EXTRA: EL CABALLERO IRLANDES
Isaac
Septiembre 14, Irlanda. En la narración de Stark del capítulo 52.
Me despierto sintiendo el ardor que crece en segundos por mi cuello y pecho, aun no abro los ojos cuando...
—Estás tan duro en las mañanas. —susurra mientras abro los ojos deleitándome con la diosa que tengo en la cama.
Mi boca toca la suya cuando pongo mi mano en su nuca sintiendo como baja el elástico de los calzoncillos y deslizando la mano por mi extensión aun teniendo mi verga bajo la tela, me muerdo el labio inferior mientras su mano sube y baja apenas enroscándose en mi.
Se relame los labios y me encanta que sea tan caliente, tan cálida, y al mismo tiempo tan mía.
Poso las manos en su espalda mientras sus labios suben por mi abdomen, besos ardientes que me llevan a clavar las manos en su cintura sentándola en mi entrepierna, y mis ojos tienen todo tipo de atención en la barriga que en tan redonda y perfecta. Mis manos se mueven con el movimiento de sus caderas cuando la fricción entre las bragas y mi polla es tortuosamente deliciosa.
—Lo haces tan bien joder... —gruño sin poder evitarlo.
La barriga le pesa y parece que está embarazada de trillizos en vez de mellizos, nuestra barriga se ve tan jodidamente grande y perfecta que cuando pongo las manos a los lados de su rostro empujándome en ella la siento más apretada, bajo la cara prendiendome de sus labios, perdiéndome en sus ojos azules mientras ardo sobre el color de sus ojos azules.
Boca se junta con la mía, el beso nos deja sin aire, sus gemidos sonoros viajan por ambos de mis oídos, y sus unas se clavan en mi espalda cuando se comienza a correr atrayendo mi eyaculacion la cual dejo en su sexo.
Quita las manos de mi espalda y sonrie como una maldita calenturienta cuando lleva los dedos a su sexo masturbandose con la eyaculacion que deje dentro de ella y se desliza por los chachetes de su culo.
Me besa y me bajo de la cama buscando el baño para ducharme pero...
Sunshine se aclara la garganta haciendo que me gire.
Y no puedo evitar reír como solo me rio con ella, está desnuda sobre la cama y no puede pararse. La barriga no se lo permite y se pone la mano por debajo del cuerpo buscando por lo menos alzarse pero no puede, y solo logra parecer un dinosaurio de brazos cortos.
—Ayúdame... —me dice pero no esta enojada se rie conmigo mientras me acerco a la mujer que hice mi esposa, le tiendo la mano dejando que se aferre a mi brazo mientras la ayudo a sentarse.
—Después de todo, creo que voy a embarazarte otra vez.—le digo mientras caminamos al baño donde abro la ducha de piedra.
—Entonces ¿Te gusta verme gorda, sin poder hacer nada más que tragar y follar? —pregunta y cruza los brazos mientras el cabello negro se le pega a la frente con el agua.