Capitulo Diez.

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Me senté con Ban y empezamos a precalentar. Yo lo ayudaba a estirarse y el a mi como otros compañeros hacían.

Los dos hermanos excéntricos nos miraban serios.

Luego de unos diez minutos Nathaniel y Elle se levantaron.

—Bien. Les explicaré porque somos treinta en este grupo. Dividimos cinco grupos de treinta personas a ustedes los entrenaremos tanto Nate como yo. Los demás grupos tienen a entrenadores de élite expertos como nosotros. —explicó ella mirando a todos.

—El entrenamiento de hoy es mixto. Es una prueba necesitamos ver en qué son buenos y en qué no. Les recomiendo elegir a su pareja, preferible que sea hombre y mujer para investigar sus pros y contras. —habló Nathaniel. Mire a Ban y el me miró a mi y sonreímos.

—¿Y que se supone que haremos? —preguntó un chico al otro lado.

—Agente Dickens. Escuche. Con su pareja tendrán una batalla libre. Pelearán cuerpo a cuerpo y ahí veremos en qué fallan y en qué ganan. Para así potenciar sus técnicas y trabajar las que no salen. ¿Entendió?

—Si señor. —dijo el.

—Bien todos de pie. Dispérsense para no interrumpir a sus colegas. —dijo el.

Me levante con Ban y lo mire. —Seré dulce contigo, cariño. —susurre y el enarcó una ceja.

—Oh pues yo no. No debiste desafiarme. —susurro y reí.

—Tu será mi pareja. —habló Elle alejando a Ban de mi.

—Y tu la mía. —dijo Nathaniel mirándome.

Ban lo miró enojado pero le hice señas de que se calme y que estaba bien.

—Bien nos retrasamos ya hay varios practicando.

Me puse en posición de ataque y esperé a que el de el primer paso pero como solo se quedó esperando di yo el primer paso. Me acerqué rápidamente a golpearlo pero el lo esquivó como si fuese una abeja molestándolo.

Me enoje. Seguí tratando de golpearlo sin darle momento a pensar pero el esquivo todo sin un rasguño. Cuando supe que el en serio conocía mi técnica le di una sorpresa tirándolo de los pies y todos se sorprendieron.

El se cayó de trasero y me miró. Acomodó sus lentes y me miró.

—Vaya que eres predecible. ¿Ya me mostrarás algo nuevo o dejo que me ganes para que estés feliz?

El me miraba muy serio. Esperé que se levante.

—Pelea o me iré. —dije y el me miró. Noté esa vibra desafiante en sus ojos. El acomodo sus lentes y pude notar su sonrisa desafiante.

—Bien. Pero no seré suave. —dijo el y me acomodé. En cuanto pestañee el se acercó para golpearme en el abdomen, me protegí e intente esquivarlo pero el golpeo mi abdomen que no llegó a dolerme porque me puse firme, luego golpeó mis piernas debilitándolas y haciendo difícil soportar mi peso.

El siguió y yo puse mis manos en su pecho cuando creí que caería. Sus manos inmediatamente fueron a mi cintura. Sus manos fuertes enormes y frías me sostuvieron.

Noté cierta preocupación en su mirada.

—Se supone que deberías decirme en qué soy mala y ayudarme no darme una paliza. —susurre divertida alejándome de su cuerpo.

—Tienes razón lo siento. Me dejé llevar. —murmuró el acercándose pero lo detuve.

—Estoy bien. Solo déjame tomar agua. —dije y el asintió. Tome la botella y bebí.

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