DESTINADOS

Capítulo Dos.

BAN.

—Debes atacar a algún miembro de la competencia. Tu eres una carga muy grande deberás ganarte tu lugar en la agencia o no te aceptaremos. —hablo Dust mientras me enseñaba mi lugar.

—Dame los datos de algún miembro e iré a atacarlo o mejor, robarle información. —dije sonriente— Sabes que puedo manejarme mejor con mujeres.

—Pervertido. —murmuró asqueado— Bien ten, hay una nueva agente que vale por dos, es hija del jefe así que ella será tu nueva misión. O la matas o le sacas información.

El tipo me entrego unos archivos y varios fotos de esta chica. Se veía tan joven y hermosa.

—No podría matar a una mujer tan hermosa. —le dije encantado con su figura— Le sacare información créeme. ¿Es novata dijiste?

—Así es. Se recibió como espía hace unos meses, en el informe detalla todo sobre ella. La hemos estado vigilando por un año para secuestrarla pero es imposible. La única manera de que te ganes nuestro respeto y lugar es robando información de la competencia. —dijo y sonreí asintiendo.

—Lo haré, pero mis métodos toman su tiempo.

—Tienes tres meses para darnos algo o estás fuera.

—Vamos, estas misiones duran hasta años. —me queje.

—Pues demuestra que eres uno de los mejores. —dijo el don enano.

—Bien.

—Nos informan que está en una cafetería en la ciudad. Te enviaré la dirección ve saliendo.

—No me dejan ni desempacar mis cosas. —me queje.

INFORME CONFIDENCIAL.
Rango de misión: A+.

Nombre: Addison Montero.
Edad: 23 años.
Características: De 165 cm de alto, piel bronceada, cabello castaño liso, aproximadamente entre 55 a 60 kg.

Habían muchos más datos sobre ella.

Cuando vi la dirección de la cafetería se me hizo extraño, allí es donde voy usualmente este día.

Al llegar pedí mi café y esto era demasiada coincidencia ella se había sentado en donde yo suelo sentarme. Me acerqué.

(...)

Cuando ella se levantó para irse me di vuelta y mis ojos fueron directamente a su trasero. Tenía un trasero enorme. No es mentira.

Mire desde la terraza donde estaba hacía el estacionamiento. Ella se subió a su Porsche negro y se fue.

Me acerqué a pagar la cuenta.

—Disculpe, la señorita que estaba con usted ha pagado las cuentas. —dijo y sonreí divertido.

Eso me molesto porque debí pagar yo todo.

Fui a mi auto y regresé a la agencia.

—¿Y qué tal fue? ¿Pudiste ver o escuchar alguna conversación? —me pregunto Dust.

—No escuche nada. —dije y el negó decepcionado— Por que hable con ella yo mismo.

—¿Me estás diciendo que fuiste y le hablaste directamente sin pensar en algún plan?

—Así trabajo yo, Dust. —dije y revisé mi celular. Esperando su mensaje pero nada.

Dos horas después hablamos por mensajes y quedamos en salir el jueves.

—¿A donde vas? —preguntó Dust.

—A trabajar. —dije y sonreí tomando las llaves de mi moto.