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Zemo estaba seguro que James estaba escondido en el baño hablando por teléfono. ¿Como lo supo? Bueno, por el gato que estaba en la cama. Alpine estaba recostado en la almohada. Con su sonoro ronroneo disfrutando de la comodidad de dormir. Ese animal perseguía a James a todos lados, menos al baño cuando éste cerraba la puerta.
Se acercó al minino mientras se recostada a un lado. No quería despertarlo pero ya lo había hecho. Lo acarició de la cabeza, mientras el felino abrió sus grandes e implacables ojos azules.
— ¿Dónde está el bobo de James? — cuestionó al minino en espera de una respuesta
El felino lo observó mientras dio un gruñido bajito.
— Deberías quitarle la puerta al baño, ¿qué opinas?
Solo recibió un ronroneo más fuerte de respuesta. Inquirió qué era lo que haría en unos días para quitarle la privacidad. Mimó a Alpine un rato más.
Pasaron unos minutos y decidió que debía ir con Sharon a comprar unas cosas. Había esperado a James el suficiente tiempo. Lo que estuviese haciendo, esperaba fuera lo suficientemente importante para no salir en tanto tiempo. Le dio un beso, entre las orejas, a Alpine. Provocando que el gato se levantará emocionado por el mimo. Helmut le prometió que le traería un sobre de comida al regresar de compras.
Se encaminó a la salida para ir a encontrarse con Sharon en el centro de la ciudad.
James salió a los pocos minutos del baño, mientras checaba el mensaje que Zemo le había mandado, avisando que regresaría tarde. Posiblemente se fue molesto. Si supiera la sorpresa que le estaba preparando. Sonrió al recordar la fiesta sorpresa que estaba organizando por su cumpleaños.
Entró a la habitación encontrando a Alpine en la cama, lamiendo sus patas.
— Se fue y no se despidio — habló en dirección al felino, el cual le regresó una mirada despectiva — cómo sea, voy a salir un rato, ¿puedes quedarte solo?
El minino volteo a verlo. Eso fue suficiente para entender que no hacía falta más respuesta. Se acercó tomando a Alpine por los costados, se despidió dándole un beso, entre las orejas; justo en el mismo lugar que Helmut, lo había hecho minutos antes.
— Mentira, voy a ver si lo encuentro en el centro con la venenosa de Sharon — lo dejo sobre la cama y salió directo hacia la puerta.
El felino ronroneo unos minutos más y después se acomodó entre la almohada, donde estaba desde el inicio.
