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Solamente le compraba ese perfume tan ostentoso por el momento especial que compartieron. Le encantaba el aroma, y sobre todo como estaba enamorado de su aroma.
Eran indiscutible, se enamoró de Helmut cuando esa colonia inundó sus fosas nasales en el primer segundo que sus miradas chocaron. Casi todo el tiempo lo usaba, y él no era nadie para negarle eso a su precioso amado. Le encantaba esa fragancia, y solo cumplía con comprársela cada vez que fuese necesario.
Salió de la tienda y caminó hasta el departamento que ambos compartían. Solo eran unos 10 minutos de camino.
Hoy cumplían el año de novios, y claro que pasó a comprar ese perfume tan inconfundible y dulce para su amante.
En sus pensamientos siempre estaba presente, y justo ahora era el preciso momento para amarlo y adorarlo más. Cuando tocó la puerta fue recibido por un Helmut apasionado y fervoroso. Justamente como siempre había sido en su relación.
— ¿Celebramos o nos quedamos en casa? — preguntó entre besos
— Podemos quedarnos en casa — respiró cerca de su oído
Aspiro tan profundamente cerca de su cuello, el perfume estaba ahí. Un degustación total a su sentido del olfato. Su pequeño deseo era preservar esa fragancia en el cuerpo del contrario, combinaban tan bien.
Un olor tan delicado, dulce y elegante con Helmut que era la digna representación de ello. ¡Por todos los dioses!
Dejó el detalle que traía entre las dedos, más tarde podría dárselo. Ahora debía atender un asunto de muchísima más importancia con el dueño de su alma.
