1. Las penas se ahogan con alcohol

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Siempre busqué el amor verdadero.. ese que te quita el aliento y te hace suspirar.

A veces pienso que esas fantasías ilusas sólo trastornaron mi cerebro. El amor no existe... Eso es algo que a mis 25 años he podido comprobar.

Mi hermano el idiota siempre me lo dijo.. "no te enamores Saku" "los hombres solo buscan una cosa" he sido tan estúpida que ahora me encuentro en un bar ahogando mis penas.

La rabia y la impotencia no es lo único que siento en este momento, mis sentidos me advirtieron sobre él, pero como una niña caprichosa pensé que esta vez era el indicado.

Ese hombre acabó con el poco amor propio que tenía, si tan solo no se hubiese reído en mi cara por lo menos podría disimular la vergüenza que me provoco encontrarlo con aquella mujer.

¿Pero a quien le importa?, Naruto solo me diría "te lo dije" es por eso que ahora estoy aquí, con un montón de vasos vacíos frente a mi y un cigarro en la mano.

Hace años dejé el vicio, pero en un momento así un mal vicio es lo de menos.

Cuando era niña crecí con ese anhelo de encontrar a ese alguien que complementara mi mundo entero, esa fantasía que alimente año tras año y que cada uno de ellos se encargó de destruir con sus engaños y sus mentiras.

Mis padres son poderosos en Japón, la cadena hotelera que poseen nos deja como unas de las familias más ricas, por ese motivo siempre me aparte de los medios y eventos sociales. Se sabe que ellos tienen dos hijos, pero sólo mi hermano es conocido gracias a sus fiestas y conquistas de una noche.

Por mi parte tuve bajo perfil por ese loco sueño de que alguien se enamorara de mi por lo qué soy y no por lo que tengo.. como dije antes, soy una idiota.

Estudie lo que mi corazón me dicto, mis padres jamás ejercieron presión sobre mi ya que nunca estaban y era como ser una huérfana. mi infancia en si estuvo llena de lujos y clases de refinamiento "digna de una señorita de la alta sociedad", hablo español, inglés, Italiano y francés, se tocar el piano y el violín, estudie en los mejores colegios para señoritas, tome clases de etiqueta y me convertí en la mejor versión barbie de mi misma.. hasta que decidí ser normal.

Mi pasión por la pastelería y la cocina surgió cuando yo era pequeña, la abuela Chiyo fue mi nana o mas bien como mi mamá, ella era una señora adorable y de buen corazón que cocinaba como los dioses, cada vez que me sentía triste o sola ella llenaba esa tristeza con algo dulce.. cuanto la extraño..

Estudie en Francia, aprendí todo lo necesario de la cocina Gourmet y tengo un restaurante en el centro de la cuidad, anexo a eso una pastelería y cafetería artesanal que es donde paso mis días, no me gusta el lujo de mi otro local, toda esa gente adinerada me revuelve el estómago. Considero que el dinero no hace la felicidad y que la felicidad solo se logra con cosas simples, pero aun así abrí el local a petición de mis padres, ya que habían invertido una fortuna en mis estudios culinarios.

Como dije antes, no me gusta mi restaurante por eso que me encargo cada vez que puedo de atender mi cafetería y disfrutar de la gente común que adora lo dulce tanto como yo.

Oh mierda! Me siento tan destruida! ¿Por que caí bajo esos encantos?! ¿Como me dejé llevar tanto por un hombre que exudaba peligro por los poros? .. malditas hormonas!

—¿mala noche? -dice el barman que acabada de llegar-

—ni te imaginas..

—¿Por que una chica como tú está tomando sin control con esa mirada triste?

IrrevocableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora