Capitulo 14

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ALUCINAR

ALUCINAR

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Adriano

Washington, Comando Militar. Octubre 13

Me siento en el aire, en un espacio sin gravedad que me hace flotar de lado a lado, el dolor de los golpes esta pero no puedo moverme mis extremidades están desconectadas pero las siento ahí y se que es productor de los golpes y lo que sea que ese hijo de perra me inyectó.

Todo es borroso y siento como la sangre se coagula en mi cabeza, como escucho el burbujear de mi sangre en mis sienes que parecen que van a estallar y no puedo moverme bajo el efecto de los golpes.

—Adriano... —La voz femenina se cuela en mis recuerdos y mis ojos borrosos la ven, sonríe y lo noto por el deslumbrar de sus dientes blancos.

Intento moverme y no puedo, siento y escucho el crujir de mis huesos mientras me quiero mover. Malditos.

>>Adriano... —repite y reconozco a la maldita enfermedad que me da vergüenza. Debía matarla y no lo hice y su cara y voz aparece a cada nada, pero desde que estoy aquí no dejo de imaginarla.

—Mm... —quiero hablar y no puedo.

Mi mente atrae la conversación que encendió lo que no debía en mi cabeza, lo que desfiguró los cables mas poniéndola a ella donde no debía.

— Ni lo uno ni lo otro. —recuerdo sus palabras— Te recomiendo que te sientes para lo que te voy a decir.

Me reí pensando que estaba a nada de clavarle una bala en la frente y follarla después.

—¿Eso por qué? —pregunté y rompí el vidrio haciéndola saltar. Amando el poder del miedo contra ella.

—Por qué... por qué no lo soporto ni yo. —dijo bajando la cabeza y apretando los labios que hacían que yo quisiera besarlos.

Disfrute tocarla con mi arma y tenerla a mi disposición pero algo dentro de mi creo que se descompuso más, cuando...

— ¿Eso por qué? ¿Ya quieres que te mate con todos los planes que tengo para ti? —dije con burla.

— ¿Sabes por qué? —dijo desafiandome— ¿Porque quién dijo que los mafiosos son los únicos que se obsesionan con sus víctimas?

Siento el tensar de mi cuerpo y creo que alucino, siento ver cosas y me siento débil físicamente. Sin embargo solo pienso en "¿Quando será il giorno in cui gli uomini capiranno che anche le donne vogliono il proibito?" Sus palabras, su voz y sus manos por mi cuerpo. (¿Cuándo será el día que los hombres entiendan que las mujeres también deseamos lo prohibido?)

Me tomo la cabeza golpeada con el mareo que me toma, siento mi cuerpo pesado y siento que me falta el aire como si tuviera una almohada en mi cara cuando las convulsiones me toman haciéndome vomitarme encima, mi cabeza da mil vueltas mientras mis deseos asesinos contra los Hoffmann crecen, se han metido en mi lista negra junto a los Gray.

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