro expresó la sorpresa y confusión que sentía por dentro. Lo miré a los ojos unos minutos, esperando que añadiera cualquier cosa, porque mi cerebro de lento procesamiento no entendía su repentina orden.

—¿Perdona? —pregunté, aún confundida. No tenía sentido, él debería estar gritándome por ver sus cosas, no ordenándome que me alejara del bosque.

—No vayas al bosque —dijo con seguridad—. Mantente alejada, es peligroso. Necesito que estés lo más lejos del bosque posible —Zade me miró dudoso y luego soltó un bufido de resignación, sonó un poco fastidiado, quizá enojado—. Por favor —agregó, las letras se deslizaron por su boca, cargadas de cierta ira, era más como un gruñido enojado y forzado, como si le hubiese costado decirlo.

—¿Por qué? —espeté, ligeramente enojada. Él no podía llegar y decirme que podía hacer y qué no. Tampoco era como si desease ir al bosque, ¿por qué mierda iría? El bosque luce aterrador desde la ventana de mi habitación y, de hecho, desde esa panorámica, apenas lograba ver algunas copas de árboles bastante alejados, atemorizaba aun así. Sin embargo, si iba al bosque o no, sería por decisión mía, él no era nada mío como para decirme que hacer y qué no—. ¿Es por los dibujos que haces? —pregunté más por descarte que como opción—. Son solos dibujos, Zade y...

—Mis dibujos no son solo dibujos, son... —el rubio detuvo sus palabras de golpe, cerró la boca y apretó la mandíbula con tanta fuerza, que temí que rompiera sus dientes de tanto apretar su boca. La mirada que me echó no me sorprendió ni un poco, fía y enojada, como si me culpara de algo, quizá de obligarlo a hablar más de lo que debía. Suspiró pesadamente y pareció tratar de relajar su ceo—. Ugh, no es algo que tenga que ver contigo, Morgenstern —espetó de mala gana—, solo no vayas al bosque.

Entrecerré los ojos ante sus palabras, sintiendo algo parecido a la indignación crecer en mi interior. Me esforcé el lanzarle la mirada asesina más filosa y amenazante que pudiera ser capaz de generar. ¿Quién se creía que era? ¡Simplemente no podía llegar, ordenarme algo y no darme ninguna explicación al respecto! Era simplemente injusto. Chasqueé la lengua y me apuré a hablar.

Sombras [SSC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora