Capitulo 35

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CLAVO DE S2

CLAVO DE S2

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Steel

Canadá, enero 17, 14:28

En este tipo de encierro el tiempo pasa lento, lento porque el cerebro necesita luz para saber si es hora de cerrar los ojos o de abrirlos. La sangre viaja por el cuerpo humano de forma natural y como todo líquido dependiendo a qué lado se incline a ese lado va.

No se cuanto tiempo llevo alzado, con los brazos encadenados a cada lado, mis pies están juntos en una cubeta donde apenas mis dedos afincan. Tengo frío, sea donde sea estamos muy al norte, está demasiado frío y en Washington no iba a estar así.

Nos sacaron de la ciudad.

Los mercenarios salieron y apenas yo puedo mantenerme despierto, estoy deshidratado, golpeado y por el hambre que tengo se que han pasado por lo menos más de veinticuatro horas. No puedo respirar bien, el aire es frío y quema mis fosas nasales al punto que prefiero mantenerme sin respirar por varios segundos.

Alzo la cara sin poder, mis ojos viajan al cuerpo que está contra la pared, Stark. Su mano está pegada a la mesa de la cual una fina línea de sangre cae al suelo, el cuerpo de mi hermano está amoratado en todas partes, en las únicas partes donde no llegan los moretones está quemado por lo que reconozco es el frío de la nieve.

Abro la boca pero me cuesta soltar palabra.

—Stark... —digo con la garganta seca, mis ojos escanean el lugar buscando a Sunshine pero no la veo y el que no puede voltearme a seguir buscando me desespera, porque tengo que verla, tengo que cuidarla.

Me intento mover pero no puedo ya que el cubo es pequeño y... lo único que me dice que Stark sigue vivo es el movimiento de su abdomen, despacio, arriba, y abajo.

>>Stark... —llamo otra vez y despierta pegando la cabeza a la pared, suelta un gruñido cuando mueve el brazo que esta levantado y que su mano esta clavada en la mesa.— Tienes que sacar el clavo, si no has tomado infección lo hará. —vuelvo a mirar y no veo a Sunshine.

—Sun... —dice Stark y siento a la persona que se mueve detrás de mi, tiene las rodillas raspadas, la cara golpeada y el cabello lleno de mierda. Tiene los labios morados del frío y noto los pechos arañados que me hacen mirar a otro lado sopesando lo que le pasó a mi mamá años atrás.

—Tengo frío... —susurra y se pega a mi pierna, ambos estamos fríos sin embargo el calor comienza a formarse con la cercanía.

—¿Estás bien? —pregunto con la garganta fría porqué puede que no este listo para escuchar la respuesta.

—Si. —dice frotando la cara contra mi pierna con cuidado de no lastimarse las heridas de los golpes.

—Necesito que salgamos de aquí. —susurro— Tienes que quitarle ese clavo a Stark.

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