Capítulo 22

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Alessandro

6 meses después.

Las cosas parecían haberse acomodado en estos últimos meses. El miedo ya no estaba latente en nuestro día a día, por fin vivimos tranquilos y sin necesidad de pasar semanas encerrados temiendo que algo malo suceda al poner un pie en la calle.

Vicky regresó al restaurante, le hacía mucha ilusión volver luego de que pasamos quince días encerrados en la casa por las dudas de que alguien la persiga y ahora, con siete meses de embarazo, se niega a dejar de trabajar. No hay quien la pare, si no es por la boda de Sam y Cata, es por algo del bebé, pero siempre tiene una excusa para ir de un lado a otro sin detenerse por un segundo. Su abdomen es enorme, aun no comprendo cómo logra estar de pie y caminar llevando un bebé consigo. Es terca, muy terca. Este último tiempo el cansancio ha aumentado, pero allí sigue. Es una mujer muy fuerte y no se da por vencida tan fácilmente.

La observo mientras se acomoda en la camilla y levanta su blusa para una ecografía más. Quedan muy pocas y eso me emociona sobremanera. Muy pronto el bebé estará en nuestros brazos y mi pecho se calienta de felicidad con solo pensarlo.

—Veamos si esta vez nos permite conocer su sexo —comenta Daniela, la doctora, antes de comenzar con la ecografía.

Se supone que a partir del quinto mes de embarazo ya se puede conocer, a veces incluso antes, pero el nuestro no se deja; cierra sus piernas en cada ecografía, se queda quieto y en cuanto salimos de la clínica comienza a dar pataditas. Creo que lo hacía a propósito y yo no puedo más con la ansiedad.

Vi tembló ante el contacto del gel con su piel. Una pequeña sonrisa asoma por mis labios al recordar todas sus quejas sobre lo frío que es y cuanto lo odia cada vez que salimos de aquí.

—Ahí está el bebé —Daniela señala la pantalla—. Y parece que hoy estamos de suerte —nos dice con una inmensa sonrisa.

—No quiero saber —responde Vicky rápidamente.

La miro como si le hubiera salido un tercer ojo. Hemos armado pequeñas y divertidas discusiones intentando adivinar el sexo de nuestro bebé todos estos meses y jamás mencionó no querer saberlo.

Se dio cuenta de mi mirada confundida sobre ella y giró su rostro hacia mí para hablarme.

—Quiero que sea sorpresa, quiero saberlo en el parto —dijo con una sonrisa radiante en su rostro. Sus ojos, me miraban, brillantes y le devolví la sonrisa.

—Está bien, pero yo sí quiero saberlo ahora —le respondí ansioso. Ella asintió de acuerdo.

No me importaba si era niño, niña o extraterrestre, con que naciera con buena salud me bastaba, pero sí me sentía extremadamente emocionado por saberlo. Quería saber qué nombre sería el definitivo y poder llamarle de esa manera.

Hace dos meses elegimos un nombre cada uno. Una noche decidimos que era momento de elegir y mientras yo miraba un libro de nombres para bebés, Vicky lo hacía por internet. Decía que allí se podían encontrar nombres más originales y tenía razón, pero era divertido molestarla con nombres que ni a mí me gustaban. Recuerdo la conversación que tuvimos esa noche.

—Ernesto —dije pareciendo convencido de que ese era el nombre que elegía, sin embargo, no aguanté la risa cuando me miró con cara de horror.

—Esto es serio. Busca en otra letra, no me gusta esa.

—Bien, entonces... —pronuncie buscando—. Eduardo —oculté lo más que pude mi sonrisa ante su rostro de desagrado.

—Como quieras, pero si es nena se llamará Alessandra.

—No, ni lo sueñes —suspiré derrotado—. Tú ganas —sonrió victoriosa.

Habíamos acordado que no íbamos a elegir ninguna variante de nuestros nombres. Cada persona es única y a ninguno de los dos nos gustaba que nuestros hijos se llamaran igual que nosotros. Debían tener sus propios nombres y como dijo ella: "originales y con un buen significado".

Después de horas de investigar, finalmente eligió Sella, nombre italiano que, según Vicky, significa "ella es libre" y tenía todo el sentido del mundo, al menos para nosotros. Y yo elegí Aaron que, aunque no es original, a ambos nos gustó y su significado es "luz". Sea cual sea, ese pequeño ser seria libre y la luz de nuestras vidas, sin duda alguna.

Salí del consultorio segundos después que ella luego de hablar a solas con la doctora. Miré a Vi con una gran sonrisa malvada y ella me dio una mirada amenazante. Me acerqué riendo, deposité un beso en su sien y caminamos de la mano hacia la salida.

Ahora soy el único que sabe el sexo y no sé si soy capaz de guardarlo por mucho tiempo, pero me esforzare por hacerlo. Nadie puede saberlo antes que mi novia así que deberé guardarlo hasta después del parto.

Tendré que luchar por dos meses contra mi habilidad innata de chismoso. Espero que el tiempo pase rápido. 




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¿Qué creen que es? ¿Niño, niña o extraterrestre? 🤣

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🦋 7 🦋

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Con amor, Juls❤

Con amor, Juls❤

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El Diario de Vicky © [DISPONIBLE EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora