XIV: Un momento de decisión

611 85 37
                                    

Olas, iwal que como anuncié hace poco, sé que se ha vuelto costumbre acrualizar los miércoles y que hoy es jueves. Pero lo subo hoy a modo de disculpa por haber estado tanto tiempo inactiva.

Si siguen acá dejenme decirles que los tkm y gracias por seguir aquí.

También este capítulo está un poco más cortito de lo normal, pero tiene lo justo y necesario así que sé que les gustará de todas formas.

También al final del capítulo dejaré algunos datitos curiosos que quizá no he nombrado/no se han dado cuenta/no se acuerden. A modo de disculpa, claro sjdjdjj

Que disfruten.

____________

________________

Esta semana Jotaro se incorpora de nuevo a las clases, solo espero que lo que intenté enseñarle durante todos estos días hayan dado sus frutos. Evidentemente, si él se integra a clases es porque la señora Holly se encuentra mucho mejor y puede controlar su stand con mayor facilidad así que ya no requiere de tantos cuidados ni vigilancia.

Hoy, lunes, volvimos a la normalidad. Trabajar juntos en clases cada vez que se requiera, conversar en los recesos, almorzar nosotros dos y nuestro mal tercio (Yumiko) y luego ir a su casa a estudiar o hacer tareas.

Me encuentro con Jotaro en su sala de estar, los dos sentados en el suelo y apoyando nuestros cuadernos en una mesita de café, lo estoy ayudando a estudiar para una de las tantas pruebas que tiene atrasadas por faltar tanto. Nuestro estudio es interrumpido por el teléfono que suena incansablemente.

—Dame un respiro. —Se queja él, se levanta y contesta el teléfono. —¿Y qué mierda quieres?

Su semblante cambia completamente, pasó de estar concentrado a estar realmente molesto por la llamada que acababa de recibir. La señora Holly llega corriendo y le quita el teléfono de las manos a Jotaro, él ni alcanza a reaccionar para hacer algo al respecto. Jojo vuelve a sentarse al lado mío y mira atentamente a su madre, yo hago lo mismo a pesar de que no entiendo nada de lo que está pasando.

Ella se queda hablando por el teléfono, ríe, le cuenta a la persona con quien está hablando sobre Jotaro, sus notas, las cosas que ha hecho, etc. Obviamente omitiendo los detalles sobre que ha faltado casi un mes a clases. El stand de ella se manifiesta y Jojo la mira con atención, pero ella lo extiende hacia la habitación donde estaba, probablemente para continuar la labor que estaba haciendo antes de ser interrumpida. Jotaro suspira con alivio.

—Continuemos. —Me indica.
Seguimos con lo nuestro hasta que la señora Holly se va. Yo aprovecho la oportunidad para preguntar y no quedarme tan intrigado por lo que pasó.

—Jojo… ¿quién era?

—Mi papá. No sé qué quería.

—Pero tu mamá reaccionó bien.

—Sí, eso me tranquiliza un poco.

La verdad es que por lo poco que la conozco, me he dado cuenta que la señora Holly suele esconder muy bien sus emociones negativas o sus malestares, probablemente esta haya sido una de esas situaciones. Pero al menos pudo controlar muy bien su stand, al punto de que lo utilizó para hacer otras cosas mientras hablaba con su esposo. Estoy realmente orgulloso de nuestro trabajo.

—Oye. —Jotaro llama mi atención,
sacándome de mis pensamientos. —Si mañana me va bien con esto, ¿quieres ir a comer algo después de clases? Para celebrar digo yo…

—¿Así como una cita? —Le pregunto.

—Mmm… sí… podría ser una cita.

—¿Y luego a comer helado? —Propongo.

—Tal vez.

—¿Tu invitas?

—Claro que no. —Se levanta del suelo. —Espera un momento.

Él sale de la habitación, yo espero. A los minutos después él vuelve con un billete de 10.000 yenes.

—El viejo invita. —Él rie y se sienta de nuevo conmigo. —¿Algo más para nuestra cita?

—Mañana veamos que surge.

Terminamos de estudiar, la señora Holly nos llama a cenar y, a pesar de que terminamos el entrenamiento, el señor Joestar de igual manera me llevó a casa. Mamá y yo todavía no encontramos a nadie de confianza que venga a hacer el aseo así que me ocupo de cocinar y barrer antes de que ella llegue. Mamá llega del trabajo y aunque ya cené, de igual manera la acompaño. Ella se encarga de lavar su plato y después de que termina, yo me baño y me voy a la cama. Mañana será un buen día.

Me levanto, visto, desayuno y preparo todo para ir a la escuela. Mientras guardo mis cosas, veo las pastillas que tengo escondidas en uno de los bolsillos internos de la mochila, las veo con culpa porque sé que mamá se esfuerza en buscar y darme un tratamiento para mi “enfermedad”, pero cierro el bolsillo, sé que no lo necesito y que todo lo que veo es real. Termino de guardar todo y salgo de mi casa.

Terminan las clases, Jotaro y yo nos dirigimos juntos a la salida, pensando en dónde iremos durante nuestra cita. Pero nos encontramos con el auto de la señora Holly estacionado fuera de la escuela, con el señor Joestar y Avdol fuera del auto.

—¡Jotaro! —Grita el señor Joestar para llamar su atención y le hace señas con la mano.

—¿Qué quiere este viejo ahora? —Dice Jojo para sí mismo. —Espérame un poco. —Me avisa y va donde él.

Yo espero pacientemente, sin moverme del lugar en el que estaba. Jotaro regresa con una expresión de disgusto, presiento que algo malo va a suceder.

—El viejo dice que tiene que ver unos asuntos de la fundación y que debo acompañarlo porque tengo que aprender y esas basuras.

—¿Lo dejamos para mañana entonces?

—Si no tengo nada para la tarde, entonces sí.

Al día siguiente sí que podemos salir juntos a tomar helado y luego a comer ramen en un puesto callejero. Nos sentamos en la barra y pedimos cada uno lo que se le antojaba, aquí es cuando yo decido preguntarle qué había pasado ayer.

—Jojo, hay algo que me estaba preguntando.

—¿Sí?

—¿Tú fuiste a la casa de Yumiko ayer?

—¿De qué hablas? —Me pregunta desconcertado. —¿Por qué iría a casa de Yumiko? Ni si quiera me agrada.

—Ella me contó que su papá le había dicho que ayer tuvo una reunión con 3 tipos bien raros durante la tarde. ¿De casualidad no eras tú, el señor Joestar y Avdol?

—No. Fui a hacer unas cosas de la fundación ¿Qué tendría que ver el papá de Yumiko con la fundación Speedwagon?

—¡No lo sé! —Exclamé. —¿Entonces qué hiciste ayer?

—Nada. Reuniones aburridas sobre investigaciones y esas cosas. —Hace una mueca de desagrado. —Ni puse atención a lo que decían, pero según el viejo debo estar ahí para “aprender”.

Suelto un suspiro y procedo a comer mi plato antes de que se enfríe. Jotaro puede ser tan pesado cuando se lo propone. No tuve muchas ganas de hablar después de eso, siento que hay algo que no quiere contarme, pero tampoco es muy conveniente presionarlo. Esto de manejar la fundación realmente que lo abruma. La cita termina cuando él me va a dejar a mi casa, yo lo invito a pasar, pero se niega sin darme excusas ni nada.

Los días continúan pasando, llega el sábado y con ello la boda de papá. Durante la mañana y la tarde veo que mamá aún sigue en bata y pantuflas, sin molestarse en vestirse. Yo, por mi parte me arreglo para estar listo cuando me vengan a buscar.

Papá llega, yo me despido de mamá dándole un beso en la mejilla, mientras que ellos ni se molestan en saludarse. Vamos a buscar a Jotaro y curiosamente está usando la ropa que mamá le compró hace una semana, pero con los mismos pantalones y zapatos del uniforme escolar.

Me doy la media vuelta para ver a Jotaro en el asiento de atrás. Quiero burlarme de él, pero me lo pienso dos veces y mejor callo. Yo quería decirle “qué guapo te ves”, de forma irónica para burlarme de que tuvo que colocarse su uniforme. Pero no pude, papá está aquí y lo que diga podrá ser malinterpretado. Solo le sonrío a Jotaro y le hablo procurando ser cuidadoso con mis palabras y acciones.

—Gracias por venir. —Le expreso.

—Dame un respiro.

Tampoco pareciera que tuviera muchas ganas de venir, así que simplemente me callo. Papá nos va a dejar al recinto donde será el matrimonio, nos sentamos obviamente en los primeros asientos del lado del novio, que estaban previamente reservados para nosotros, con nombre y todo. Papá, por su parte, se fue a recepción para continuar arreglándose.

—Oye —Jotaro llama mi atención. —Te ves muy bien.

—SHHH —Lo hago callar. —Aquí no.

—Pfff… —Deja de mirarme, se cruza de brazos y se echa en la silla. Parece un verdadero niño pequeño haciendo un berrinche.

Hay que ser discretos, a pesar de que es una boda pequeña, viene mucha gente conocida (y otra no tanto) que son círculo cercano de mi papá y fácilmente podría llegar a sus oídos de que mi “mejor amigo” me andaba coqueteando. Entre los invitados logro identificar a algunos familiares lejanos, esos que no veo hace casi 10 años, pero están y existen. Incluso una señora se me acercó a decirme “qué grande estás, yo te cargaba cuando eras chiquito”, mientras que yo no tenía ni idea de quién era, dijo que era prima de mi papá, pero yo ni enterado de quien era. También están algunos de los compañeros de trabajo de papá. Por el lado de la novia no identifico a nadie, ni idea de quién es toda esta gente.

Comienza la ceremonia, entra papá y a los minutos después llega Mina. Se escuchan unos susurros atrás mío.

—Ni sé por qué se casan de blanco estas niñas de ahora. Mírale la panza.

Y claro, en parte tienen razón, a Mina ya se le comienza a notar la pancita, yo estimo que debe tener unos 4 o 5 meses de embarazo. Pero, por otra parte… ¿qué le importa a esta gente prejuiciosa si alguien se casa virgen o no? ¿O cualquier otra cosa? Es por este tipo de cosas que no quiero contar nada sobre mi relación. Y es más, sé que papá es igual de prejuicioso que estas señoras, pero si a él le ocurre, está bien, no pasa nada, si le ocurre a alguien más es una deshonra o qué se yo.

El juez está diciendo los votos matrimoniales, observo de reojo a Jotaro, quien está igual o peor de aburrido que yo. Después de un largo discurso, por fin llegaron al sí acepto.

—Si hay alguien quien se oponga a este matrimonio, hable ahora o calle para siempre.

Sí que me dan ganas de oponerme, esta mujer le coqueteó a mi… mi… mi… eso… ¡En frente mío y de mi padre! Pero claro, papá se lo va a pasar por donde no quiero nombrar, como todas mis opiniones, y continuará con la boda, así que no vale la pena.

Pasa todo lo aburrido y nos vamos a recepción. En la mesa principal se sientan los recién casados, los padres de Mina (debo aclarar que aparentan más o menos la misma edad que mi padre), Jotaro y yo.

—Un gusto conocerte Noriaki. —Dice la madre de Mina. —Nos han contado mucho sobre ti. ¿Quién es este chico que te acompaña?

—Es un amigo de Noriaki. —Responde papá. —Lo invité para que no se aburriera. —No es cierto, es para poner a prueba a Mina y anular el matrimonio si es necesario.

Comimos, la “feliz pareja” bailó una canción romántica juntos, tiraron el ramo y… llegó la hora de la fiesta. Hay gente que bailó (principalmente los invitados de la novia) y otros que simplemente se quedaron charlando en las mesas. Jotaro y yo quedamos solos en nuestra mesa, él bebiéndose una cerveza y yo una limonada. Cuando de repente vuelve a sonar música romántica, él me queda mirando mientras sonríe.

—¿Quieres bailar?

—No Jotaro, por favor, deja de insistir.

—Bah… ¿qué saco con pedirte cosas? Nunca quieres nada. —Se bebe la mitad de su cerveza restante de golpe y deja la botella en la mesa. —Voy a buscar otra.

Eso hace, trae otra cerveza, yo me quedo con él, pero ni hablamos. Se bebe la cerveza y trae otra, otra, otra y otra más. Se levanta para ir al baño y vuelve para seguir bebiendo. No hablamos, es un silencio incómodo, pero tampoco quiero dejarlo solo, así que solo esperamos a que pasen las horas y nos vayamos por fin cada uno a su casa.

Papá nos ofrece llevarnos a nuestras casas. Durante el trayecto a casa de Jotaro, él se queda dormido en el auto. Yo lo despierto para que se baje del auto y se vaya a casa, él baja del auto dándole un golpe a la puerta.

—¡Oye! —Mi padre baja la ventanilla del asiento del conductor. —¡Cierra más despacio la puerta!

Jotaro simplemente lo ignora y entra tambaleándose a su casa.

—Niño malagradecido. Lo invito a mi boda y mira cómo se comporta.

—Iré a ver qué le pasa. —Le aviso y me bajo del auto.

Corro para entrar a la casa, sin importarme si me permiten entrar o no, total ya soy como de la familia, no creo que a la señora Holly le moleste.

—¡Jojo! ¿Dónde estás?

Camino por los pasillos de la gran casa, para encontrarlo echado en el sofá sobándose las cienes.

—¿Qué mierda quieres ahora?

—Solo quiero hablar contigo. —Me siento en el suelo, al lado del sofá. —Quiero saber qué te pasa.

—¿En serio me vas a preguntar eso? ¿No es obvio?

—No lo es, por algo te estoy preguntando.

Él se incorpora para sentarse en el sofá, quedamos cara a cara, él obviamente está ligeramente más alto que yo, lo que lo hace ver aún más imponente.

—Te lo diré una sola vez.

Instantáneamente me pongo nervioso, está realmente molesto y todo es por mi culpa. No sé exactamente qué es lo que hice, pero algo he hecho mal y eso me hace sentir fatal.

—Estoy harto de que me rechaces una y otra vez. Yo quiero hacer algo contigo y todo es “no, nos van a ver”, “no, se van a enterar”, “nos van a juzgar”. —Sus ojos se humedecen, pero los presiona con las mangas de su camisa para evitar que le caigan las lágrimas. —Estoy tratando de llevarme bien con tu papá para que me quiera y cuando le digas sobre nosotros él tenga una opinión positiva… o al menos no me odie. —Llega el punto en donde ya no se aguanta las ganas y llora, yo también lo hago, no soporto verlo así. —Estoy cansado de esto. Ahora quiero que te vayas.

—¿En serio? —Lo tomo de la mano para convencerlo de lo contrario, pero él me la quita.

—Muy en serio.

Me levanto y me voy con lágrimas en los ojos. Subo al auto junto con papá. Él me pregunta qué sucedió, pero me niego a responder.

Suspiro, me relajo, y ya al llegar a casa dejo de llorar. Me despido de papá y salgo del auto. Encuentro a mamá sentada en el sofá de la sala de estar, con la misma ropa elegante que compró el otro día junto a mi traje, viendo una telenovela basura y con una copa de champagne en la mano. Mientras que el resto de la botella, que ya le queda apenas ¼ de su contenido, se encuentra en la mesita de café.

—Hola mamá… ¿Por qué tan elegante?

—Estoy celebrando mi nueva vida.

—¿Nueva vida? —Pregunto extrañado, mientras cierro la puerta.

—Ahora que tu papá se casó, seré una nueva mujer. Él tendrá la vida que siempre quiso y yo tendré la mía. ¿Y a ti? ¿cómo te fue?

No quiero hablar sobre eso ahora. No le diré.

—Siéntate hijo, vamos a hablar un rato. —Hace un espacio en el sofá y da unos golpecitos con la mano, indicando que me siente, yo obedezco. —El amor no es para nosotros hijo, le pasó a mi padre, le pasó a mi hermana, me pasó a mi y te pasará a ti. —Su voz me lo dice todo, está completamente borracha.

—Hueles mucho a alcohol.

—Ay Nori… es lo de menos. Escúchame —oh no… va a contar de nuevo cómo es que mi abuela los abandonó. —Mi mamá se fue de la casa cuando yo tenía 5 años y tu tía 7… nos dio las buenas noches y al día siguiente ya no estaba. Después papá se volvió a casar, pero uno o dos años después su esposa murió. Al final papá murió de un infarto cuando entré a la universidad. —Hace una breve pausa para beber rápidamente el resto de vino que quedaba en su copa.

—¡Ya es suficiente! —Me levanto y le quito su copa sin mayor dificultad, dejándola luego en la mesita de café. —Vamos a dormir.

—¡No quiero! Es muy temprano —protesta.

—¡Vaaaaamos! —Le ordeno mientras la tomo del brazo e intento que se levante, pero se resiste y se echa atrás en el sofá.

—¡No quiero! quiero seguir conversando contigo.

Lo mejor que puedo hacer en este momento es negociar con ella.

—Vamos. —Me cruzo de brazos para que sepa que voy en serio. —Vamos a seguir hablando, pero en la camita… y sin beber nada. —Le extiendo la mano para ayudarla a levantarse.

—Eres un pesado. —Me toma de la mano y yo hago fuerza hasta levantarlo, de nada me ayuda que se tambalee por lo borracha que está. —Eso lo heredaste de tu padre.

—Ajá… —La sujeto para que no caiga. Lentamente y con mucho cuidado, la guío hasta su habitación.

—¿Sabes? Con tu padre pasamos muy buenos momentos. Él también me llevaba así cuando estábamos juntos y me emborrachaba.

—¿Ah sí? —Finjo incredulidad, mamá se olvida de que siempre me cuenta estas cosas cuando está ebria, claro, luego se le olvida todo lo que me dijo a la mañana siguiente.

—Sí. Él tampoco es de beber mucho, supongo que eso lo sacaste de él también.

Entramos a la habitación y siento con delicadeza a mi madre en la cama, la ayudo a desvestirse y colocarse el pijama. Luego de asegurarse de que ella se acueste, yo me desvisto también, quedando solo en camisa y ropa interior. Me acuesto en el otro lado de la cama para poder escucharla, tal como se lo prometí. Ella continúa con su parloteo.

—No voy a negarte que tu papá fue un buen novio. —Sonríe con nostalgia por recordar todos los buenos momentos que pasaron juntos. — Salíamos a comer a restaurantes caros, nos íbamos de viaje, me compraba cosas… era todo tan bonito. Luego nos casamos y empezó todo, todo lo malo. —Su expresión cambió completamente, ahora frunce el ceño con rabia y resentimiento. —Quería que le planchara, que le lavara, que le limpiara… y él se excusaba con que el trabajo y que llegaba cansado… ¡Mientras que yo también tenía que trabajar y llegaba a limpiarle todas sus porquerías! ¿Es injusto o no es injusto? —Hay un pequeño silencio. —¡Responde! ¿ES INJUSTO O NO ES INJUSTO? —Habla un poco más y logra llamar mi atención.

—Sí, es injusto, pero no hables tan fuerte que despertarás a los vecinos.
—Luego te tuvimos a ti y fue soportar aún más mierda de su parte. —Ahora se ríe, yo creí que estaba enfurecida, pero esta reacción fue muy extraña.

—¿De qué te ríes?

—¿Cómo se llama esa niña con la que se casó tu papá?

—Mina.

—Pobre Mina, si supiera dónde se está metiendo. Encima van a tener un hijo, va a pasar por toooodo lo que yo pasé.

—¿Tú sabías que ella estaba embarazada?

—Sí, piensa que en esto de las empresas todos se conocen y hacen negocios juntos. No lo entenderías. La cosa es que todos, todos, toditos saben que si una chica joven y bonita se casa con un viejo con plata como tu papá es porque quiere dinero fácil y créeme que él lo sabe, pero se hace el tonto porque es una esposa trofeo. En fin… también se supo que adelantó el matrimonio porque qué vergüenza tener un hijo fuera del matrimonio. —Dice esto último en tono irónico. —Igual… quiero saber la reacción de tu papá cuando lo deje por un chico más guapo, joven y con dinero.

No sé qué decir respecto a eso, o sea, tiene sentido. TODO TIENE SENTIDO. Que Mina le coqueteara a Jotaro mientras comíamos juntos, claro, porque es guapo, joven y aspira a heredar mucho dinero. Por lo que dice mamá, papá sabe que Mina está con él por su dinero y por eso la “perdonó” cuando le coqueteó a Jotaro. Me da un poco de pena pensar que papá se anda metiendo en una relación superficial y sin amor, pero él sabe lo que está haciendo, no puedo hacer nada aquí. Mientras ella no intente coquetearle de nuevo a mi chico, supongo que no debería preocuparme.

—Me di muchas vueltas, ¿de qué estábamos hablando?

—Sobre que el amor no es para nosotros… —Le respondo.

—Ah… De tu tía no voy a hablar, ella es un mar de malas decisiones. Mira que dejar a su novio para irse a Europa y después volver a encerrarse en un departamento. Su vida es realmente miserable. Mientras que tú… no sé ¿cuál es tu excusa para no salir con Jotaro?

¿Qué? Eso realmente me tomó por sorpresa. Es que… ¿por qué lo sabe? No debería saberlo.

—Ehm… yo… —realmente me pongo nervioso, no sé si seguirlo negando o no.

—¿Sabes qué? Da igual. Como tu madre que soy, mi consejo es que aproveches la oportunidad porque no sabes hasta cuando te puede durar.

—¿A qué te refieres?

—¿Para qué te das tantas vueltas si igual van a terminar después? —Bosteza, parece que el alcohol ya le está haciendo efecto como somnífero. —Te va a pasar también así que aprovecha.
Sus palabras no son nada alentadoras, es increíble como cambia cuando se emborracha. Pasa de ser una madre amorosa a una señora escandalosa y sin nada de filtros. Sea verdad o no, todo lo que está hablando no es nada amable.

—Creo que me dio sueño. —Invento esa excusa para poder irme de la cama, pero ella me sujeta la muñeca antes de que yo me pueda ir, además de que, no sé si es accidental o no, me entierra ligeramente sus uñas en mi piel. —Suéltame, me estás haciendo daño.

—Quédate a dormir, como cuando eras pequeño.

Yo la miro extrañado, entiendo que no quiera quedarse sola, pero es extraño que le pidas a tu hijo adolescente que se quede a dormir.

—Estás tan grande mi Nori. Luego no podré dormir contigo.

Yo cedo, pero le aparto su mano. Ella comienza a hacerme cariñitos en el pelo.

—Ni me di cuenta cuándo fue que creciste tanto. Todavía me acuerdo cuando te tomé en brazos por primera vez y ahora mírate, eres todo un hombre.

—Sí, sí. —Sonará cruel, pero tanto parloteo de señora borracha ya me tiene harto. —Yo cierro los ojos y me acomodo para “dormir” aunque realmente no tenga sueño.

—Buenas noches mi bebé.

—Buenas noches.

Siento un beso en mi frente y luego, por los ligeros sonidos y movimientos de la cama, intuyo que ella también se acomodó para dormir. Mamá se duerme profundamente casi de inmediato. Yo pienso en irme a mi habitación, estaré más cómodo allá, sin el olor a alcohol o los ronquidos de mamá. Pero mejor decido quedarme, si mañana se despierta y se acuerda de algo entre todas las cosas que pasaron, le rompería el corazón saber que me levanté de la cama. Acá me quedaré.

Estuve toda la mañana del domingo con la cabeza dando vueltas con los parloteos de mamá. Los mensajes que me mandó fueron muy confusos, que me quedaré solo, pero a la vez debo lanzarme a la piscina y aprovechar las oportunidades que tenga. Pensándolo yo solo, no voy a llegar a ninguna parte. Cerca del mediodía llamo a Yumiko para avisarle que iré a su casa a hablar con ella y que me ayude.

Ella me recibe con los brazos abiertos en su casa. Aunque venir no se me hace completamente agradable, aquí apesta a cigarro, no es como cuando mi mamá o Jotaro fuman y se les queda el olor impregnado en la ropa, aquí huele como si la gente fumara dentro de la casa. Yo me tapo la nariz por inercia, mientras Yumiko se queda extrañada mirando mi reacción.

—¿Pasa algo? —Me pregunta.
Yo susurro, pues no quiero parecer irrespetuoso con quienes me reciben como visita en su hogar.

—Aquí está pasado a cigarro.

—Perdón, vamos a la terraza.

Para allá vamos, la terraza es un pequeño espacio con una mesa de exterior con tres sillas, una silla plegable donde está la mamá de Yumiko tomando el sol y fumándose un cigarro y algunas decoraciones con plantas. Yumi y yo nos sentamos en las sillas de la mesa de exterior. Ella, al igual que su madre, prende un cigarro.

—Ahora cuéntame, qué sucede.
Yo no digo nada, la presencia de la madre de Yumiko me causa incomodidad, además, no sé cómo reaccionaría ella ante lo que le contaré a su hija.

—No sé…

—¿Es por mi mamá? No te preocupes, no dirá nada.

—Sí, Kakyoin. De hecho, si quieres puedo aconsejarte también. Yo también fui joven y no hay nada que yo no he vivido.

Sus palabras me tranquilizan un poco, pero sigue siendo incómodo tener que contar esto.

—Es que… estoy con alguien.

—Ya… —La señora se levanta de la silla plegable y se sienta junto con nosotros en la mesita de exterior, para escucharme mejor, supongo. —¿Qué más?

—Pues nos queremos mucho, pero es una especie de… amor prohibido y ya llegamos al punto en que queremos formalizar. —Ni sé cómo es que las palabras salen de mi boca, estoy dándome tantas vueltas para admitir que estoy saliendo con otro chico. —Y… yo igual quiero, pero no sé cómo va a reaccionar la gente.

—Ya veo… ¿Son de diferentes clases sociales o son homosexuales? —Qué pregunta tan directa, creo que ni estaba preparado para esto.

—¡MAMÁ, POR FAVOR! QUÉ DESUBICADA —La regaña Yumiko. —Déjalo que cuente lo que tenga que contar.

—Oh… vamos. Necesito saber para poder ayudarlo.

—Es eso. Yo soy gay. —Admito.

—¿Y? ¿Qué es lo que te da tanto miedo?

—Que no vaya a funcionar o que la gente nos discrimine por ser quienes somos.

—Escúchame. A veces tenemos que hacer sacrificios por las cosas que queremos, yo tuve que sacrificar muchas cosas para crear este hogar.

—¿Cómo qué? —Le pregunto.

—¿No le has contado, Yumiko? —Se dirige hacia su hija.

—No, él no tiene por qué saber toda mi vida.

—Yo le contaré…

Yumiko da vuelta los ojos en señal de desagrado, su madre le da un pequeño regaño y pasa a relatarme su historia de amor. Básicamente ella y su esposo eran miembros de una banda, ambos tocaban la guitarra, como trabajaban codo a codo, lo natural es que se terminaran enamorando y se casaron. Pero luego decidieron tener hijos, ella no podía concebir así que intentaron adoptar. Por lástima, les negaron la adopción, dado que dedicarse a la música demanda mucho tiempo, tiempo que no podrían dedicarle a su futuro hijo. Así que debieron elegir, continuar en su banda o tener un hijo, ambos se decidieron por la segunda opción y ahí es cuando Yumiko llegó a sus vidas.

—¿Ves? En algunas ocasiones debes sacrificar una cosa por la otra. —Me dice tras terminar su larga historia. —Ahora es cuando debes decidir la opinión de la gente o a tu chico. Claro, siempre corres el riesgo de que no te salga bien y sacrifiques cosas por nada.

—¡Ese es el problema! No sé qué hacer.

—¿Pero si tuvieras que elegir? —Me pregunta Yumiko.

—¡Claro que lo elegiría a él!

Ambas mujeres me sonríen, yo no entiendo nada.

—Ahí tienes la respuesta, chico. —Dice la mujer.

—¿Entonces le pedirás ser novios?

—No lo sé aún. Tengo muchas cosas que pensar.

Yumiko se golpea la frente completamente decepcionada de mí.

—Es eso o dejarlo, tarde o temprano se aburrirá de esta dinámica y lo sabes. —Me dice mi amiga.

—Yo elijo… no sé.

Continué hablando con ellas durante un buen rato, pero no llegamos a nada. Ellas pensaban que debía arriesgarme de una vez por todas, pero mi temor intervenía. El padre de Yumiko nos llamó a almorzar y después de eso me fui a casa. Tuve mucho tiempo para pensar y creo que ya tomé una decisión, ahora solo debo llevarla a cabo.

Llego a casa, saludo a mamá, que aparentemente ya se siente mejor, y me voy a mi cuarto. Veo mi celular encima de la mesita de noche. ¡Vaya! Tengo dos llamadas perdidas de Jotaro y otra de la señora Holly, intento llamarlos de vuelta, pero ninguno me responde.

Pasa el día, yo me dedico a estudiar y hacer algunas tareas que tengo pendientes. Ya por la noche me llega un mensaje de texto de Jotaro: “No iré a clases mañana. Ven a mi casa después de clases, debo entregarte algo”.
Aquella noche se me hace muy difícil conciliar el sueño, con suerte habré dormido tres horas. Estoy tan nervioso.

Yumiko y yo nos juntamos a la hora de almuerzo, yo le cuento que hoy lo veré y lo que tengo planeado hacer. Ella promete ayudarme.

—Todo estará bien, te lo prometo.
Llega la hora de la salida, Yumiko me acompaña camino a casa de Jotaro para que yo no esté tan mal. Esto es muy difícil y agradezco mucho su apoyo. Vamos haciendo algunas paradas, yo quiero alargar el tiempo todo lo que sea posible. ¡De verdad que no me siento preparado para esto!

Recibo una llamada de Jotaro, pues claro, me estoy tardando en llegar a su casa.

—¿Vas a venir? —Me pregunta apenas yo contesté el celular.

—Claro que sí, dame unos minutos. Voy en camino.

Yo cuelgo, tengo la mano en el corazón en este momento. Yumiko me toma del brazo y me ayuda a caminar hasta que llegamos a nuestro destino. Ella se aleja una cuadra para no ser vista, dijo que me esperaría 15 minutos para estar conmigo si algo salía mal.

La señora Holly me recibe con mucho amor y hospitalidad como siempre, mientras que yo entro como si esta ya fuera mi casa.

—Jotaro está en su habitación, dice que te está esperando.

Yo voy hacia allá y lo encuentro sentado en el suelo, sobre su futón, yo me siento a su lado y nos miramos fijamente.

—El viejo se fue en la madrugada. Te dejó esto. —Él me pasa un sobre, yo lo abro y veo que tiene bastante dinero, mientras empiezo a contarlo, él vuelve a hablar. —Te llamé ayer para que vinieras a despedirte, dijo que lamentaba no haberse despedido de su nuevo nieto.

—Yo igual lamento mucho no haber venido. Salí y dejé el celular en casa, perdón. —Termino de contar el dinero y me llevo tremenda sorpresa. —¿5000 dólares? ¿No había dicho que eran 3500? Incluso hasta 3500 me parece excesivo, es demasiado.

—3500 por entrenar a mamá y otros 1500 para tus gastos, tómalo como un regalo.

—Gracias, supongo.

—Oye… —Llama mi atención. —hay algo que quiero hablar contigo.

—Sí, yo igual quiero decirte algo.

—Dame un respiro. Comienza tú.

Llegó el momento, desde aquí ya no hay vuelta atrás.

—Verás… me demoré un poco porque te traje algo. —Abro mi mochila. Sé que esto fue un poco apresurado y que no tiene la mejor presentación del mundo, pero sé que lo apreciará. Saco un montón de fruta, 3 manzanas, un racimo de uvas, 5 plátanos y 2 paltas, sinceramente no sé cómo me traje todo esto en la mochila.

—¿Y todo eso?

—Es para ti, un regalo. —Se los ofrezco y él los recibe, dejándolos en el otro lado del futón. —Y eso no es todo.

—¿No? Te debió haber costado una fortuna.

—No es nada, es para que sepas cuánto te quiero. Perdón por lo del otro día.

—Estás perdonado.

—Bueno, ya me disculpé. Pero falta algo más.

—¿Algo más? —Me pregunta.

Yo me siento de rodillas frente a él y saco unas tijeras de mi bolsillo. Ahora, me quito la chaqueta del uniforme escolar y la dejo entremedio de nosotros. Creo que él sabe lo que voy a hacer, pero no me importa, solo me observa. Cuidadosamente corto todos los hilos que unen el segundo botón de mi chaqueta con la tela, lo hago un poco lento a decir verdad, porque las manos me tiemblan como si no hubiese un mañana.

—La tradición dice que es en el día de graduación.

—Sí, así como dice que se le debe dar a la enamorada, pero tu eres mi enamorado. Mandemos un poquito a la mierda las tradiciones.

Desprendo el botón por completo y lo sostengo entre mis manos. Lo observo un par de segundos hasta que decido entregárselo. Le entrego el botón, pero no suelto sus manos, solo nos quedamos mirando fijamente.

—Nori.

—¿Qué sucede?

—Gracias. ¿Eso era todo?

—No. Verás… me lo estuve pensando mucho este fin de semana ¿sabes? Y a decir verdad, sigo teniendo muchos temores con respecto a todo. Pero creo que estoy listo para afrontar lo que se viene. —Me sincero.

—¿Eso quiere decir qué…?

Inhalo y exhalo. Necesito un poco de aire para lo que voy a decir.

—Seamos novios, Jotaro. Desde hoy y desde ahora.

—¿Entonces dejarás de negarme?

—Sí. Si me dices que sí, lo primero que haré al llegar a casa será contarle a mamá. Después llamaré a papá para preguntarle cuándo puedo ir a su casa a decirle.

Él guarda silencio, no me responde nada. Me temo lo peor, así que insisto una vez más.

—¿Quieres ser mi novio, Jotaro?

—Claro que sí. —Me responde. —Si quiero.

Igual que cuando me declaré, ya no sé qué hacer, solo suelto sus manos dejando el botoncito que le regalé. Él me sonríe y yo le sonrío de vuelta. Él guarda mi obsequio en uno de sus bolsillos y procede a abrazarme completamente de sorpresa.

—La verdad es que no pensé en que este día llegaría. —Me comenta. —Estoy muy feliz.

—Yo igual. —Le doy el abrazo de vuelta, tocando con mucho cariño su espalda y apreciando este momento con él. A decir verdad, estoy algo preocupado, pero a la vez aliviado porque por fin pude dar este gran paso. —Ey… ¿qué querías decirme recién? —Interrumpo este lindo momento para hacerle esa pregunta.

—Nada, cariño. Ya no es nada.

Así como fue que hoy, 18 de Octubre de 2010, Jotaro y yo nos volvimos novios.

__________

AAAAAA POR FIN

Ya. Pa empezar ¿les gustó? Está un poco corto para mi gusto, pero con tanta crisis que tuve en estos casi 3 meses se me hizo imposible escribir. Haré todo lo posible por tener el siguiente en menos tiempo.

También quiero comentarles de que está terminando la parte 1 del fic. ¿O sea que habrá parte 2? SÍ, HABRÁ PARTE 2. ¿Les gustaría leerlo acá mismo o creo una historia aparte? Ustedes deciden cómo se les hace más cómodo.

Ahora les lanzaré algunos datitos curiosos.

-Origen de Yumiko: A decir verdad esta hermosa personaje surgió a partir de un rol que tenía en 2014 xDDD la cosa es que me gustaba mucho la banda the gazette y yo re shipeaba a sus guitarristas. Así que con una amiga creamos un rol de ellos dos en donde adoptaban a una hija llamada Yumiko.

‐La referencia de algunos capitulos anteriores: No sé si se acuerdan pero hace un par de capítulos atrás conté que puse una referencia y nadie supo encontrarla, así que ahora se las cuento. Como dije antes, los padres de Yumiko están basados en los guitarristas de la banda the gazette (Aoi y Uruha), de hecho el apellido de la familia (Kouyou) es el apellido IRL de Uruha xDDD (que verguenza contar estas cosas del 2014)

-La mami de Nori: Para recordarles, su nombre legal es Kakyoin Hanako (pero odia que la llamen por el apellido de su ex), actualmente tiene 50 años y está de cumpleaños el 1 de Enero. La vdd es que no se me ha ocurrido un apellido de soltera para ella, pero está en proceso xD

¿Hay alguna duda que quieran que se los responda en comentarios o el prox capítulo? Déjenlas aquí y yo responderé.

Supongo que eso es todo por ahora. LOS TKM Y NOS VEMOS PRÓXIMAMENTE

BAI BAI 💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖💖

Best Friends [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora