Irrevocable

6. Estoy cayendo en la oscuridad

Un día eres una chica linda que le sonríes a todo el mundo y al siguiente eres alguien que se refugia en brazos incorrectos buscando calor..

¿Está bien ser así? ¿Está bien ser egoísta y tomar algo que no es mío?

Él me mira lentamente mi piel desnuda se eriza con el contacto de sus dedos.

—se que lo amas.. pero me gustas, no puedo estar lejos de ti.

Sus palabras no logran cambiar nada en mi, siento ese vacío crecer en mi. Por que se que él no me quiere, se que solo es deseo y aun así duele.

—Saku.. no tenemos que hacer nada esta noche, no quiero ver esa mirada triste cuando estés conmigo.

—¿y que quieres ver?

—quiero ver a la chica del primer día..

Madara me abraza y logro romperme otra vez.

—no llores preciosa..

Sus cálidos brazos me estrechan, estoy llorando, estamos los dos desnudos en la cama mientras mis ojos mojan su piel desnuda.

—yo puedo hacerte sonreír Saku, solo tienes que dejarme hacerlo.

—hazlo.. quiero que deje de doler.

—ok, vamos a bailar.

Me arreglo de nuevo y nos encontramos bailando mientras él alcohol hace efecto en mi.

Madara atrae la atención de todas las chicas a su alrededor, pero por extraño que parezca esta noche solo tiene ojos para mi.

—eres la chica más hermosa que conozco..

Enredo mis brazos en su cuello y él me besa lento, nuestros cuerpos se encuentran danzando al ritmo de la música.

Mis ojos se desvían solo un segundo y veo a Sasuke enredado en los brazos de una pelirroja.

—mírame.. esta noche somos sólo tu y yo.

Esos ojos negros me absorben, estoy perdida en la inmensidad de esa mirada, dejándome llevar por lo que él es.. un idiota que me romperá el corazón..

La música estalla en mis oídos, las luces distorsionan mi vista. Tal como él dijo somos él y yo en medio de un mar de gente.

—me gustas Madara..

—lo sé preciosa. Tu también me gustas.

Por un momento Sasuke desaparece de mi mente y es ocupada por el hombre que acaricia mis curvas. Él tiene esa capacidad de hacer surgir la lujuria en mi..

—salgamos de aquí Madara..

—Saku! -dice Sasuke-

Pero ya es tarde por que mis manos están entrelazadas en las manos de alguien más que no es él..

El camino a casa de Madara es tranquilo, ya no siento deseos de llorar, mi corazón parece en calma, solo me gustaría que durara así siempre.

Esta vez yo saco su ropa, yo beso sus labios, él solo se deja querer por esta chica rota y vacía.

Con suavidad me deja en su cama y sus besos bajan y suben por mi cuerpo, la perfección de momentos como estos se pega en mi alma, no somos nada pero aun así se siente diferente..

Dejo que él sea suave, dejo que haga de mi cuerpo el instrumento roto que es.

Sus besos me estremecen y mis manos van curiosas por su cuerpo perfecto.