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"Toda la noche"

Esa mañana del 12 de Agosto del 2003, Shinichiro se levantó pensando en Keiko; había soñado con ella, pero no era la clase de sueño que él estuviera dispuesto a contarle a todos.

Y aunque los recuerdos de los sueños son efimeros, él recordó perfectamente todo. Recordó los sonidos de placer que ella hacía, su cabello rubio pegado a su rostro por el sudor, sus ojos negros mirándolo fijamente con lujuria, la sensación de sus pieles calientes tocándose...

—Cariño, tu abuelo me mandó a despertarte. —Keiko había entrado a la habitación repentinamente logrando ver a Shinichiro sentado en su cama, sin camiseta y con un pants gris que remarcaba su evidente erección. —Perdón. —se tapó los ojos. —Te daré privacidad.

—¡No! —corrió hacia ella y cerró la puerta. —No quiero privacidad, por lo menos no contigo. —susurró.

—Tu abuelo está esperando a que salga contigo de la habitación. Dice que duermes mucho. —la mayor de los Ryuguji llevó una mano a la parte trasera de su cuello para acercarse más a él y lo vio con una expresión amorosa.

—¿Sabes que podemos hacer para que duerma menos? —preguntó hundiendo los labios en su clavícula.

Keiko se quedó callada, sabía la respuesta y sabía que quería hacerlo, pero no decía nada por dos razones; la primera es que nunca habían tenido sexo, aunque se la pasaban lanzándose indirectas, bromeando y manoseándose, nunca lo habían hecho, no porque no tuvieran ganas, sino porque siempre acababan siendo interrumpidos por alguien: algunas veces Draken y Mikey, otras Emma y hasta el abuelo los había encontrado en posiciones comprometedoras. Tenían que buscar un momento en el que estuvieran completamente solos para hacerlo y ese momento no había llegado. La segunda razón era que el abuelo Sano estaba esperando que llegaran a la cocina en donde él estaba en menos de cinco minutos. Ambos sabían que esos cinco minutos no iban a ser suficientes.

—Nos están esperando, Chiro. —suspiró con exitación, sintiendo como el bulto entre las piernas del pelinegro se presionaba contra su parte íntima.

—No me dejes así, bonita. —murmuró pegado a su piel. Le estaba subiendo la falda agarrando poco a poco su trasero y dándole apretones.

—Desaste de tu erección rápido.
—pidió en voz baja. —Está... muy dura. —llevó la mano a los pants de su novio para sobar esa parte.

Shinichiro soltó un gruñido sintiendo la delicada mano moverse por encima de su miembro cubierto.

—Kei, no me estás ayudando. —se quejó a duras penas con los ojos cerrados.

—¿Por qué estás así? Nunca lo había sentido de esa forma. —siguió masajeándolo con un rostro excitado.

—Tuve un sueño muy bueno y no puedo dejar de pensar en la chica que estaba debajo mío.

Su tacto paró enseguida.

—¿Ah, sí? Pues que esa chica de tu sueño venga a ocuparse de tu amiguito. —Keiko se separó de él dándole un empujón y saliendo de la habitación.

—No me expliqué bien, ¡Espera! —suplicó viendo como su novia se iba del pasillo con una mueca de indignación.

Minutos después, Shinichiro llegó a la cocina ya cambiado con un suéter amarrado a su cintura.

—Eso es un récord. Nunca nadie había logrado que mi nieto se levantara tan rápido. —su abuelo dejó su café y comenzó a aplaudir.

—Qué irónico, su nieto no sabe cómo bajar sus partes así de rápido. —dijo Keiko entre dientes provocando que Shinichiro la observara indignado.

bonita ⍟ shinichiro sanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora