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Viernes al medio día. Los exámenes le provocaron agobio. Ya había finalizado pero su mente tenía una reserva extra de presión.
Se dejó caer con pesadez sobre la cama. Ahora tendría todo el derecho de llorar o sentirse miserable, a pesar de su excelentes calificaciones.
Sonó su teléfono, supuso que era Zemo. Dejó que, esté, dejará de sonar. No quería verlo, era mucho más que una simple pareja y todo eso, pero no se sentía bien para verlo o escucharle; tenía un sentimiento de extraño de explicar que no podía controlar. Se sentía malvibroso.
Aspiro el olor de la sábana; estiró sus manos y piernas, sintiendo que le algún hueso se rompió, o algo así. Estaba cansado de tanto pensar, y si, su mente era su propia enemiga. Apretó los ojos, no quería darle más importancia. En unas horas recibiría un mensaje motivador sobre cómo ser el mejor de la clase no era tan malo.
Posteriormente, escuchó como su madre le gritó que alguien había ido a buscarlo, no le tomó tanta importancia. Quiso decirle que no lo dejará entrar, a quien sea que fuese, pero su cuerpo no le dio fuerza para levantarse. Sintió que, se iba a dormir, pero no fue así.
— Esperaba un mensaje de "No quiero hablar. Hoy es uno de esos días." — le escuchó cerrar la puerta — bueno, estoy aquí.
— Puedes irte con Sharon y su grupito a beber o con Wanda a elegir ropa cara; hoy no me siento bien — se levantó de la cama, sentándose en la orilla — cariño, hoy solo quiero sentirme mal, y contigo no puedo.
— James, podemos ver una película y comer helado, o llorar mientras nos sentimos miserables. Tu eliges... — colocó la mochila sobre la cama
— No quiero arrastrarte en mi amargura estudiantil, solo será hoy — intentó prometer
— Esto es un bucle, esto va a durar todo el fin de semana. Así que...
— Perfecto, no más palabras. Quiero escuchar música de esas playlist que hacen en YouTube sobre "llorando en tu cuarto a las 3:00 am" — sonó decidido
— Tienes gustos bastante definidos, James.
— Aún no acabo, quiero que me abraces hasta que me duerma. Después iras y me compraras lo que sea que creas que pueda comer — sonrió en dirección a Zemo mientras acomodaba su camisa
— Lo que quieras, Jamie
Se acercó hacia James y le besó la frente. Lo conocía tan bien, que supo que ese pequeño acto se sentía tan íntimo que cualquier otro. Éste, agradeció por lo bajito, mientras lo abrazaba.
James se encontraba vulnerable después de tratar de mantener sus promedios. Tan sólo merecía sentirse amado en sus peores momentos. Y él lo amaba lo suficiente para ayudarle.
